TAEGAN
Me encontraba acostado en la cama del hospital cuando la puerta sonó.
—Pasa —dije.
Me asombré cuando vi a Skyler entrando sigilosamente por la puerta.
—Vengo a visitar a mi vecino de cuarto —dijo mientras cerraba la puerta detrás de él.
Llevaba puesto una bata igual a la mía.
—Te veo en el instituto y ahora en el hospital ¿Que clase de tortura es esta? —resoplé con algo de diversión.
—Sé que estás feliz de verme —añadió sonriendo. Se detuvo frente a la cama mientras me inspeccionaba—. ¿Cómo estás? Quizás sea una estupida pregunta, pero nunca está de más.
—Estoy vivo, que es lo único que importa —respondí sentándome en la cama—. ¿Qué hay de ti? Me enteré de lo que pasó.
—Estoy bien —contestó con serenidad—. ¿Te das cuenta lo jodidos que estamos?
Sky y yo soltamos unas carcajadas.
—No más que tú —añadí—. Esta vez tú ganas.
—¿Yo? Tú ganas.
—No, tu ganas por imbécil. ¿Quién mezcla drogas sin pensar que le ocasionará una sobredosis?
—No estaba pensando —agregó en defensa tomando asiento en la esquina de la cama—. Pero bien, tienes razón.
—La tengo, pero yo también soy un imbécil —dije avergonzado—. ¿Cómo es que nunca hablamos?
—Eras un engreído.
—¿Yo? —bufé—. Tu siempre andabas malhumorado maldito punk.
—¡Oye! Más respeto a mi clan —soltó Skyler llevando una de sus manos a su pecho.
—Bien, debo admitir que soy fanático de Green Day —confesé sonriendo.
—¿Qué dices? ¿Acaso eres punk de closet?
—Tal vez.
Ambos sonreímos.
—¿Quieres ir a un concierto de Green Day saliendo de toda esta mierda? —propuse.
—Me parece una idea estupenda —añadió—. Esta vez yo invito.
—¡Perfecto! Ya dijiste.
—¿Desde cuando Taegan sonríe? —preguntó Bethany mientras entraba a la habitación en compañía de Harper.
—Taegan y yo iremos a un concierto —les hizo saber Skyler.
—¿Desde cuando ustedes son amigos? —preguntó Harper con asombro.
—Desde hoy —le respondió—. Por cierto ¿Qué haces aquí?
—Me tope con Bethany y me dijo que te había visto entrar a la habitación de Taegan —le respondió.
—¿Qué curioso no? —añadió Bethany mirándonos—. Los cuatro estamos reunidos por primera vez sin discutir en un cuarto de hospital.
—Estos chicos ocasionan muchos problemas ¿no crees? —le murmuró Harper a Bethany.
—¿Verdad? Parece que se pusieron de acuerdo en terminar en el hospital —contestó.
—Estamos aquí por si no se han dado cuenta —intervine.
Estuvimos un rato hablando sobre el instituto. Me di cuenta de lo agradable que es tener a alguien con quién platicar y reír por un rato. Me hacia olvidar los problemas en los que estaba metido.
Después de que todos se hayan ido, Wayne vino a verme a la habitación.
—¿Estás mejor? —preguntó sentándose en el sofá de mi costado.
—Si, ya quiero irme de aquí —respondí.
—Pronto saldrás —añadió—. ¿Ya comiste?
—Hace una hora, pero la comida no es tan buena, sabe muy insípida —confesé.
—Resiste otro día más —sonrió.
Wayne se quedó un momento en silencio, lo observé por unos instantes, me di cuenta que su mirada estaba fija en sus manos que se movían ligeramente por encima de sus piernas, parecía nervioso.
—¿Está todo bien? —pregunté.
Wayne alzó la vista y me miró.
—De hecho quiero decirte algo —comentó ansioso.
—¿Qué pasa?
—Bueno, yo... estoy saliendo con alguien.
—¿De verdad? ¿Con quién? —inquirí con curiosidad—. Por favor no me vayas a decir que estás saliendo con Melanie, esa perra nunca me ha caído bien.
—No —soltó una risa—. En realidad, es un chico.
—Oh, vaya.
—Se llama Edward, tu lo conoces.
—¿Eddie? ¿El mejor amigo de Bethany? —pregunté asombrado.
—Si, él mismo.
—Es atractivo —dije soltando una risa divertida, Wayne también sonrió—. ¿Como fue que sucedió?
—Fue desde hace dos años.
—¿Por qué nunca me lo dijiste?
—Tenía miedo a que me juzgaras.
—Demonios, se supone que debemos tenernos confianza y ambos nos hemos escondido cosas tan importantes. ¿Como llegamos hasta aquí? —resoplé con frustración—. Lo siento mucho Wayne, por dejarte solo en esto.
—Está bien, solo prométeme que no volveremos a hacerlo.
—Lo prometo —dije sonriendo.
—Ven aquí.
Wayne se acercó y me abrazó con fuerza. Me di cuenta lo mucho que las personas me amaban y apoyaban, y que si algo malo me hubiera pasado, me hubiera perdido de esto. A veces lo más insignificante es lo más valioso y lo que más nos hace feliz.
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La juventud perdida
Ficção Adolescente5 jóvenes con vidas diferentes pero con algo similar. Todos se sienten perdidos en el transcurso de la vida de su adolescencia. ¿Podrán superar aquello que ven imposible y difícil de sobrellevar?