Capítulo 06. Epílogo

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Ashla estaba de camino hacia el Palacio Real de Mandalore, había ido a su apartamento a "arreglarse" (lo que significaba que acabaría poniéndose una sudadera dos tallas más grandes que la suya y unos leggins muy marcados, además de las zapatillas más horteras que tenía), mientras el resto de los que consideraban su familia la esperaban. A pesar de ello, faltaban varios miembros, Luke y Obi-Wan todavía no habían llegado, probablemente por un contratiempo. En cambio, Anakin, Leia y el pequeño Ben Solo estaban en Concordia, y allí iban a ir todos para rememorar los viejos tiempos donde vivían allí en varias cabañas de madera.

[En una estación espacial en medio del Borde Exterior...]

—El combustible no te saldrá barata, ha subido —Dijo un Mon Calamari, encargado de la estación de servicio

Obi-Wan miró a Luke, llevaban varias horas allí, el Ala-X de Luke había sido saboteado, a lo que tuvieron que hacer una parada de emergencia. El anciano suspiró y miró al Mon Calamari con cara de pocos amigos —La gasolina está en precios normales —Kenobi movió la mano, usando la fuerza para manipular al alienígena a su voluntad —No, está más cara. Rhydonio, 10 créditos el litro. Biocombustible, 35 créditos el litro. Mixto, 23 créditos el litro —Obi-Wan se frustró, no le había salido bien el truco, pero debía de volver a intentarlo. Se concentró más en la fuerza y enunció —El combustible está en precios normales, 4 créditos el litro de Rhydonio

Esta vez, el truco funcionó, y el Mon Calamari repitió lo que el sensible a la fuerza dijo en primera instancia —El combustible está en precios normales, 4 créditos el litro de Rhydonio —Inmediatamente, el ex Jedi le entregó los créditos necesarios para llenar el tanque del caza estelar. El alienígena miró el dinero y se marchó desconcertado, pero sin hacer preguntas.

—La regulación del precio marca que como máximo puede costar 5 créditos por litro de Rhydonio, que engañe a otro, que a mí no me tima —Comentó Obi-Wan, quién se sabía muchos de los timos que muchos empresarios intentaban perpetuar en el Borde Exterior —La codicia le ha salido cara—Replicó Luke

Con la nave ya reparada y repostada, ambos se subieron a ella, y emprendieron su viaje hacia Mandalore. Por su fortuna, estaba a un tiro de piedra, y no deberían tardar más de media hora en llegar a través del hiperespacio.

[En Mandalore]

Satine empezaba a estar algo nerviosa, no solo Ashla no había aparecido, si no que esperaba que su amado Obi apareciera. Esto hizo que se sentara y empezara a meditar, algo que su esposo le enseñó hace muchos años, cuando se conocieron.

Rex hablaba con el duque Kryze, quién estaba preguntándole sobre la ciudadanía mandaloriana —Algunos de los clones queríamos ayudar y entrenar a los Protectores o a la policía —Korkie se llevó la mano al mentón, pensando en una solución para la petición —Somos muy estrictos en las selecciones de nuestros entrenadores. Pero seguro que para los clones es coser y cantar. El gran problema es que necesitaréis un clan o una agrupación para que podáis acceder a estos cargos —Rex hizo una risa, un clan era perfecto para él y sus hermanos —Hablaré con ellos, pero te aseguro que caminarían por el desierto para poder entrar.

Mientras tanto, Ahsoka estaba junto a su vieja amiga Bo-Katan y su hija —¿Qué tal estás? —Preguntó la togruta a la mandaloriana —Bien, aunque no se si ir o quedarme. Quiero ir, por Katee —Respondió Bo-Katan. La más joven puso la mano en el hombro de la que consideraba su amiga —Tu hija lo agradecerá.

Alguien subía al Palacio corriendo, se trataba de Ashla, quién había hecho esperar a sus familiares y amigos. De nuevo, exhausta, entró al lugar, intentando inspirar y espirar de la manera más calmada posible, aunque todos supieran que se cansaba rápido desde que era pequeña.

Rebelion | A Star Wars FanfictionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora