¥LAS AMENAZAS YACEN EN LA OSCURIDAD¥

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El domingo había llegado y Angelina odio eso, no quería irse, deseaba con todo su corazón seguir junto a Michael, pero su breve sueño ya estaba por terminar y la realidad la reclamaba.

—"Por favor Angelina no te hagas dependiente de él" –se decía así misma mientras se arreglaba para bajar a la sala.

Clara había bajado primero que su hija, Michael la esperaba en su despacho para hablar sobre el tema que habían dejado sin terminar.

—Por favor siéntate –pidió Michael con amabilidad. Clara le tomó la palabra y seguidamente lo detalló; mientras lo hacía con disimulo no podía negar el hecho de que se había vuelto un hombre muy guapo, ya antes lo era, pero ahora su estampa era más destacable. Ese detalle la hizo temer por Angelina, su hija podía sufrir mucho más de lo que sufrió con Caden; no por el hecho de que Michael fuera malo, todo lo contrario. Ahora las cosas eran diferentes, el entorno que lo envolvía ya no era una cabaña cerca de las caballerizas. Clara sintió un dejo de nostalgia  por aquellas vivencias pasadas que ahora le resultaban tan lejanas, dejó escapar un leve suspiro y recordó la fiesta que hace poco el duque de St Moritz había oficiado; ella había percibido como muchas damas de alta sociedad se fijaban en él, entre ellas Alyssa Greenwood; sin embargo, Alyssa no le preocupo mucho, Michael sabía quién era ella y la actitud malcriada que era parte de su personalidad mimada, pero Clara también notó como la joven que acompañaba a la duquesa mostraba interés en Michael y su mirada no lo disimulaba.

—¿Te ha gustado la velada Clara? ¿Ha sido de tu agrado estos días? –Las palabras de Michael eran cálidas.

—Sí Michael, he pasado unos días maravilloso, muchas gracias por regalarnos esta hermosa velada a mi hija y a mí nos hacía falta un descanso.

—¿Crees que Angelina se ha sentido a gusto? Cómo su madre ¿Qué has observado?

—Ella no desea que este fin de semana acabe ¿Qué mejor prueba que ese deseo? –Michael sonrió.

—Ese era mi propósito.

—¿Solo ese? –Clara había sido astuta al preguntar en el momento preciso.

—No voy a negarte nada Clara, hacerlo sería faltarte el respeto y considero que tú ya has notado bastante bien que tengo sentimientos profundos hacía tu hija. —Clara experimentó alegría mezclada con preocupación, Michael lo notó y decidió abrir completamente sus sentimientos delante de la madre de la mujer que amaba. —Muchas veces me ha gustado detenerme en el tiempo –. Inició su declaración, se acercó a una mesa que reposaba en el centro de la amplia biblioteca y tomó la tetera que había dejado una de las sirvientas, vertió un poco de té en dos tazas y le extendió una a Clara. La mujer  le dio un pequeño sorbo mientras escuchaba a Michael habla. –Mirando las páginas de mi vida, he podido restablecer recuerdos desteñidos, momentos de Angelina y míos –Michael detuvo la conversación para tomar un sorbo de su té y a la vez analizó el efecto que iban causando sus palabras en el rostro de Clara –. Conocí a tu hija en un momento clave de mi vida, un momento donde necesitaba luz y una esperanza en que aferrarme, y esa esperanza la encontré en los ojos de Angelina, esa luz era como una señal.

—¿Qué quieres decir con que los ojos de Angelina era una señal?

—Clara, mi tío me contó que descubriste una foto de mi madre dentro de la caja de música ¿Cierto? – Clara asintió. –Entonces tuviste que haberte dado cuenta que mi madre y Angelina tienen una forma de mirar muy especial..., es luz, y transmite paz, no sé cómo describirlo, solo sé que cuando la conocí vi a mi madre en sus ojos. Angelina tiene la mirada tan hermosa y angelical que poseía mi madre –Clara sintió un nudo formarse en su garganta, Angelina había heredado los ojos de Abelardo y ella entendía a la perfección lo que Michael le trataba de explicar.

Angelina "Amar o Morir" LIBRO II  (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora