¥ENFRENTAMIENTOS¥

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El hombre corría por su vida, sabía que alguien lo acechaba, estaba escrito: su sangre bañaría la tierra a través de una constante y dolorosa desgracia, Abelardo conocería de la peor manera su precio a pagar

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El hombre corría por su vida, sabía que alguien lo acechaba, estaba escrito: su sangre bañaría la tierra a través de una constante y dolorosa desgracia, Abelardo conocería de la peor manera su precio a pagar. Su captor es fuerte, y está intoxicado, por su sangre corren ríos de opio.

  —¡No lo hagas, no dejes a tu única hermana sin esposo! ¡No dejes a tu sobrina sin padre! —aquellas súplicas no llegaban a tocar los oídos del asesino, que en ese momento parecía privado de su raciocinio. La víctima lucha sin parar, sus fuerzas se van debilitando, y es golpeado brutalmente; el herido ve un cuchillo de carnicero resplandecer en la oscuridad de la noche, frío es el metal del arma asesina, lo siente cuando entra con fuerza en su carne, cortando arterias, llegando a sus órganos vitales, duele, arde... hasta que se va adormeciendo. Las manos del asesino, es rápida y eufórica, una y otra vez clava repetidamente el cuchillo en el cuerpo de Abelardo, mientras el homicida repite como un demente:

—Nunca ser, nunca ver... nunca libre, ¡nunca yo!. —La marioneta cumple la orden, ha masacrado al hombre, con esa muerte se condena él también, las manos llenas de sangre son su sentencia, es una lucha que no puede ganar, el monstruo se ha perdido dentro de sí mismo.

El criminal sigue envuelto en la adrenalina del momento, eleva su rostro hacia el cielo, la noche es plateada, y hay luna llena.      

—Nadie vive... nadie lo hará —balbucea entre su incoherencia mental. Una vez más voltea para ver su obra, el cadáver tirado en un callejón solitario de mala muerte, el pecho abierto de par en par, puñaladas a lo largo de su torso, el rostro del occiso tiene los ojos abiertos, sus facciones inmóviles reflejan la palpable agonía vivida, no obstante, esto no causa nada en su atacante, nada para hacer que su cerebro parezca asustado. Luego, se va en la oscuridad de la noche abandonando la escena del crimen. 

—Mi alma te perseguirá para siempre Jake, mi sangre está en tus manos... No tendrás paz mientras vivas.

—¡NO! ¡DÉJAME EN PAZ FANTASMA! —gritó Hunter desesperado, despertando repentinamente, los fantasmas del pasado volvían por su alma para atormentarlo hasta el final de los tiempos. Hunter coloca la mano sobre su pecho, siente que no puede respirar el aire libre, está solo en aquel frío laboratorio.

—¡Ya deja de susurrar cosas en mi cerebro! —Caden entra a inspeccionar, últimamente siente la necesidad de asesinar más arraigada, habían pasado ya tres semanas luego de lo sucedido con Miriam, sin embargo, sintió alivio de que ella se marchara, ya él lidiaría con las consecuencias.

—¡Qué te pasa maldito enfermo! ¿No piensas callar tu boca por una puta vez? Realmente estás loco.

—No estoy loco amo, es el fantasma de ese hombre que viene a través de sueños a martirizarme...

—Ah, ya veo —murmuró Caden y acto seguido encendió una pipa con opio. —Debes matar la culpabilidad en ti, pero no creo que lo logres, no es tu naturaleza rata de laboratorio. Apuesto  mi alma de que tuviste que intoxicarte para llevar a cabo ese asesinato —Hunter asintió.

Angelina "Amar o Morir" LIBRO II  (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora