28. Miedos 5: Hunter

4 0 0
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



HUNTER

El plan era la cosa más simple que puede existir, aunque su ejecución algo compleja; entrar, buscar, y salir., Suena fácil, ¿verdad? Aunque en teoría lo es, como ya mencioné, llevarlo a cabo no es sencillo.


Buscábamos algo, alguna pista, un registro, un titular, una cinta de audio, ¡Lo que fuera! No importa después de que lo que hallemos nos permita explicar el por qué de la desaparición de la familia Ruzzo.


Raven Eye es el objetivo, la institución médica que supuestamente había ayudado a la familia Ruzzo con el tratamiento de la enfermedad que les cambió el tono de su piel. ¡Ja!, ¡Y una mierda! Ya había quedado claro que en todo esto había gato encerrado.En todo caso y volviendo al plan, entrar no era un problema sino de mera paciencia, de esperar el momento oportuno y guardar silencio. Burlamos el rango de las cámaras de seguridad una vez que los guardias se habían alejado lo suficiente y entramos al sitio arrancando los barrotes de una ventana. Todo fue como la seda hasta que el humo morado tapó nuestros pies, luego nuestras cinturas y torsos hasta el cuello y el rostro e inhibió nuestros sentidos en un santiamén. Todo ocurrió en milésimas de segundo.* —Aquel que quiera oír, que oiga —una voz familiar se escuchó a lo lejos—. Nada es verdad y todo está permitido.¿De quién es esa voz y por qué resulta tan familiar a mi oído, como si siempre la hubiese escuchado?En algún momento me encontré en este cuarto infinito, sin techo y sin paredes, que se extiende hasta que el ojo comienza a fallar y alucinar horrores. No hubo una clara transición que me pudiese explicar cómo llegué a este lugar. Mi último recuerdo es intentar alcanzar el brazo de mi hermana entre todo ese humo violeta, sin éxito; como si hubiesen encendido las luces de golpe cuando el cuarto está completamente oscuro, la misma sensación.—Ese es exactamente el tren de pensamiento —al escuchar la misma voz que hace un segundo había hablado, pero que ahora lo hace detrás de mí, me volteo con rudeza para encontrarme con una extraña escena— de alguien que busca por todos los medios justificar su propia incompetencia.Los ojos de este tipo los conozco muy bien, los rasgos de su cara me son conocidos, el peinado en su cabello es tan normal para mí que logro ignorarlo, la forma de su sonrisa me es tan indiferente y común que a penas y puedo percibirla. Sus arrugas, sus párpados, sus lunares, sus marcas de nacimiento, su sudor, sus cicatrices, su bello, sus uñas y hasta las cuencas de su nariz no me son un misterio, conozco todo de este tipo tan bien que perfectamente podría ser yo. Y de hecho, así es, soy yo.—No me mires así, ni que fuese un fantasma.No hubo reacción de mi parte.—Ya está, dejaste salir la versión menos divertida nuestra. Aunque duele admitir que esa es la versión original, la quieta, la pasiva, dónde nos quedamos parados sin hacer nada ¡Ni un músculo movemos! Refleja lo... inútiles... que podemos llegar a ser —No me moví de mi sitio.Él, o sea, yo, me miró por un momento, sonrió luego y dejó escapar un burlesco suspiro de su nariz. Continúo con su parlamento.—Déjame recordarte una cosa, Hunter: fuímos unos niños buenos, no sobrepasábamos a la autoridad, hicimos caso siempre y nunca nos metimos en líos, sin embargo, ¿eso de qué sirvió? ¿Qué hiciste por ti mismo, Hunter? ¿Qué hiciste por nosotros? —En este punto el se acercó de más y tocó de manera sugerente mi pecho. Yo no me moví, no cambié mi postura, salvó mis ojos, que seguían bien abiertos y clavados en mi mismo.Por un momento nos miramos a los ojos muy incómodamente (al menos para mí. Este yo se veía bastante relajado)., y juro que en algún punto comencé a sentir un deseo, pero un deseo que no era mío, era externo, pero que estaba en mí. No sé cómo explicar tremenda mierda. El caso es que se trata de unas ganas de besar a lo que tengo en frente. Sí, es asqueroso, pero es algo que no es mío que es propio de mí. Es decir, no soy yo, es mi yo.¡Maldita sea! ¡¿Qué carajos está sucediendo aquí?!—¡Nada Hunter, nada! ¡La maldita respuesta es nada! —aunque su grito fue repentino y de un volumen aturdidora, no me sobresalté en lo más mínimo, no me asustó—. ¿Es que no te das cuenta que no has hecho nada por ti? Todo lo dejas para los demás, todo lo que haces tiene una razón externa a los deseos de tu corazón y al final nadie te a retribuido tus esfuerzos, ¡nadie te reconoce! ¿Y sabes por qué? Porque a pesar de ser todo lo que eres y trabajar tan duro, tus esfuerzos son inútiles, inútiles, inútiles. Y lo repito varias veces porque parece que no te dieras cuenta de las cosas aunque ocurran una y otra y otra vez delante de tus ojos. Inútil, inútil, inútil, ¡INÚTIL!Lo golpeé con la mano derecha curvada en un puño. No lo sé, solo lo hice. Él trató de recuperarse del golpe, pero no le di tiempo para hacerlo y volví a darle un puñetazo, esta vez con la fuerza suficiente para mandarlo al suelo. Me tiré sobre él, por reflejo se cubrió el rostro, más fui implacable y ataqué su cara una y otra vez.Izquierda, derecha, izquierda, derecha: sin descanso fui golpeándolo mientras alternaba mis brazos para atacarle. Cuando mis puños conectaban con su boca me encontraba con que sus dientes eran duros y me lastiman los dedos, pero ignoré el dolor; los huesos de su cara son sólidos y magullaban mis nudillos cada vez que lo golpeaba, pero seguí sin parar. Reventé su nariz, hundí las cuencas de sus ojos, aplasté sus labios y los partí hasta exponer las encías y la lengua. En algún momento aquel rostro dejó de ser reconocible y se volvió una mescolanza de sangre y carne que se acumulaba toda en una cuenca deforme.

Himika the ghost townDonde viven las historias. Descúbrelo ahora