25- Os amo

4.1K 116 178
                                    


Pensaba que no estaba preparada y a la vez sentía que lo estaba más que nunca, porque lo que más deseaba en la vida en esos momentos era poder tenerla en sus brazos y verle por primera vez la cara, que esa niña la sintiera a ella también. Por un momento creyó que los nervios iban a paralizarla, que no iba a saber que hacer, pero algo en ella tomó en control de cada una de sus funciones, guiándola, algo casi instintivo y ayudó mucho que a Lexa le pasara lo mismo, sabía que estaba asustada, nerviosa y aún así supo mantener la calma, dándosela a ella también. Preparó las cosas mientras la morena se vestía y la ayudó a bajar las escaleras, mientras pedía un taxi con el corazón saliéndose por la garganta. La morena llamó a su madre y ella hizo lo propio con la suya, le dijo "Ya viene la niña" con la voz tomada y con poca fuerza, los latidos le molestaban, la llamó para que recogiera a Connor y lo llevara con ellos al hospital, estaba segura de que querría estar allí. Mientras Lexa la cogía de la mano y apretaba fuerte, buscando su mirada, porque la necesitaba allí, la buscaba con tanta necesidad que se resquebrajó por dentro y apretó mucho más fuerte su mano esta vez, vislumbrando en su verde mucho más allá, despertándole en mitad de pecho una conexión con una intensidad abrumadora, sumando a la que ya tenían algo mucho más especial y tal vez por eso se le humedecieron los ojos, en ese momento tuvo la seguridad de que todo iba a ir bien, que ya estaba todo escrito, le había costado sangre plasmar aquel destino, lo intentó de todas las formas y fue algo que escapaba a su control lo que hizo aquel futuro permanente, y no pensaba estropearlo de ninguna de las maneras, iba a custodiarlo con su vida, con su alma. No quería estar en ningún otro sitio que no fuera a su lado, en aquel momento de camino al hospital, no podía dejar de mirarla, de sentir, necesidad de cuidarla, de entregarse a ella por completo y ser exactamente lo que esa chica necesitara que fuera, desde el segundo uno y con efecto retroactivo desde que la conoció, y no pensaba en otra cosa porque había nacido exactamente para eso. Estaba apunto de regalarle una parte de ella y el amor infinito que sentía hacia ellas dos era igual de inexplicable que potente, era lo que la impulsaba a morir por ellas sin pestañear y a dedicar su vida entera a las dos mujeres que más amaría hasta que exhalara su último aliento. Lexa iba a dejarla hacerlo, después de cómo lo había pasado aquellas últimas semanas, Lexa iba a darle la oportunidad de compensarlo todo, porque la amaba e iba a ser suficiente, porque se lo había demostrado y por fin la había creído echando a patadas aquellos resquicios de miedo que le estaban jodiendo la vida. Su objetivo era su tesoro, ese que ahora acunaba en sus manos, lo mejor y más bonito que tenía y ser consciente de que podría tener la vida que siempre soñó a su lado mientras iban camino a conocer a su bebé hizo que se le saltaran las lágrimas mientras se le contraía el estómago y una sensación nueva invadía su cuerpo.

Ver a Lexa así la hizo pensar en Nicole, pero sacudió la cabeza, porque ella ya no era aquella Clarke, ella repudiaba a aquella Clarke, no podía dejarse pensar en esos momentos lo sola y asustada que se habría sentido necesitándola tanto, ni lo sola y asustada que estaría Lexa si ella no se hubiera mantenido firme en lo que quería, colándose en su vida de nuevo, haciendo lo que tuvo que hacer muchos meses atrás o enfadándose con ella por no contarle la verdad desde el principio. Porque ya nada de eso importaba, por primera vez en mucho tiempo su realidad era con la que soñaba cada noche y ya no le hacía falta cerrar los ojos y rezar por encontrarse de nuevo con ella en sus sueños porque ahora podía vivirla.

Y cuando estás a las puertas de vivir tu sueño, todo aquello que anhelabas, uno que por momentos creíste inalcanzable y en aquel estado emocional tan brutal, no eres consciente de lo que de verdad está pasando, es cómo si lo vieras desde arriba aunque sigues siendo tu misma y todo pasó muy rápido hasta que les dieron una habitación. Ella pensó "¿Pero qué hacéis? mi hija va a nacer" porque después del triaje inicial no se la llevaron a la sala de partos, al parecer la cosa no era tan rápida cómo ella pensaba y tendría que esperar más para ver aquella preciosa cara frente a frente y mientras tanto veía a Lexa, no podía dejar de mirarla, más enganchada a ella que nunca y sintiendo el corazón latir hasta en las sienes, hasta en sus muñecas.

The price of loving you - GIP Clarke -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora