9- Soy solo tuya Lex, solo tuya

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Kate la miraba y ella no sabía si aquella iba a ser la última vez que pudiera sentirla así, que su novia la sentiría a ella así, ya nada era igual y no podía seguir siendo cómo en los últimos meses, en especial cómo aquel último mes. La quería demasiado, quería todo lo que habían sido y lo que podrían llegar a ser, pero ya no tenía claro que pudieran serlo o que lo que llegaran a ser fuera lo que siempre habían querido, fuera cómo ella siempre lo imaginó durante los cinco años que llevaban juntas. No quería echarlo a perder de todas formas, pero no podía seguir haciéndole aquello, a pesar de saber que con Clarke no tenía un futuro, no podía seguir haciéndole eso en el presente a su novia, ella no podía seguir con todo eso y mucho menos cuándo se daba cuenta que los sentimientos por la rubia no dejaban de crecer y se estaban convirtiendo en lo más fuerte que había sentido nunca por nadie, algo diferente a todo lo que conocía, y a pesar de amar a Kate, no era suficiente, no lo era porque si no ella jamás habría hecho una cosa así o al menos habría podido controlarlo. Estaba en San Francisco y no dejaba de pensar en Clarke, no podía ceñirse tan solo a dejarse sentir cuándo estaban allí, a disociarse de tal forma que al pisar aquel suelo todo lo demás quedara atrás, no podía llevar dos vidas y menos sabiendo cómo eso hacía sentir a su novia, tal vez Clarke si pudiera, pero ella no y tampoco quería que pensara que era ella la que se había cargado su relación con Kate, eso lo había hecho ella sola, por enamorarse de Clarke, porque a esas alturas era la única definición que se le ocurría para lo que le estaba pasando, algo por lo que asumiría el riesgo de disfrutarlo mientras pudiera y cuándo se acabara estaría dispuesta también a asumir las consecuencias, y si una de ellas era haber perdido a Kate, tenía que aceptarlo. Pensar en un futuro a largo plazo le encogía el estómago, porque no las tendría a ninguna de las dos ¿Le merecía la pena? Si, en aquel momento no tenía más alternativas, tan solo la de seguir a su corazón y hacerle a su novia el menor daño posible. Ya cuidaría de si misma después, cuándo los efectos de aquello que sentía por la rubia se convirtieran en puñales, en un arma de destrucción que arrasara todo a su paso. Tenía que hacer las cosas bien, solo que no encontraba el momento adecuado, empezaba a pensar que no existía, que no habría alguno que lo hiciera más fácil o que les permitiera sufrir menos, el egoísmo de estar en lo cierto, que perderla iba a dolerle demasiado, la hacía frenarse y alargarlo en el tiempo, el no querer que se alejara de ella, el conservar todo lo que tenía, enfrentarse a una perdida así en su vida, de tal magnitud, le revolvía las entrañas, pero cuando Kate la miraba sin saber que estaba pasando y sin obtener explicación, todavía lo hacía más. No quería que sufriera ninguna e iban a hacerlo las dos, de hecho lo llevaban haciendo un tiempo. Ella tenía a Clarke y por eso a pesar de todo, le valía la pena, pero iba a dejar a Kate a la deriva, sin motivo aparente y eso la torturaba, pero creer que en aquel momento iba a estar mejor sin ella, la aliviaba y le jodía a partes iguales, porque la quería e iba a cargárselo todo por una mujer que tenía su propia familia y a la que no pensaba dejar. Por eso se repetía que no era por Clarke, si no por si misma, creía que era lo correcto a pesar de lo que pudiera pasar después, era ella la que tomaba esa decisión, la que se arriesgaba a eso, la que perdería a Kate, la que la empujaría lejos de su vida a pesar de que le gustaría que pudiera quedarse cerca ¿Volver a buscarla después? Demasiado sucio por su parte, tampoco pretendía que la esperara, en cuanto fuera capaz de enfrentarse a ese momento, iba a perderla para siempre. Últimamente todos los días tenía ganas de llorar, si no era por una cosa era por otra, pero en el centro de todo estaba Clarke.

Estaba más distante, más fría, más triste y Kate no era tonta, se daba cuenta y tenía la sensación de que le daba miedo preguntarle, tal vez eso tenía sentido, porque si le hubiera preguntado tan solo una vez, ella hubiera acabado diciéndole que las cosas no iban bien por muy surrealista que sonara aquello dentro de su relación, lo hubiera hecho porque la presión que sentía dentro no permitía que se lo guardara mucho más, tal vez un pequeño empujón era todo lo que le hacía falta, a lo mejor en ese momento se le iba la cobardía. Deseó que se le preguntara una de las tantas veces que no hicieron el amor porque ella no podía, joder es que hasta se le hacía raro acostarse con otra persona que no fuera Clarke a pesar de que estaba hablando se su propia novia, se sentía mal por eso, por no querer hacerlo con ella, pensaba que las estaba traicionando a ambas y también a si misma por tener que obligarse a hacer algo que no le apetecía, y que no le apeteciera también le dolía, porque entre Kate y ella la pasión siempre había sido evidente y ahora no podría excitarse si no era con la rubia, o al menos excitarse hasta el punto al que llegaba con ella, ni siquiera a una cuarta parte de lo que se excitaba antes con su novia. Así que en el último mes apenas lo habían hecho un par de veces y siempre después de salir, aprovechando que se habían tomado algunas copas con las amigas de su novia. No se atrevía a acercarse a ella cuando la veía mal, últimamente demasiadas veces, se sentía terriblemente culpable y tenía miedo de que una de esas veces fuera la que preguntara "¿Qué nos está pasando Lex?" Y que todo terminara allí, en aquel instante. O desaparecer por un tiempo o saltar en él hasta un futuro en el que todo eso ya hubiera pasado y no sentir el sufrimiento de ninguna, pero no podía ser, así que lo llevaba cómo podía, llegaba más tarde del trabajo y evitaban hablar de cosas que pudieran hacer estallar aquella bomba de relojería. Su mecha ya era demasiado corta, solo esperaba que la de su novia no se consumiera antes, al menos quería poder decírselo por iniciativa propia.

The price of loving you - GIP Clarke -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora