Capítulo XIV

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Yo al amar, doy todo de mí, me desvelo, doy el tiempo, gasto mi esperanza, cuido mi aspecto, me nacen flores en el estómago que atraen mariposas y abejas, doy mis más hermosas palabras y versos, regalo mis chistes, causo sonrisas, me vuelvo una persona más cálida y empática, invento colores para pintar el cielo, bailo debajo de la lluvia y en el desierto, vivo entre el cielo y el infierno, marco rayas en la pared contando las horas o días para un abrazo, quiero y amo, doy espacio. Al amar soy una persona que también quiere ser amada, con todos los matices de sus grises, con su pasado roto, con su corazón golpeado y su colección de flores marchitas, mariposas muertas, y abejas delirando en el estómago, que me amen desde lo más profundo de mis huesos, que me den lo que yo doy cuando estoy enamorada, porque cuando yo estoy enamorada siento que va a ser por siempre. La definición de siempre se encuentra como "perpetuamente o por tiempo sin fin" según la Real Academia Española, pero la definición de siempre es tan colosal que no puede ser comprendida a tal magnitud.

Siempre, es más que una década.

Siempre, es más amplio que viaje entre el inicio del universo y la actualidad.

Yo al amar, desearía que mi amor se extendiera hasta el fin del tiempo, así siento que es el amor, más grande que yo, más grande que él, más grande que el océano, más grande que la tierra, más grande que el sistema solar, más grande que el universo y más grande que las galaxias que lo conforman, a veces lo siento más grande que Dios.

Lo que pasa es que yo me encariño con facilidad, eso es lo que me dijo Isaac cuando tuve otra oportunidad de hablar con él, en un día que hacía mucho frío y llegué a su apartamento con una caja de té de jengibre con limón y llevé un envase de miel, nos pusimos a hablar en la sala y me puse muy melancólica porque había perdido a Nathan y nunca lo había tenido. Me encariño con facilidad porque tengo tanto amor dentro de mí que me sobra, así que lo regalo, y me llevo varias experiencias malas porque descubro que las demás personas tienen tan poco que lo guardan para alguien más..., prefieren no gastarlo en mí, absorben lo que me sobra y lo usan para otras personas.

Nathan, no es la excepción, han pasado 6 días desde nuestra última conversación, ¿Me había respondido?, sí; ¿Escuchó las canciones que le envié? No.

Estoy comiendo una ensalada de salmón en el trabajo, las niñas ya se fueron, Núria está en el baño y las maestras están comprando sus almuerzos, yo estoy sentada en el suelo viendo la lechuga. Odio esta ensalada, a Nathan no le gustaba. Tomo una nota amarilla que traje del escritorio de Nuria para escribir cosas que me vengan a la cabeza, escribir incluso una lista de compras me calma; la pego en la tapa, escribo: "Nat's favorite, not a tuna salad, is a horny salad" que significa en inglés: "La favorita de Nat, no es una ensalada de salmón, es una ensalada cachonda". Ya que una vez tuve un sueño húmedo con él luego de que preparáramos una ensalada de salmón...

Le tomo una foto, la guardo para mí, he estado guardando fotos que le pudiese enviarle a Nathan cuando él tuviera la pura voluntad para hablarme y decirme qué ha pasado en este lapso.

He acumulado muchas fotos e imágenes, entre ellas: Comics chistosos, una captura de pantalla sobre ABBA insinuando una entrada como regalo para el día de las madres —Nathan me comentó que a su madre le gusta ABBA—, noticias de Ucrania y noticias de Rusia —pues le gusta estar informado de lo que pasa en la guerra—, memes, datos curiosos..., cualquier cosa que le pudiese gustar..., lo guardo..., pero de algún modo sé que no va a verlas nunca y eso me parte en dos.

Hace tres días guardé todas sus fotos en mi galería, las veo cuando no tengo nada que hacer, mi almacenamiento en el celular está muy lleno, y quiero poder borrar sus fotos..., pero no puedo. Aunque lo mire y le diga que lo odio en voz alta. Aún no puedo borrarlo de mi celular ni de mi mente ni de mi maltrecho corazón, se ha quedado a vivir en ellos.

Un océano entre nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora