5. Cuidado con los monstros

6 0 0
                                    

BELISSE

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

BELISSE

Dia viernes por la mañana, seguramente la más fría de lo que lleva la semana. Estaba tratando de dejar todo ordenado en la cocina, mi compañero de cuarto, Niccolo, llegaría muy cansado de su torno en el hospital. Sali de casa rumbo a la comisaria, y en cuanto empecé a caminar me abofeteé mentalmente por no haber traído una chaqueta.

Me gusta mucho mi trabajo, aunque de niña siempre me atrajo todo lo que tenia que ver con lo paranormal, quería trabajar en algo relacionado con eso, ir a casas embrujadas y grabar documentales sobre eso. Pero al final decidí por estudiar criminología. Y si, al estilo de la serie Criminal minds. En mis 25 años de existencia me he apasionado por el crimen.

Claro, que mejor ciudad que Himika para recibirme en criminología, esta ciudad esta malditamente maldita.
En este pueblo hay muchos más crímenes de lo que te puedas imaginar, y claro, hay un culpable, siempre lo hay. Me encantaría indagar en su mente, saber como piensa, como hace sus jugadas y en como llena de éxtasis a su alma matar.

Mi turno empieza a las 8 de la mañana, últimamente el pueblo a estado tranquilo así que no hay mucho trabajo. Marcaron las 11 de la mañana cuando decido ir por un café.

—¿Esta aburrida esta mierda verdad? —Llega a mi lado Daniela, mi compañera y mejor amiga.

—Si, un poco, pero al menos el caso del caníbal no esta nada mal. —bromeo un poco mientras pido mi café en una cafetería que queda a una cuadra de la comisaría.

Daniela tiene el cabello rubio platinado, amarrado con una coleta bien estirada, que hace que sus ojos se vean rasgados. Su tono de piel es de un dorado, pero eso es porque esta bronceada. Nos conocimos en la academia y desde ahí hemos sido muy buenas amigas.

—Oh sí. Pero de lo que leí en su expediente ya venia con esos genes, su bisabuelo en los años 50s fue el caníbal más buscado de Himika. —menciona Daniela con la visita pérdida recordando información— Quizá nacido loco o solo era para seguir el legado de su bisabuelo.

Ambas pagamos en la caja nuestros cafés y salimos de ahí rumbo a la comisaria, ya que solo nos quedaban 15 minutos de descanso.

—Puede ser por muchos acontecimientos, quizá tuvo que desarrollar una personalidad extremadamente introvertida que al pasar los años lo fue carcomiendo por dentro. —tomo un sorbo de mi café antes de seguir— Pero bueno, cuando lo traigan podremos indagar más.

Estaba comprando donde el señor Hiroshi cuando recibí una llamada de que tenia que dirigirme al instituto del pueblo, al parecer muchos cuervos entraron a un salón de clase.

En mis tiempos libres me asignan como detective ya que no hay mucho que quieran trabajar en este pueblo. Me despido del señor Hiroshi y salgo en la patrulla hacia el instituto. Al llegar me encuentro con nada mas ni nada menos que el grupo de los niños revoltosos, Hunter, Megan y Apolo. Y para mi suerte ya los reconozco, siempre están metidos en todo.

Me acercó a ellos con una mirada sería para empezar el interrogatorio.

—Hola, soy la detective Belisse Jean ¿Podrías relatarme lo que sucedió? —Comencé a interrogar a cada uno de ellos, estaba temblando, asustados claro.

—Apolo, ¿Cómo estás? —Siempre lo veo donde el señor Hiroshi así que ya hemos conversado antes. Trato de meterle conversación para que se relaje un poco.

—Bien —responde seco.

—Bien, ¿podrías relatarme lo que sucedió?

—Supongo que los chicos ya dijeron todo ¿hace falta que hable yo? —Lo veo un poco nervioso, por eso atacó son sarcasmo.

—Si, necesito ver que todas las versiones encajen —Le respondo calmada, para que sienta que no lo estoy atacando.

Apolo se rindió, así que también me comento lo sucedió, al terminar el interrogatorio los veo asustados, no del tipo dramáticos, pero si un poco incomodos. Quizá es su reacción normal, o saben algo más. Siento que están tramando algo así que los mantendré vigilados.

—Aquí tienen mi numero por si pasa algo —les digo mientras le daba mi tarjeta a los chicos, menos a Apolo, supongo que en el momento indicado el me buscara y sabrá donde encontrarme.

Dicho eso, me retire. Fui a casa porque estaba un poco cansada, así que me dispuse a hacerme algo para comer mientras metía la ropa sucia a la lavadora. Niccolo seguía durmiendo, su cabello negro azabache le tapaba un poco la frente, sus parpados descansaban y su piel pálida estaba tapada por una manta. Su metro 80 descasaba en esa cama y su brazo colgaba de esta misma. ¿Cuidado Niccolo, no te enseñaron que los monstruos viven debajo de las camas?.

Himika the ghost townDonde viven las historias. Descúbrelo ahora