19. El lago.

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El lago.

Lentamente abro mis ojos percibiendo su olor.

Mis manos tocan su pecho a través de su camisa, mis ojos divagan por toda su habitación.

Esto no ha sido un sueño.

En realidad pasó.

Sonrío levemente y me permito llevar mi rostro a su torso para tener más de su olor.
Adonaís se remueve un poco he inmediatamente levanto mi cabeza llevando mis ojos a su rostro.
Pero no, no ha despertado todavía.

Recuesto mi espalda sobre su cama, llevo una de mis manos a su cabello y lo acaricio levemente, no me gustaría despertarlo, se que lo estoy viendo como si de cazadora en serie se tratase.

Por primera vez dormí en los brazos de alguien...

Y un millón de mariposas despiertan en todo mi cuerpo de solo volver a imaginarlo.

He pasado una noche increíble.
Besos, caricias, abrazos y balbuceos.

Justo ahora se que no necesito tener sexo con una persona para sentirme suya, y para sentirlo mío.

Adonaís.

Sus ojos están completamente cerrados, su respiración se escucha con fuerza, el duerme plácidamente sobre su cama, conmigo a su lado, y sin sentir ni una clase de temor.

Pienso entonces en tomarle una fotografía, la primera.
Tomo mi celular para cumplir mi pensamiento, sobre la pantalla leo un par de notificaciones de Laura y de mi mamá.

Antes de abrirlas, le tomo un par de fotografías al sueño que descansa junto a mi.
Luego, un par de miradas mas y desbloqueo mi celular dentro del chat con Laura.

Lau: Cuéntame, cuéntamelo todo!!

Lau: Jerry me ha dicho que lo han encontrado. Parece mentira, pero dime, queremos saberrrrr.

Niego sonriendo, no puedo ocultar lo que me hace feliz.

Yo: Hola Lau(:

Yo: Así fue😅 el día de ayer sin imaginarlo llegamos a la paleteria de su tía, él me ha dibujado tantas veces🥺 su tía me ha reconocido.

(Fotografía)

Llevo mi vista hacia todos los dibujos, Laura no dilata en responder pero justo ahora que lo tengo a él se que lo tengo todo.

Lentamente me acerco lo más posible a él, sobre su pecho y tomo uno de sus brazos con los míos para colocarlo encima de mi cuerpo y sentirme abrazada por él.

Entonces escucho una pequeña risa de su parte.

El color rojo invade mis mejillas, me siento muy apenada.

-Buenos días. -El susurra haciéndome cerrar mis ojos de placer al escucharle. Nunca había creído en ese sonido ronco por las mañanas.

-Buenos días.

-¿Qué haces? -Pregunta abrazándome con fuerza.

-Solo quería sentirte.

-Sentirte ya no es un sueño. -Susurra.

Niego. -Es nuestra realidad.

-¿Cómo dormiste? Aquí, en mi cama...

Mis mejillas vuelven a calentarse nuevamente. -Muy bien, tu olor se siente exquisito en toda la habitación.

-Cuando te vayas aquí olerá a ti.

-Me marcho hoy. -Digo recordando el día que ha llegado.

Adonaís me da un beso sobre mi frente. -No estaremos lejos por mucho tiempo. Te lo prometo.

Sueña, conmigo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora