4 ¿Te quedas conmigo?

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Se despertó con una sensación diferente y muy difícil de explicar, simplemente la sentía pero aún no era consciente de por qué, era tan agradable que se dejó invadir por ella un poco más antes de abrir los ojos completamente y entonces fue consciente de todo, cuando vio a la rubia durmiendo a su lado, desnuda bajo unas sábanas que dejaban ver gran parte de su cuerpo. La noche anterior había perdido el control, lo perdió tanto que provocó que aquello pasara, sin tener en cuenta las consecuencias que podría tener para la rubia y para ella misma, en aquellos momentos ni las contemplaba, no se cuestionaba el por qué estaba sintiendo aquello, por qué le estaba pasando a ella, o a que se debía aquella necesidad imperiosa que la invadía por poder besarla, simplemente lo sentía y se dejaba llevar porque era lo mejor que estaba sintiendo en mucho tiempo. No se imaginó que aquel polvo pudiera derivar en otro tan diferente, uno que le tocaba cada fibra de su existencia, mientras Clarke la tocaba o la besaba a ella, un polvo que no era un polvo porque significaba mucho más, algo que se escapaba también a su control, a su parte más racional, pero con Clarke todo había sido diferente desde el principio y por eso tal vez estaba así ahora. Uno sentimientos que habían nacido demasiado pronto y cargados de intensidad ¿Qué significaban? Tendría que descubrirlo, porque en aquel momento dejarlo pasar no era una opción.

A la mañana siguiente se despertó con ella enfrente, durmiendo con tanta paz que los latidos se le dispararon algo agradable recorrió su cuerpo naciendo desde la boca de su estómago, le acarició la cara retirándole un mechón de pelo rubio y sonrió, pero entonces se acordó de la reacción que tuvo Clarke la vez anterior y se le formó un nudo en el estómago, si volviera a reaccionar otra vez igual, se iba a sentir mucho peor, por otra parte ¿Qué podía esperar? Esa chica estaba casada y tenía una familia, ella no pintaba nada en todo aquello más que un entretenimiento de vez en cuando, si es que llegaba siquiera a eso, por esa razón le vino muy bien aquella llamada de recepción aunque llegara demasiado tarde, al menos fue una oportunidad para conseguir evitar aquel momento.

Se había pasado el día entero pensando en aquella anoche, obviando que Clarke estaría completamente arrepentida y buscando sentirse como se sintió mientras pasaba, antes de volver y tener que enfrentarse a su realidad. Barajó la posibilidad de volver a aquella habitación y enfrentar lo que fuera que la estuviera esperando, pero era demasiado cobarde y no quería que le confirmaran que era una imbécil ni sentirse peor, prefería quedarse con aquella sensación de que había sido especial para las dos un poco más, hasta que ya no pudiera estirarlo más. A lo mejor cuando volviera a casa lo vería diferente, tenía un problema muy gordo entre manos, pero aún no era consciente de ello, no podía pensar en otra cosa que no fuera en Clarke perdiéndose con ella entre aquellas sábanas.

Estaba casi desesperada cuándo llamaron a la puerta, jamás hubiera esperado encontrársela allí mirándola así y al besarla, su mundo en aquel momento dejó de tener preocupaciones para colocarlo todo en su sitio. Y esta vez lo que sintió, le dejó claro que no estaban follando, le aseguró que allí había mucho más aunque eso significara que las cosas fuera de aquellas habitaciones fueran a ser mucho más complicadas, pero seguro que había una solución, siempre la había y más ahora que sentía que no estaba sola en esto.

No podía dejar de mirarla, la luz entraba por la ventana, por el único hueco que le dejaba acceso libre, iluminaba un costado y el pecho de la rubia, era la imagen más sexy que había visto en mucho tiempo, recorrió cada centímetro de su piel con la miraba y se entretuvo un poco más en su rostro. Era preciosa y su cuerpo reaccionaba "Joder, ya lo creo, mírala" y eso hacía, mirarla más y dejarse sentir, porque no podría hacer otra cosa, se creía ridícula sintiéndose como una puta adolescente por ella, embobada y emocionada por lo que estaba pasando entre ellas, no quería despertarla, pero la necesitaba despierta para poder volver a encontrarse con aquellos ojos, así que la acarició, al principio no reaccionó demasiado, pero cuando se centró en su cara terminó por abrir los ojos despacio y ella se puso nerviosa, estaban cargados de sueño y su azul estaba precioso, verla despertar por las mañanas podría ser una constante que estaba dispuesta a permitir. Clarke se removió un poco en la cama, pero no dejaba de mirarla y eso aceleraba aún más esos latidos estúpidos pero a los que entendía muy bien. La rubia metió una mano bajo la almohada y se puso de lado. Vale que no se hubiera levantado corriendo y que la mirara de aquella forma le sentó demasiado bien a su organismo de puta adolescente, se moría por besarla y volver a sentir su piel, pero antes debía asegurarse de algo, lo necesitaba para poder seguir con todo aquello y no sentirse estúpida después.

The price of loving you - GIP Clarke -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora