LA DELICIA DEL PECADO. | Yoonmin

19. Final

Te amo Jimin.
Te amo maldita sea.
Te amo, te amo, te amo...

♡

¿Habías oído hablar del destino?

Cuando creí en el amor tenía 18 años, ese año había vivido muchas cosas, que hasta ahora no logro comprender.

Apesar de los años no lograba olvidar esos magestuosos ojos que me miraban como su primer amor y único. Siempre le dije que lo amaba, lo repetía una y otra vez, aunque al principio dudaba del sentimiento termine en el fango lleno de amor para él.

Mientras cruzaba la calle un letrero con letras negras grandes, tan visibles desde una distancia lejos, me quedé parado observando lo que decía, a esto es a lo que me refiero con el destino.

" Te amare hasta el final"

Después de unos minutos de quedarme mirando ese cartel y de que la gente me mirara de forma extraña, seguí mi camino. Habían pasado unos años desde que me fuí de Goyang, había cambiado muchísimo, incluso mucho era poco, habían pasado 9 años desde mi última vez aquí.
Seguí caminando hasta toparme con una cafetería que me recordaba a él, tenía un rico olor y las paredes llena de pinturas antiguas, era todo muy rústico pero tenía un toque de ternura, por alguna razón ver eso me hizo pensar en cuando caminamos por un parque, Jimin llevaba una camisa blanca con un chaleco morado pastel y un pantalón corto color beige, su pelo rubio con un hermoso alboroto en él.

Jamás supe exactamente en qué momento me había enamorado de él, solo paso. Cuando tenía 7 años recuerdo haberle preguntado a mi mamá "y si nadie se enamora de mí" ella sonrió y dijo con un color rosado en sus mejillas. "Oh cariño, eres tan hermoso que te lloveran enamorados"
Sí, en realidad tenía muchos chicos detrás mío, pero solo eran juegos divertidos para mí, así fue hasta que conocí a Jimin.

Jimin era espectacular, uno de los mejores chicos que había visto en mi vida, era dulce, amable, tierno, especial, lindo, inteligente, sexy, en fin tenía cientos de virtudes. A ser verdad que al principio había hecho aun lado a Jimin durante mucho tiempo, pero desde el día que mis ojos lo miraron puse toda mi atención en él. Jamás lo sabría y nunca lo supo.

Dolían un poco mis pies, pero ya había llegado al final de mi camino.
La casa de mi madre no era como antes, aunque tenía casi la misma fachada, pero era de otro color, había llenado de flores y diversas plantas que olían muy bien.
No sabía cómo reaccionaria mi madre a mi llegada inesperada, el día que me fui lloro a mares, durante dos semanas me marcaba a cada hora que transcurría, después fue reduciendo la cantidad.
Mis hermanos ya eran todos unos chicos, uno tenía 17 y el otro 19, el de en medio había embarazado a una chica asiq ue tuvo que casarse, al parecer le va algo bien, hablé con él hace un mes, tenía un trabajo y los fines estudiaba la universidad. Él de 17 seguía en la preparatoria, era excelente en su escuela, consiguió un trabajo de medio tiempo a los 15 y en año y medio ahorro lo suficiente para independizarse, hace varios meses que estaba en apartamento cerca del centro de Goyang.

Subí las escaleras recordando tantos momentos que habían ocurrido, incluso la madera olía como antes.
Estaba apunto de tocar la puerta pero no alcance, una mujer de cabello negro, canas por todas partes, unos ojos pequeños y arrugas abrió la puerta me había sonreído. Mi pequeña madre se abalanzó, dejando caer su poco peso sobre mí.

-- Te extrañe tanto hijo -- había regresado.

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