21. Pitufienfermedad

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CAMILA

Nunca crei decir esto, o pensarlo, pero, se extraña a Hunter con sus comentarios aleatorios y discusiones con Megan, esos momentos me recordaban a las peleas bobas que tenía con Alex. No digo que no me guste pasar tiempo con Apolo y Megan, pero no se tocar el violín, y por lo que veo lo hago fatal.

   —¡Camila! Dije como un río fluido, no un desborde de río en una tormenta —El profesor de música se acerca a mi arrebatandome el instrumento.

Si que tocó fatal.

Como estrella en escenario sin espacio para un alma más los ojos del públicos se pegan en mi, intento ignorarlas. Por suerte es la última clase inecesesaria para mi futuro del día. Megan toca el piano como toda una profesional, Apolo tampoco la pasa mal con la guitarra gigante que le dieron. No tengo idea de música.

Al sonar la campana me doy prisa en dejar aun lado el ridículo triangulo y su palito de lado. No espero a nadie antes de salir, cuando llegue voy a abrazar a Yukari hasta dejarla sin aire.

Camino con prisa por encontrarme devuelta en casa rodeada de mis dosis de fantasía. Aunque ya han pasado meses desde mi llegada aún no puedo olvidarme por completo de mi familia, más cuando llega luna llena.

   —¿Desde cuando caminas tan rápido? —Escucho a Megan a mi lado.

Muevo mi cabeza de una lado a otro saliendo del trance.

   —Desde que mi vida depende de ello —sonrió retomando el camino al estacionamiento— además, me muero de hambre y la comida de Yukari esta para chuparse los dedos.

Durante el camino vamos bromeando de encontrar a Yukari y a Hunter peleando por algo pequeño e insignificante. Aunque no tuvimos que esperar mucho, conmigo de piloto el tren bala queda corto. Apenas dejo el auto estacionado bajo de este con prisa.

   —¿Y esta prisa? —pregunta Megan alcanzandome en la entrada— no creo que Yukari deje morir a Hunter.

  —¿Y quedarse sin el crédito? Esa no es la Yukari que conosco —bromeó— ademas, ¿Ves a Yukari por aquí? ¿O escuchas a Hunter?

Apolo deja caer nuestros bolsos antes de mirarnos un par de segundos para correr con prisa a la habitación del muerto. Sin detenernos abrimos las puertas como si fuera de vida o muerte.

   —¡Lo sabia! —grito al ver al par dormidos en una sola cama, ahora si me toca hecharle ganas al violín.

Yukari se levanta sin cuidado cayendo de golpe a la madera, el ruido termina de despertar a Hunter, ambos nos voltean a ver más colorados que trasero de bebé.

   —¿Tienen hambre? —pregunta Yukari levantandose sin dirigirnos la mirada.

No olvidaré esto en días, lo aseguró como mi cabello es pelirrojo.

Himika the ghost townDonde viven las historias. Descúbrelo ahora