Capítulo I

35 4 0
                                    

Es todo lo que soñé, es todo lo que esperé, mi cuerpo no aguanta tanta expectativa, la emoción me hace reír, los nervios también, compré tulipanes rojos para él, los tulipanes significan pasión y amor, y eso es lo que siento sin haberlo visto a los ojos, en lo que llevamos conociéndonos —2 meses, 2 completos extraños. —. Veo mi reloj a las 00:01, estoy en el aeropuerto y me siento muy mal por mentirle a mis padres diciéndoles que iba a quedarme a dormir en la casa de Nicolle, mi amiga. Observo ansiosa la puerta por la que salen los pasajeros, mi corazón se acelera de una manera violenta y llega a una velocidad increíblemente rápida cuando lo veo salir. Es igual a su foto de perfil, pero está más esbelto y delgado. Nuestras miradas se cruzan, y nos acercamos, es muy alto…, demasiado alto, es blanco, su cabello es rubio, sus ojos azules como el cielo y sé que sonríe porque sus ojos están curvados pues su mascarilla negra tapa la mitad de su cara. 

—¡Willkommen in Chile, Nathan! —exclamé emocionada dándole las flores,  he estado practicando esa frase desde que me monté en el taxi de camino al aeropuerto.

Él sonrío más,  tomó los tulipanes y me agradeció en alemán…, creo. 

—¿Ahora te puedo dar un beso? —me preguntó en español inclinándose y bajando su mascarilla. 

—Sí, hazlo. —digo sin dudar bajando mi mascarilla y me abalanzo sobre él, lo beso y él mueve sus labios contra los míos. 

Es excitante, es delicioso, hay fuegos artificiales y escucho violines…, con una melodía familiar… 

¿Por qué violines? Suenan a mi alarma…, oh. 

Abro los ojos, estoy babeando contra la almohada, me seco con mi mano al despegarme de la tela naranja y apago la alarma, me quejo por lo bajo decepcionada de que haya sido un sueño. Nathan sigue en Alemania y yo al otro lado del océano, muy, muy, lejos de ese beso que solo existe en mi cabeza. 

 En las notificaciones de la pantalla de mi celular hay un avioncito de Telegram, lo que significa que Nathan me escribió mientras dormía, siendo sincera descargué Telegram solo para hablar con él, así que sería más un "Nathangram" que la aplicación en sí. 

Me ha enviado una canción.

Desde que comenzamos a hablar nos hemos enviado canciones casi todos los días, unas para descubrir nuevos ritmos, otras para escuchar mientras hacemos algo…, sonará extraño pero cuando escucho una canción que me envía…, puedo visualizarlo aquí, bailando…, caminando…, existiendo cerca de mí. 

Toco el link y comienzo mi día escuchando "Love is a Battlefield" de Pat Benatar. Bajo las escaleras con mi toalla, saludo a mi mamá en la cocina, está haciendo arepas de calabacín, me gustan mucho; entro al baño, pongo la canción en bucle, me quito la ropa y me meto a la ducha, luego de encontrar el punto correcto de temperatura en el que no me quemo, pero tampoco me congelo… Nathan aparece en mi mente, por lo tanto lo imagino en la ducha conmigo, su cabello rubio está totalmente mojado y se torna un poco oscuro, el agua cae torrencialmente por su cara y respira por la boca, alza su rostro y pasa sus manos por su cabello, el agua baja por su cuello, su pecho peludo, baja a gran escala por la línea velluda de su abdomen sin marcas, subo la mirada, sus brazos se ven fuertes, tiene unos bíceps grandes, me provoca morderlos, lamerlos… o ambas acciones, pero no puedo, físicamente no está aquí…, ni siquiera puedo imaginar su erección, estoy bloqueada, así que lo hago desaparecer y termino de bañarme.

Me visto de negro con zapatos deportivos grises, recojo mi cabello en una coleta, meto mi falda y tacones en mi bolso, y bajo a desayunar con mi mamá. Vivo con ella y mi padrastro Lion, quien en este momento no está porque está de viaje en Egipto, trabaja en una agencia de viajes y es el creador de contenido audiovisual, es decir, va a varios países y muestra los sitios turísticos. Mi mamá lo conoció hace 3 años y ahora se van a casar en 8 meses. 

Un océano entre nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora