Mente en blanco [Skephalo]

Veinte

La charla en el bosque avanzó lentamente. A veces se detenían para contar más frustraciones de sus últimos años (e incluso para hablar de otras tantas mucho más lejanas), mientras que en otras ocasiones se iban de lleno hablando de cosas tontas y terminaban entre risas.

Skeppy aprendió muchas cosas de BadBoyHalo. Cosas como que prefería que le llamasen solamente «Bad», que huyó de su antiguo aquelarre de demonios Wither porque no soportaba el nivel de violencia con el que se manejaban hace bastantes eras (a saber a cuántos años equivalía una era), que odiaba maldecir porque escuchó durante toda su vida como los otros demonios se degradaban hasta puntos insólitos con esas palabras y que, aunque hacía años había tenido la oportunidad de salir al supramundo para conocer el lugar, jamás lo hizo. Para cuando verdaderamente consideró la idea de visitarlo, la guerra entre los humanos y los piglins se desató y todo fue historia.

Contó sobre sus últimos viajes entre bastiones, sobre las veces que estuvo a punto de infiltrarse y lo detectaron, y cómo tantas veces repitió el ciclo hasta que se estancó y se instaló en ese mismo bosque distorsionado.

Skeppy habló, quizás hasta mucho más de lo que lo hizo su alma gemela, contando sobre todo sobre su pueblo y las gemas dentro de la montaña hueca. Habló acerca de los tiempos oscuros, esas épocas donde otras criaturas y humanos cazaban gemas para robar los materiales preciosos en su piel, de cómo obligaron a las gemas a mudarse dentro de esas montañas para ocultarse y de cómo crearon su propia civilización bajo tierra hasta que las gemas ganaron derechos. También habló de los distintos tipos de gemas: esmeraldas, rubíes, amatistas, oro, plata, redstone y, por supuesto, diamantes, entre otras. Por otro lado, le contó sobre su jornada hacia el Nether, entrando en detalles con cosas importantes como las charlas con Puffy, Dream y Antfrost, así como apenas mencionando cosas como los fiascos que fueron sus primeros entrenamientos o sus primeras construcciones, aunque Bad quería saber más de eso último por «pura curiosidad» (obviamente para burlarse).

Cuando terminó con su llegada al Nether y comenzó con su historia sobre Techno, Bad se vio bastante preocupado por su alma gemela. Un guardia piglin de tan alto rango podía hacer un daño que verdaderamente podría romper la cristalización de Skeppy (no era sólo el roce leve de unas garras, después de todo), pero este le tranquilizó rápidamente con la ahora graciosa anécdota de Technoblade dejándole vivir porque estaba aburrido, terminando con Skeppy siendo un parásito en su casa y, posteriormente, su mejor amigo.

Skeppy aprovechó ese momento para reírse a costa del piglin diciendo «¡Claro que voy a ser su mejor amigo, si es que no tiene más amigos!». Y aunque el demonio le dijo que eso era grosero de su parte, una sonrisa se dibujó en su rostro.

Entre las pláticas de la supervivencia de Skeppy en el Nether y algunos comentarios de Bad señalando cosas que podría haber hecho mejor en su jornada, surgió una pregunta.

—Y entonces… ¿nos quedaremos aquí o viviremos en el supramundo?

Skeppy apenas registró haber dicho esa pregunta, cuestionándose de forma breve a sí mismo por qué simplemente había asumido que ambos vivirían juntos, ya que, bueno, cada quien perfectamente podría tomar su propio camino, antes de ganarse un gruñido apreciativo sobre el tema.

—¿Podemos hacer eso? ¿Vivir en el supramundo? —preguntó Bad con una duda claramente marcada en su voz—. ¿Tu gente no es como… la nuestra con ustedes?

Skeppy dejó que el pensamiento «Sí, definitivamente viviremos juntos» pasase por su ahora solitaria mente y luego se tomó un momento para pensar. Lo meditó un largo rato antes de encogerse de hombros.

—No hay ni ha habido nadie del Nether viviendo allí, así que no estoy seguro. Nadie menciona nunca este lugar ni a sus habitantes —dijo con simpleza, como si eso zanjase el asunto—. Pero hay tantas razas conviviendo juntas. De todos sitios, con toda clase de habilidades y apariencias —añadió después de meditarlo un poco más—. Seguramente no tendrán problemas contigo, ¡nope!