Capítulo VII

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Escribo lo que acaba de pasar en el grupo de mis mejores amigas, Nicolle está escéptica, Vid se emociona y Valentina parece preocupada, pensé que todas se alegrarían, que Nathan tenga un sueño así conmigo debe ser algo bueno…, al menos eso creo…

Recibo un mensaje privado de Valentina que me hace dudar.

"No me da buena espina ese tipo, Silvia." Me hace saber Valentina. 

"¿Por qué?" giro los ojos.

"No sé, es que, todo lo que nos dices de él son temas sexosos, y creo que en algún momento va a dejar de ser muy bonito contigo y va a cambiar la cosa." Escribe y me he dado cuenta que solo les escribo cuando me insinúa cosas. 

Es cierto, hablamos mucho de sexo, ambos somos adultos y solo hablamos de aquello en ocasiones. Sin embargo, no es de lo único que hablamos, salen muchos temas interesantes que ni se acercan al caso, ambos tenemos discusiones sobre tópicos ambientales, políticos y sociales, en inglés y español, que resultan alucinantes, y es por eso que me gusta hablar con él también, no solo porque sea gracioso y atrevido, también porque me explica cosas apasionadamente, y en algún momento podemos diferir, pero no nos molestamos, solo argumentamos y quedamos en buenos términos. 

Y es que no solo se trata de coquetear, se trata de hablar libremente y aprender. 

"Debes salir con otros chicos, ese tipo no está aquí." Me escribe. 

"Es que, no quiero hablar con otros chicos, quiero hablar con él, me gusta mucho, y no quiero ponerme en una situación incómoda con otro chico." Respondí. 

"No te estoy diciendo que te conviertas en puta tampoco, solo que sigas con tu vida, sal, diviertete, yo te podría invitar a tomar algo, pero estoy ocupada con lo de la boda…, la cosa es que no te estanques." 

Entiendo que quiera que no me quede con la única opción que tengo que es Nathan, comprendo su posición porque no lo conoce, no ha hablado con él, no sabe que le gusta cocinar, que se concentra escuchando música metal, que no ve muchas películas, que mientras haya covid en el mundo no va a ir al cine, que es un poco alérgico al sol, que baila en su casa pero no en otros lugares, que le gusta ver imanes coloridos en neveras ajenas pero en la suya no tiene casi ninguno, que le gustan mis ojos, le gusta hablar conmigo, le gusta que he desarrollado una confianza de hablar con él de cualquier cosa aunque sea un contenido explícito…, de que le gusto yo…

"Entiendo, y es que yo todavía tengo vida, Valentina, tranquila. Yo salgo a veces, justamente porque no quiero resumir mi día en esperar un mensaje de él o responder un mensaje de él." 

Y es cierto, no quiero que Nathan sea mi sol y yo la tierra orbitando a su alrededor necesitando un poco de su luz y calor para mantenerme viva, también necesito un satélite natural que orbite a mi alrededor, que esté más cerca de mí…, necesito una luna…, y es difícil de admitirlo, pero lo sé y siempre quiero darlo por sentado porque el sol está muy lejos…, e igual me quema. 

Le aclaro a Valentina que no siempre me quedo en casa, busco espacios en el día para dejar de pensar en él, he salido a patinar, a despejar mi mente y ella aprueba todo eso, le gusta que salga del celular y me introduzca a la sociedad. 

"Espero que te pase como a mí, antes de conocer a Adán, estaba muy enamorada de un chamo, pero terminamos porque yo me venía a Chile. Cuando me vine todavía seguía pensando en él, hasta estando en una fila del banco Falabella seguía pensando en él, pero entonces se me acercó este extraño y comenzó a hablar conmigo, intercambiamos números y lo guardé como Adam en vez de Adán jajaja, y ahora míranos, vamos a casarnos después de 5 años juntos." 

Me encanta esa historia, y estoy totalmente contenta porque ella esté tan enamorada y feliz, se merece todo lo bueno que el mundo le pueda dar. 

Pero yo no quiero enamorarme de otro sin antes haber visto a Nathan, quisiera abrazarlo aunque sea una vez, actuar como actúan las parejas en el centro, agarrarnos de la mano, vitrinear, darnos piquitos, abrazarnos espontáneamente, reír, bromear… No sé cuántas veces lo he imaginado siendo algo así como un ángel guardián cuando mucha gente se mete en el metro, percatándose de que nadie me toque o me hable, o cuando camino por la calle sola, a veces imagino que camina a mi lado, así voy más tranquila sin tanta ansiedad y paranoia de que me vayan a hacer algo solo porque soy una mujer caminando sola. 

Un océano entre nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora