Dieciocho

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Nadar en lava con poción de cuerpo ignífugo corriendo por sus venas se sentía como nadar en simple agua caliente, sólo que no dejaba ver nada más que anaranjado, rojo y amarillo. Prácticamente estaba a ciegas.

Estaba completamente sumergido y no veía la forma de salir. No distinguía ni siquiera la posición en la que su cuerpo se encontraba. Se hallaba ingravido flotando en la lava. Comenzó a dar brazadas experimentales y, maldición, realizar la acción era horriblemente malo. La sustancia era espesa y dificultaba el movimiento.

Skeppy se tomó lo que él sintió como una hora para alcanzar a distinguir algo de netherrack bajo la lava. Una pared que ascendía. Siguiendo esa pista, siguió en esa dirección, escalando por la pared de la piedra rojiza que pronto le ayudó a salir hasta la superficie. Casi sintió las lágrimas salir de sus ojos ante la vista del nicelio distorsionado que adornaba el suelo de ese bosque azulado de hongos gigantes. Salió con cuidado, escupiendo tragos de lava que se le habían metido en la boca. Mierda, ojalá no haber tragado nada.

La lava que cubría su cuerpo cayó lentamente, deslizándose y dejándolo sin un sólo rastro de ella sobre el cuerpo. Sorpresivamente, ni su armadura ni su ropa se había perdido en la lava. Él… nunca iba a entender las pociones.

Sintió el efecto debilitarse y, poco a poco, empezó a desaparecer. Sonrió, feliz. ¡Lo había logrado! ¡Lo había jodidamente logrado!

Se dejó caer al suelo, lejos de los mini-charcos de lava que había creado al salir y soltó una risa alegre. Levantó la vista hacia el bastión y alcanzó a distinguir a los piglins mirándolo, furiosos. Algunos soltaron un golpe violento contra una pared, creado una nueva grieta en la pared derruida (¿así era como se habían creado las otras grietas que plagaban el sitio?) y comenzaron a alejarse. Pero uno de ellos se quedó. Skeppy lo reconoció como aquel al que había agredido. Ese guardia miró fijamente a la gema antes de hacerle unas cuantas señas que le enviaron escalofríos por todo el cuerpo.

Con un dedo, le hizo la señal típica de «Date la vuelta» y después se pasó un pulgar por el cuello.

«Estás muerto»

… ¿Eh?

La mente de Skeppy comenzó a trabajar de nuevo a tanta velocidad que incluso se mareó. ¿Dónde estaba? Un bosque distorsionado. ¿Qué había allí? Endermans. Los endermans no eran agresivos a menos que se les mirase a los ojos o se les golpease. ¿Entonces? ¿Qué más criaturas podrían haber en uno de esos bosques? ¿Qué…

Oh. Oh, no.

«No te acerques al bosque distorsionado al lado del bastión, se ha visto a un demonio Wither rondando por el área. La gran mayoría son hostiles y no le tomaría más de cinco minutos liquidarte».

Las viejas palabras de Technoblade resonaron por su cabeza como un eco a toda velocidad. Se puso de pie de inmediato. Quizás podía correr. Él era bastante rápido. Quizás podía ocultarse. El bosque era azul verdoso. Quizás podía camuflarse. Quizás…

Entonces lo escuchó. Las pisadas calmadas que reverberaban en el bosque, sumado a la repentina falta de endermans hablando tranquilamente entre ellos y el mero sonido de la lava cercana burbujeando.

Skeppy se giró lentamente y lo vio. Estaba parado allí, mirándolo con la cabeza inclinada. Tenía los ojos completamente blancos, los cuales contrastaban con los colmillos filosos y puntiagudos que sobresalían levemente de su boca. Su piel era de un gris oscuro, casi negro. Un halo que emanaba algo de luz blanca flotaba sobre su cabeza y tenía un par de alas negras desplegadas detrás de su espalda. Su ropa estaba bien arreglada. La capucha de donde sobresalían sus cuernos, la sudadera negra con rayas rojas, la bufanda a cuadros que cubría su cuello, los pantalones negros que dejaban escapar una cola que se movía alegremente por el aire y las botas grises adornando sus pies.

Mente en blanco [Skephalo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora