Diecinueve

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Eres tú.

Soy yo.

Skeppy dejó que la sonrisa tonta viajase por sus labios antes de dejarse caer hacia atrás. Poco le importó el dolor que sintió cuando cayó de lleno sobre su trasero. Sus piernas no iban a aguantar mucho más así de conmocionado como estaba. Soltó una risa alegre cuando miró al demonio Wither acercarse, preocupado por verle caer de nueva cuenta. Extendió una de sus manos negruzcas en su dirección, como si quisiese ayudarle a levantarse. Skeppy aprovechó la oportunidad y se lanzó al frente para tomarla. Sus manos se cristalizaron por puro instinto ante las grandes y filosas garras, pero lo prefirió así. Admiró esa mano, la cual era mucho más grande que la suya propia. Le dio vueltas, mirando hasta la más mínima cicatriz, palpando la piel oscura. Poco a poco comenzó a ascender por los brazos hasta llegar a su bufanda a cuadros, la cual estaba tan limpia y cuidada que le dieron ganas de pasar sus dedos por ella. Sin embargo, la evitó a favor de tomar su rostro entre sus manos.

Cubrió sus mejillas, admirando como los diamantes en sus manos destacaban contra la piel ajena. El demonio hizo un movimiento con sus manos para tratar de retirar las de Skeppy de sus mejillas y este inmediatamente reaccionó interceptado sus extremidades.

¡Cuidado! —advirtió su alma gemela, pero ya era demasiado tarde. Las manos cristalizadas de Skeppy chocaron en contra de las del demonio y sus garras rozaron contra sus palmas. El demonio se encogió con terror, pero sólo hubo un chirrido algo desagradable y nada más.

El demonio miró sorprendido todo y alzó un poco las manos de Skeppy para revisar que no tuviese alguna herida, pero no había ni una sola grieta.

Soy... soy un híbrido de diamante, alguien del pueblo gema —murmuró Skeppy con una sonrisa ante la mirada atónita que le dedicó su alma gemela—. Cuesta cortar mi piel cristalizada mucho más que la de casi cualquiera, incluso entre otras gemas —completó con una sonrisa.

El demonio parpadeó dos veces y luego sus labios se curvaron en una sonrisa tímida. Asintió una vez, demostrando que había entendido.

Ambos se miraron embelesados por unos segundos antes que Skeppy apretase un poco las manos que estaba sosteniendo.

Volví a olvidar todo lo que quería decirte —susurró a media voz. El demonio sonrió.

¿Y si empezamos con las presentaciones? —sugirió, divertido.

Skeppy le miró y luego desvió la mirada a la par que su mente empezó a trabajar de forma apresurada.

¡S-Sí, está bien! ¡Hola, soy Skeptical PVP, aunque nadie me dice así! Todos me conocen como Skeppy. Uso «él» de pronombre y tengo 21 años, ¿o 22? Realmente no lo sé, el tiempo aquí se mide muy distinto —mordió su labio momentáneamente antes de volver a arrancar con sus divagaciones emocionadas—. ¡Vivo en el supramundo! ¡En una montaña gigante que está completamente hueca! Muchísima gente gema vive allí. Mis padres y mi hermana viven conmigo. La montaña tiene un pueblo en la ladera lleno de muchas personas. Humanos, híbridos, criaturas... ¡de todo! Curiosamente, aunque hay muchísima gente allí, vine a encontrar a mi mejor amigo y a mi alma gemela hasta el Nether... —Skeppy se detuvo en seco. Luego soltó una risa avergonzada a modo de disculpa—. Me emocioné hablando, lo siento.

¡No, no, está bien! —el demonio le sonrió más ampliamente mientras le daba un apretón experimental a las manos de la gema—. Me encantaría saberlo todo de ti.

Mente en blanco [Skephalo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora