El final no es el final. Es el comienzo de algo mucho más formidable, que nos llevará a amar todo eso que no pudimos tener en el inicio.
El destino puede ser cruel, la historia puede terminar en un segundo y no regresar, pero está no.
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Corro por el pasillo del hospital, mi corazón late con ansiedad en mi pecho, hay muchas cosas que aún no comprendo, no sé que me encontraré cuando llegue, ni siquiera sé cómo es que pude llegar. Aún pienso en la llamada de mi madre, con su voz quebrada, la angustia resaltaba de las vías telefónicas.
Mi mente es un pozo lleno de pensamientos, de miedo, de impotencia. La culpabilidad me carcome el pecho, ¿Cómo es esto posible?
Tengo miedo de perderlo.
Llegó al área de espera, donde un montón de personas están sentadas en las sillas metálicas, me miran desinteresadamente y vuelven la mirada al suelo, sus rostros son cansados y sin vida.
Yo no puedo si quiera respirar.
Preguntó en la pequeña recepción que está enfrente de todos y una enfermera amable me indica dónde podría encontrarse Jimin. Mi corazón se siente pesado al igual que mi cuerpo mientras camino hacía allá.
Al entrar a la sala, veo a su padre sentado con la espalda encorvada y las manos sobre su rostro. Mi mente está en blanco y no sé que decir, sin embargo puedo visualizar bien y atrás está mi madre sentada junto a otras señoras y uno que otro hombre.
Ella me mira preocupada y se levanta para envolverme entre sus brazos, me susurra al oído "tranquilo" y se aleja dejándome aún más aturdido, aún más destrozado.
El sr. Park levanta el rostro y me ve con la mirada desolada e inconsolable, pero pronto cambia a una enojada. Se levanta de su asiento y me observa de pies a cabeza, espero lo peor.
─ ¿Qué hace usted aquí?
Me pregunta con frialdad.
Intento encontrar las palabras, pero creo que ya nada es suficiente ahora,
─ Quiero estar con él. ─ digo con la voz temblando.El padre de él se acerca aún más y en voz baja pero firme, dice: ─ Usted no tiene derecho de estar aquí, mi hijo no necesita esto ahora.
Su rostro endurecido.
Siento un golpe en el pecho, no sé cómo responder, estoy tan vulnerable que me cuesta expresarme y pelear como normalmente lo hubiera hecho. Pero esto no trata de mí, si no de Jimin, y no quiero herirlo más.
─ Pero yo...lo amo ─ intento explicar.
Él sacude la cabeza. ─ Eso no importa. Usted es la última persona que debería estar aquí.
Mi madre intenta intervenir, pero él no la deja. Le pide con amabilidad que no intervenga. Regresa su mirada a mí.
─ Váyase por favor.
Dice.
Estoy en una profunda crisis dentro de mi mente, dónde no sé que es lo correcto. Pero algo si tenía claro y es que no podía marcharme sin antes ver a Jimin, y saber que estaba bien.
Tenía que luchar por él y por el amor que sentíamos, contra su padre y contra Dios si era necesario.
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LA DELICIA DEL PECADO. | Yoonmin
Fiksi PenggemarEl chico angelical y casto, será atrapado por el pecado...