Capítulo 3

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*Historia creada/escrita por Chispasrojas [Beatriz Ruiz Sánchez]. Si quieres apoyar a la autora, puedes encontrar contenido exclusivo y los capítulos anticipados en Patreon.com/chispasrojas.

Capítulo 3. Conexión

En la siguiente mañana, Taehyung amaneció sintiéndose más cómodo entre las paredes del dormitorio. Se había metido en la cama solo, después de la cena, de recoger la cocina y de darle las buenas noches a su compañero vampiro.

Cuando dejó a Jungkook en el salón, él estaba leyendo un libro junto a la única lámpara del lugar. Era sorprendente lo mucho que leía, y lo lejos que parecía estar del mundo cuando lo hacía. Taehyung había advertido que su rostro parecía más sereno y se veía dolorosamente guapo. Si bien, Jungkook no bajaba la guardia ni siquiera entonces y ya le había atrapado dos veces mirándole como si viajase a Júpiter.

Taehyung se despertó más o menos temprano, y en cuanto salió de la habitación, pasó por el cuarto de baño y luego fue a la cocina para tomarse una de las píldoras con un vaso de agua. Estaba pensando en prepararse un café (afortunadamente, Jungkook le había traído un paquete soluble), cuando el pelinegro entró por la puerta de la cabaña. Llevaba una cazadora vaquera negra y una camiseta lisa, sobre unos jeans ceñidos con botas. Traía con él algunas bolsas de papel que dejó sobre la encimera.

—Ten, ve colocándolo.

—¿Habías salido? —parpadeó Taehyung.

—Sí.

—Uh. Pues acabo de despertarme —dijo Taehyung pasándose una mano por el cabello.

Jungkook se quitó la cazadora y la colgó en el perchero, junto a la puerta. Agarró otra bolsa de tela que había dejado en el suelo y comenzó a rebuscar algo.

—¿Qué es eso?

—Te he traído ropa —dijo Jungkook.

—¿Me la has comprado en Dikburg? —dudó Taehyung.

—No vas a entrenar en vaqueros. Ponte eso —le lanzó un pantalón deportivo, que el humano atrapó en el aire—. Empezamos hoy. Espabila —sugirió, pasando de largo.

Taehyung se mordió el interior de la boca. Las maneras de su compañero dejaban algo que desear. Jungkook no era para nada similar a lo que había conocido de Jimin. Ni sonriente, ni alegre, ni lo más mínimamente hablador.

El muchacho se limitó a tomarse el café, luego se metió en el cuarto de baño para cambiarse de ropa a algo más cómodo y se anudó las deportivas. Jungkook ya estaba afuera, el joven le encontró detrás de la cabaña, haciéndose cargo de un saco de boxeo que colgaba de un soporte metálico.

Tae se acercó con las manos guardadas en los bolsillos.

—No me digas que también lo has traído de Dikburg.

—Nah, lo tenía guardado ahí atrás —contestó Jungkook.

—¿Vas a enseñarme a boxear? —Tae sonrió un poco.

—A golpear —corrigió sin mirarle—. Póntelos.

El pelinegro se volvió, entregándole unos guantes mitones que tenían un cierre de velcro en las muñecas. Taehyung se los colocó tranquilamente, vislumbrando de manera superficial las marcas rojizas que se había realizado con su antigua batalla campal ante las esposas. Los guantes tenían una almohadilla en los nudillos que tocó por encima una vez cerrados.

—¿Sabes cómo pegar un puñetazo?

—Sí.

—Hazlo —sugirió Jungkook con un movimiento de cabeza hacia el saco.

A Love You Will Live For [Vol. 2] Kookv & YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora