Veinticuatro

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Cuando Skeppy sintió el jalón en su mano supo que todo estaba perdido. Ni siquiera alcanzó a comprender bien cómo era que la situación se estaba desarrollando. Su mente no reaccionó aún cuando sintió el tirón de sus hombros hacia atrás, en dirección a Bad. Tampoco alcanzó a registrar el movimiento inmediato del hacha y el sonido del fuerte golpe que hizo el guardia cayendo al suelo.

Sus oídos estaban tapados y sólo escuchaba su corazón latir fuerte en contra de su caja torácica.

—¡Plan B! —escuchó decir a alguien muy en el fondo. ¿A quién? Ni idea. Pero el plan B era...

—¡No, el C! —gritó, despejando su mente lo suficiente como para poder hablar.

—¡¿Qué?! —respondió una voz. ¡¿De quién era la jodida voz?!—. ¡Eso sólo es si estábamos cerca de la sala antes de ser descubiertos, el cual no es el caso! ¡Tenemos que irnos!

—¡Tenemos que aprovechar el momento! —exclamó mientras trataba de centrarse. Pero no podía. Todo estaba dando vueltas y no sabía siquiera cómo era que seguía de pie.

—¡Skeppy tiene razón, Technoblade, quizás no tengamos otra oportunidad así jamás! —Ese era Bad... ¿verdad?

—¡Los van a matar!

—¡No hay otra opción! —exclamó Skeppy, sintiendo que recuperaba algo de sentido en sí mismo con esa expresión. Sus latidos fue todo lo que escuchó hasta que Techno soltó un gruñido y habló.

—¡Ugh, bien, pero si nos matan, les haré la eternidad difícil en el infierno!

—Ya estamos en el infierno, Techno —Skeppy enfocó la vista por primera vez y pudo escuchar bien por fin. Su letargo había terminado—. Además, Technoblade nunca muere, ¿no es así?

No hubo más que decir. O más bien, no hubo tiempo de decir algo más. Comenzaron a correr inmediatamente. La mano de Bad no lo soltó. Esta envolvía su muñeca y cubría gran parte de su brazo. Incluso aunque sus piernas no eran tan largas como las de sus dos compañeros, la gema se las apañó para lograr igualar sus pasos y no dejar que simplemente fuese arrastrado por el lugar. Su entrenamiento no le iba a valer para solamente ser una muñeca de trapo en el mismísimo momento de la acción.

Arriba de las escaleras, debían girar a la izquierda, seguir recto hasta encontrar otras escaleras y subir. Entonces derecha, recto, izquierda, recto hasta el pilar de piedra negra medio-derruido, allí girar a la derecha, recto y subir las escaleras, entonces recto hasta llegar a una gran puerta. La sala de portales.

El estómago de Skeppy se sintió desaparecer cuando pensó en eso. Era mucho que recorrer. No lo iban a lograr, y menos si…

El sonido de un bramido, como una jauría de hoglins yendo tras alguien, resonó por todo el lugar, sacudiendo las paredes y haciendo a los tres amigos encogerse del puro terror que les causó escucharlo. La alarma había sonado. Los guardias comenzarían a agruparse y a perseguir a la posible amenaza que amenaza a su bastión.

—¡Mierda! —gritó la gema sin poder evitarlo. La mano que le sostenía se tensó, pero Bad no dijo nada.

—¡Por aquí! —exclamó Techno. Las almas gemelas no dudaron ni un sólo instante en seguirlo, pero Skeppy no tardó en percatarse del rumbo equivocado.

—¡Ese no es el pasillo! —exclamó, frenando un poco su carrera. Bad comenzó a aminorar el paso de igual manera, confundido.

—¡Tenemos que cambiar de rumbo! —gritó el piglin—. ¡Conozco los protocolos, por ese pasillo…

Mente en blanco [Skephalo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora