¥LAS MÁSCARAS CONTINÚAN CAYENDO¥

48 10 13
                                    

Michael

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Michael.

    Los dos escoltas que habían estado en vigilia cuidando a Angelina, habían sido encontrados en un callejón amordazado y aturdidos, luego de recuperar la noción del tiempo le dijeron a la policía que eran empleados del duque de St Moritz, horas más tardes dos policías llegaron a la residencia de Michael, uno de los sirvientes avisó a William que fue rápidamente a averiguar el motivo de la visita.

   —Disculpen que lo moleste –dijo uno de los policías. –Pero, hemos encontrado dos hombres, estaban amordazados en un callejón miserable alejado de la ciudad y ellos aseguran estar bajó órdenes del duque –William quedó pensativo.

   —¿Dónde están esos caballeros?

   —En la comisaría, señor.

   —Llévenme con ellos. —Los policías asintieron y llevaron a William.

    Al poco tiempo de haber llegado William reconoció que efectivamente se trataban de los dos escoltas que Michael había puesto para Angelina, los hombres al verlo mostraron pena, William se acercó y el comisionado que los interrogaba dejó de hablar y con extrema educación se refirió a William: —coronel Wiggins –saludo y le ofreció la mano, William la tomó. –Estos caballeros me informan que trabajan para el duque.

   —Trabajan para mí –aclaró William—¿Qué les sucedió?

   —Fuimos atacados simultáneamente.

   —¿Reconocieron a los atacantes? –Inquirió rápidamente el comisionado.

   —No, estaba muy oscuro –dijeron los dos casi al mismo tiempo, el comisionado enarcó una ceja.

   —¿A qué hora fue el ataque?

   —En horas de la madrugada –respondió uno de los hombres.

   —Bastante tarde para andar en calles oscuras y frías ¿No lo creen? –William al notar el sarcasmo del comisionado entró en acción.

   —Disculpe, considero que debo intervenir. Resulta que los caballeros aquí presentes no han incurrido en ningún delito, todo lo contrario, fueron atacados por un psicópata que debe andar tranquilo en la calle.

   —Aun así, veo que sus pertenencias continúan en sus carteras. Por otro lado, ¿cómo sabe que se trata de un psicópata?

   —Eso no indica que sean culpables de un delito, mucho menos es prueba para que permanezcan aquí, y lo del psicópata lo digo porque es más que evidente que esto es obra de una mente retorcida.

   —coronel Wiggins, con todo respeto, le recuerdo que no los tengo detenido, solo les formuló preguntas de rutinas, y de pensamientos que me vienen a la cabeza.

   —Ya veo que su imaginación vuela –el comisionado sonrió.

   —Gracias a eso tengo el puesto que ocupo, tengo buena imaginación, pero me han dicho que usted es un buen estratega –William quedó en silencio y contempló directamente ha comisionado. –En fin, coronel, usted entiende que únicamente cumplo con mi trabajo ¿Verdad?

Angelina "Amar o Morir" LIBRO II  (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora