Capítulo 10

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EDDIE

El baile de Bienvenida había caído un viernes. Era el primer acontecimiento importante del año escolar, bueno, después del partido de fútbol, ya que para la Universidad lo era.

Estaba esperando a Bethany en el auto para irnos juntos al baile de Bienvenida que ya había comenzado. Le dije que pasaría por ella a su casa, pero me dijo que me vería en la esquina de la calle. Miré por la ventanilla del auto, afuera estaba oscureciendo cada vez más. Me recargué en el asiento deseando que todo saliera bien. Me dije a mí mismo que iría por las mismas razones por las que fui la primera vez. Evitar ser un marginado al que todos pisotean por encima de todo. Deseaba tanto que esta vez fuera todo diferente que al del año pasado.

Bethany se dejó ver, llevaba un vestido largo color rojo vino, se le veía espectacular con su hermosa silueta. Abrió la puerta del auto y se subió.

—Pero mírate mujer ¡Estás bellísima! —le dije sonriendo, ella me miró sonrojada.

—Gracias Eddie, me costó encontrar un vestido bonito y que no estuviera por encima de los 40 dólares —añadió.

—Pero lo encontraste, y te ves ¡De maravilla! —agregué—. Me alegra ser yo tu pareja de baile.

—Ni lo digas, no sé si quiero llamar tanto la atención con este vestido, y también me alegra venir contigo.

—¡Vive con descaro, mujer! Que la vida solo hay una —exclamé con entusiasmo.

Bethany asintió sonriendo.

Cuando llegamos, bajamos del auto y comenzamos a caminar hacía el salón de gimnasia donde sería el baile. Bethany y yo nos tomamos unas cuantas fotos al entrar. Normalmente decoraban la entrada para que las parejas que iban entrando se tomaran fotos de recuerdo.

—¿Quieres algo de beber? —me preguntó Bethany cuando estábamos en la mesa.

—Ay, si por favor, te lo agradecería —agregué sonriendo.

Ella se levantó de la mesa y la perdí entre la gente. Empecé a observar todo el lugar que estaba muy bien decorado. Mi mirada se detuvo en Oliver que estaba bailando con una chica. Me maldije a mí mismo por seguir teniendo sentimientos hacia él. Me levanté de la mesa mientras Bethany no estaba y me dirigí hacia el baño. Ya dentro, me lavé las manos una y otra vez sin dejar de pensar. No sé cuanto tiempo pasó, cuando la puerta del baño se abrió dejando ver a Oliver entrar. Cerró la puerta detrás de él y se acercó al lavabo que estaba a un costado del mío, no dijo nada, solo abrió la llave del agua y comenzó a lavarse las manos.

—¿Aquella chica es tu pareja de baile? —preguntó rompiendo el silencio.

—¿Tanto te importa saberlo? —inquirí mientras cerraba la llave del agua.

—Solo decía —tomó unas cuantas servilletas y me obsequió una. La tomé con resignación. Me sequé las manos y después arrojé el papel hacia el bote de basura, comencé a caminar hacia la salida cuando Oliver habló—. Ese traje se te ve muy bien.

Me detuve en seco antes de abrir la puerta.

—¿Estás borracho? —le pregunté mientras lo miraba. En eso él comenzó a caminar hacia mí, quedando a unos cuantos centímetros de mi cara.

—¿Un borracho haría esto? —me tomó por la nuca y me atrajo a él, besándome con tanta intensidad, lo cual yo también accedí.

Me recargó en la puerta de la entrada y la cerró con llave antes de qué alguien más entrara, ya que éramos los únicos en el baño. Comenzó a besar mi cuello con desesperación hasta que se detuvo un momento para desabrocharme el cinturón. Una vez que te bajan el cierre, ya no importa lo demás. Lo vi agacharse levemente hasta quedar en cuclillas.

La juventud perdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora