Capítulo III

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Durante una semana estuve revisando el celular como una maniática, es la única forma de comunicarme con él, pues no tiene Instagram, no tiene Facebook, no tiene WhatsApp, no tiene nada relacionado con Mark Zuckerberg porque su compañía utiliza los datos privados de las personas a favor de las grandes compañías o personas con poder…, o al menos eso vi en un documental de Netflix, además Nathan me lo dijo.

Me despertaba, prendía la pantalla y el avioncito aún no estaba. En la academia, los niños me llamaban la atención por estar pendiente del teléfono. Perdí el apetito, a mi mamá le parecía extraño que no comiera y yo le respondía con una sonrisa que estaba emocionada porque Lion vendría pronto. 

Quería escribirle a Nathan. 

Quería saber el por qué de su ausencia. 

Era normal que me obsesionara con la idea de no perderlo. Pues en esto de tener relaciones amorosas con chicos, no se me da. Siempre termino perdiendo y desilusionada, lo peor es que sé que este tipo de relación a larga distancia tiene más posibilidades de hundirme que de poder salir a flote, e igual sigo a bordo. 

Pero este vínculo entre Nathan y yo…, es más especial que los otros 3 amores platónicos:

El primer amor que tuve fue Oscar Bolaños. 
Lo conocí en la Sinfónica de mi ciudad, él tocaba el violín y yo la flauta, teníamos 7 años y no sabíamos que era el amor, yo solo sabía que era muy lindo con esos ojazos azules y picarones; cada vez que lo veía le regalaba caramelos así que comenzó a juntarse conmigo…, y cuando dejé de darle caramelos no se acercó a mí, pues otra niña le daba caramelos y además le dijo que yo tenía piojos. Muy mal de su parte, pero los niños no miden sus acciones. 

Mi segundo amor, Alejandro Rondón.
Durante 10 años luego de Oscar, no hubo otro que me gustara tanto como Alejandro Rondón —para no confundir le llamaré "Ron" porque mi hermano mayor se llama Alejandro también—, a él lo conocí en una fiesta de recaudación de fondos de mi promoción para la fiesta de graduación, cobramos la entrada y el espacio que se alquiló era muy grande, yo bailé mucho esa noche, estuve bailando con mis amigas Vid, Valentina y Nicolle hasta que poco a poco unos chicos las invitaron a bailar y yo me sentí fuera de lugar así que me fui a sentar. No había muchas sillas. Entonces un chico se sentó a mi lado en el suelo. Era Ron. Me saludó y se presentó, hablamos un poco, de la fiesta, de la escuela, de las graduaciones…, y luego me dijo que era muy linda y que si quería bailar con él. De pronto me sentí apreciada, era la primera vez que un chico me decía que era linda, y la verdad es que a veces no me lo creía. 

Tomé su mano y bailamos como 5 canciones, durante 5 canciones hablábamos pero no lo escuchaba ni él a mí, por lo que nos acercamos mucho más al hablar, y cuando no hablábamos, sentía su respiración cerca de mí, era algo sexy. Pero me cansé de bailar y lo invité a salir del lugar, entonces asintió y nos fuimos de ahí a caminar por el estacionamiento por casi una hora, hablando de nuestros intereses comunes, series, música, viajes, colegio, también me habló de su ex y me mostró fotos de su promo, hasta que me tomó la mano y me atrajo a él, iba a ser mi primer beso. 

Digo "iba", porque escuché que una voz muy familiar me llamó, volteé y estaba mi papá esperando en su auto frente al estacionamiento. Un clásico momento "Trágame tierra". Ron me pidió mi número y se lo di, entonces me fui corriendo. 

Y durante los siguientes días estuve esperando una señal de vida, tenía esperanza de que me llamara o escribiera…, me enviara una solicitud de amigos en Facebook, me siguiera en Instagram, o qué sé yo…, enviara una paloma mensajera…, pero no hubo nada, solo yo y películas románticas que pasaban en la televisión y era una gran coincidencia que "A él no le gustas tanto" fuera una de las que vi completas. Dios me quería decir algo de la forma más cínica y yo no lo quería aceptar. 

Un océano entre nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora