12 Años

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Después de todas mis clases normales no tenía nada que hacer, decidí ir a dar una vuelta por el pueblo, mi mente estaba en cualquier lugar menos en la tierra.

No sabía qué me pasaba, de alguna extraña manera desde que cumplí años me estaba sintiendo raro, mi cuerpo a veces no respondía y eso me asustaba.

¿De pronto alguna enfermedad? No lo sabía pero deseaba que no fuera así, suspiré para agitar la cabeza, tenía que dejar de soñar despierto.

Abrí los ojos y enfrente mío estaba una chica de la secta Wen, parecía molesta por alguna razón, no le presté atención y la rodeé para seguir con mi camino.

La chica agarró mi brazo y supuse que en medio de mi ensoñación ella me había estado hablando.

La miré sin expresión en mi rostro, era más baja que yo, su frente estaba un poco arrugada, seguro se enojaba con facilidad.

-¿Pasa algo?

-Te estuve hablando y no me prestaste atención.

-¿Y tú quien eres para tutearme?

-¿Acaso tú eres el hijo de un líder de secta o algo como para que me hables así?

La miré mientras suspiraba, no quería estar en esa situación cuando me sentía tan extraño, era diciembre, y por eso empezaban a caer copos de nieve del cielo.

Uno de los aldeanos se acercó a mí para preguntar si algo pasaba o si necesitaba ayuda, solo negué para soltarme del agarre de la chica quien se enojó por mi acción.

-Oye te estoy hablando.

-No tengo tiempo para gastar, ve y busca a tu líder o algo.

Empecé a caminar escuchando sus enojados pasos viniendo hacia mi, el aldeano que me había preguntando si algo pasaba se interpuso en su camino, me detuve cuando empezó a gritarme.

Acaricié el puente de mi nariz con desesperación, no necesitaba conocer a alguien tan espontánea en ese momento de mi vida, me giré y habíamos llamado la atención de los comerciantes y aldeanos.

-¿Qué quieres chica Wen?

-¡No me llamo chica Wen tengo un nombre!

-Ajá, ¿y? ¿Qué quieres chica Wen?

-¡Qué no me llames así! Mi nombre es Wen Qing.

Una vena quería remarcar en mi frente, me volteé de nuevo, no seguiría perdiendo el tiempo con eso, estaba caminando mientras la ignoraba cuando choqué contra algo, me regañé por caminar con los ojos cerrados.

-¿Lo siento te encuentras bien?-abrí los ojos al no sentir que la persona se agarrara a mí mano para levantarse, era un chico también de la secta Wen-

-Me encuentro bien, gracias...

Aceptó agarrar mi mano después de unos segundos y se puso de pie, parecía tiritar del frío pero no podía hacer mucho al respecto, no tenía ni dinero ni abrigos extra aparte solo nos habíamos chocado.

-¿Qing-Jie?

-¿¡A-Ning qué haces aquí?! ¡Te dije que te quedaras en la posada!

La chica vino hacia nosotros y revisó que el chico se encontrara bien, me miró y yo la ignoré, no entendía porqué yo de todas las personas estaba en esa situación.

-Tú, te estaba diciendo que te ves pálido y deberías tener cuidado.

La miré confundido, ¿yo pálido? Nunca en mi vida había pasado por algo que me dejara pálido.

Desprecio Y Obligación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora