En la presentación doy todo de mí, saco a relucir mis pasos como una diosa, sin importar que esté sufriendo por dentro, la música la siento muy dentro de mi ser y siento mucho orgullo llenándome de energía para continuar con el flamenco, los aplausos, los gritos de "Olé", las palmas, las sonrisas; todo lo disfruto, al igual que ver a mis dos grupos hacer las coreografías como unas profesionales, todos estos meses haciendo ejercicios y sincronizando los pasos no fueron en vano. Estuvo increíble, me siento plena por haber creado dos bailes, haber bailado con las demás maestras y haberlo hecho desde el amor que siento por el flamenco, por brindarme fuerza cuando estoy débil o nerviosa.
Luego de salir victoriosa de mi primera presentación en Chile, me encuentro con mi familia, todos han venido a verme, me abrazan y me dicen que estuve grandiosa, me felicitan incluso Edward y Arturo me regalan un ramo de rosas rojas como felicitaciones de mi esfuerzo como maestra de flamenco y mis bailes grandiosos; abrazo a mis hermanos, a mis cuñados, a mi mamá, a mi padrastro, a mi papá; están muy orgullosos de mí y me lo hacen saber.
Y no puedo evitar cuestionarme qué estaría haciendo Nathan en este momento, me gustaría saber qué hace ahora, si está viajando, o sin señal, o si está con la ex, o si no ha tenido internet... algo remotamente extraño porque Alemania no se quedaría sin internet..., hace unos días hablé con mi tía de allá. Sí tienen internet. O no pagó su internet..., pero no puede vivir sin los videojuegos o sin escuchar su rara música vikinga. Pero luego me doy cuenta de que él no está pensando en mí y trato de dejar de hacerlo, pero me resulta increíblemente difícil, es horrible.
Carmesí se me acerca y me abraza, está feliz y me trae un girasol como agradecimiento por haberle enseñado nuevas cosas del flamenco, la abrazo fuerte y la felicito porque estuvo estupenda, además quiero saber el chisme del chico que le gustaba, a lo que me respondió que el niño y ella fueron novios por poquito tiempo, cortaron porque él era muy inmaduro, quedo boquiabierta.
Llega el señor Juan a felicitarme, y se presenta con mis padres, yo les hago señas a ellos para que lo corten porque a pesar de ser amable, es un señor y no me agrada para nada, solo he sido educada con él porque Carmesí es una joya.
Entonces, escapo de los halagos del señor Juan y me voy con mis hermanos a McDonald's para celebrar este evento tan magnífico, la paso muy bien con mis hermanos, los chistes de Arturo me hacen reír hasta explotar, Anna me deja hablar y bromear con su barriga y nos burlamos de que Alfreda parece embarazado también, Lobelia me pregunta sobre flamenco y me hago la muy culta, Alejandro me hace saber que si quiero hablar de mis sentimientos por Nathan, es todo oídos y le agradezco por eso, por ahora prefiero sufrirlo y aguantar el dolor yo sola por un tiempo.
La última conversación que tuve con Nathan fue de música, me había recomendado escuchar el nuevo álbum de Rosalía, ahora escucho MOTOMAMI completo con la tristeza incrementándose.
El silencio está presente, sobre todo en el chat donde aparece su nombre, no hay avistamientos de él.
Ya van 3 semanas desde que Nathan desapareció, sé que no ha muerto porque revisé su actividad en Twitter, no lo sigo pero sé su user y le ha dado likes a unos tweets de hace unos días...
Me repito que debo aceptar que nunca lo voy a ver, porque si lo acepto estaré mejor.
No obstante, lo más triste de todo esto fue que el presente de esta semi-relación nunca me rompió, lo que me despedazó fue el futuro que pensé que tendríamos, el futuro que planteamos en nuestros sueño e imaginaciones, yo esperaba poder crear recuerdos con él y no solo pequeñas ilusiones que me hicieran mal al final.
Para poder sobrellevar mi duelo amoroso, he estado escribiendo toda clase de locuras: algunos diálogos de Dirty Dancing, colores, cosas que pertenecen al cielo, tipos de arepas...
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Un océano entre nosotros
RomanceSilvia y Nathan tratan de que su vínculo especial no se hunda en el océano y logre sobrevivir a la distancia.