3. Cartas

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CAMILA

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CAMILA

Combinar monster, tres litros de café, enojo post-pelea con tu novio (o mejor dicho ex-novio), y llaves en mano de una impulsiva, no es la mejor idea del mundo.

Mi vida era relativamente normal, escuela, padres divorciados, un novio "perfecto", amigas, ya saben, cosas de adolescentes, pero todo cambio esa noche. Había tomado suficiente café como para no dormir en cuarenta horas, y conducido por un día entero sin descanso, para llegar a la ciudad donde mi no tan querido novio vivía, con su novia. Los rumores fueron servidos con una lata de monster y mucha ira acumulada.

Jason, mi ex, se había mudado y yo como pendeja impulsiva, luego de una discusión con mi madre y padrastro escape de casa con un bolso lleno de mis cosas, en ese momento solo deseaba ver a mi novio y estar entre sus brazos, mientras el me tranquiliza diciendo que todo estaría bien, entre besos y carisias, era el único que me comprendía (o eso pensaba) lastima que no escuche las palabras de mi madre, las cuales tenían mucha razón "nos salgas con un chico mayor que ira a la Universidad", pero doña "yo le amo" no escuchó. Al llegar a casa del patán sinvergüenza, me recibió su novia de uñna relación de tres años mas que yo.

Además de pedofilo, sinvergüenza, rata de dos patas, animal rastrero (me estoy llendo del tema, pido perdón).

Fue la pelea más larga y agotadora de mi vida, dos peleas seguidas fueron suficientes como para explotar alal cien.

Siempre he sido de esas personas impulsivas, así que cuando la pareja se distrajo, tome la cartera de mi ex, para luego subir a mi auto y salir con lágrimas voladas por la brisa anunciando la llegada del otoño. Hecha añicos enmedio del camino desierto grite, grite a todo pulmón, no quería regresar con mi madre, me daría el sermón de mi vida, diciendo que tenía razón (ahora me arrepiento de no tomar esa opción), y poco quería ir con mi padre y la víbora de su novia, y como la persona madura que no soy, fui directo a un servicio de gasolina, prepare el auto para un viaje de días y compre una monster, cortesía de la tarjeta de Jason.

Lastima que estaba tan destruida, como para no darme cuenta que iba en picada, a algo mucho peor que una regañada de mi madre.

Grite una vez más, con lo poco que me quedaba de fuerza en las cuerdas vocales, que exigían un descansó.

—¡ADONDE ME LLEVE EL PUTO VIENTO! —grite aunque se camufló con la música a tope del radio local.

La neblina repentina apareció empañando mi vista del camino, esta fue acompañada de una figura borrosa a mi parecer, pero entre más me acercaba más desconcertada quedaba, la música de la radio fue cortada, preferí a pagarla. Entrecerré los ojos para ver mejor, perros, una jauría de perro perfectamente acomodados esperando una presa fácil de atrapar descansaban en medio del camino.

Trague grueso, ese recuerdo no es mi preferido, tengo un trauma con los perros, me aterran.

Seguí con la mirada a los canes cuando todos se levantaron dejando vía libre, un cartel rodeado de melaza y ahora perros, me daba la bienvenida a Himika, en ese momento estaba desconcertada (con el tiempo supe que Himika, es un pueblo que no aparece en los mapas, que la única manera de salir es la muerte).

Himika the ghost townDonde viven las historias. Descúbrelo ahora