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Caridad.
Contra el pecado de la envidia.

Que extraño aquel chico estaba ahí, acaso alguien lo había amenazado para ir, dijo mi padre dirijiendose hacía el mismo.
Pero era verdad él estaba ahí, sonreí al verlo, tal vez quiera cambiar y entregarse a Dios, las personas se cansan en cierta parte de seguir en la oscuridad, y cuando an tocado fondo llegan a ocupar ayuda de Dios. Me alegraba verlo ahí, espero pueda mejorar en lo que desea.

Mi padre comenzó a dar la plática como todos los Domingos, mientras que yo me encontraba en el coro, recordando cada letra de mi parte, era bueno en recordar pero en especial ese día no recordaba nada.

Que extraño.

Pero es que la verdad no podía dejar de mirar las expresiones de aquel chico castaño sentado ala derecha de su madre junto a sus hermanos más pequeños. La duda de que porque está ahí me causaba ansiedad. Su rostro reflejaba asco y aburrimiento total, como cuando me acerco a él, esa expresión entonces quería decir que no estaba ahí por voluntad propia, no, estaba ahí porque tal vez su madre lo obligó, tal vez solo quizo ser bueno con ella y decidió acompañarla.

- Jimin, Jimin.

¿Qué podrá ser?

Ah este chico me estaba poniendo de nervios, jamás había tenido tanta curiosidad de la vida de alguien. Realmente no era algo nuevo para mí, él y yo fuimos compañeros desde secundaria así que desde ahí comenzó toda la curiosidad por saber que le sucede, pero jamás me acercaba a él porque mi padre me lo prohibía, hasta unas semanas atrás que decidí hablarle con el pretexto del paraguas.

- Jimin - resiví un codazo leve por parte de una chica del coro, abrí los ojos y me di cuenta que todos me miraban esperando a que soltará la primera nota.

Papá me lanzó una mirada algo confundida, era la primera vez que me encontraba así de distraído.
Dejé mis pensamientos aun lado y comencé con aquello.

.....

- Jimin- papá me llamo, toda la gente se estaba llendo.
Me acerque a él y lo mire, sabía que preguntaría.

- ¿ Estás bien ?- frunció algo el ceño, podía interpretarlo como estoy preocupado por tí.

- Sí papá todo bien. - dije y sonreí- solo tenía la cabeza en los exámenes de la anterior semana, espero me allá ido bien.

- Hijo eres un gran chico - apretó mi cachete y yo sonreí con mis ojos.

La señora Min sea acercó, esperaba a que Yoongi igual pero en realidad no fue así, se quedó a unos 10 pasos detrás de ella esperando a irse.

- Hola pequeño Jimin - dijo con una sonrisa, esta vez se notaba feliz, como si algo dentro de ella hubiera cambiado - reverendo - reverencio a mi padre.

- ¿Cómo estás Min ? - este le sonrió igual, y después llevo la mirada al chico y cambio la expresión.

- ¿Puedo hablar con usted ? - Le contaría acaso cuál es el motivo de que su hijo la acompaño.

Mmm.. ahora que lo pienso tal vez ese sea el motivo de su alegría y de esa fascinante sonrisa, se encontraba feliz porque aquel la acompaño al templo y se quedó a su lado sin objeción.

LA DELICIA DEL PECADO. | YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora