Capítulo 42

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SKY

Salí del hospital una semana después de haber estado internado. Me habían hecho varias pruebas y análisis de sangre. Comencé a ir a terapia e ingresé a un centro de rehabilitación y desintoxicación. Por las mañanas iba a la Universidad y saliendo de clases tenía que irme al centro de rehabilitación. Cada cierto tiempo me tenía que estar haciendo pruebas de orina para ver que no estuviera ingiriendo nada.

Las primeras semanas habían sido terribles. Había días donde sentía tanta ansiedad por consumir aquella sustancia tóxica. Era cuando perdía el control sobre mí. Por las noches llegaba a sentir sudoración, fiebre, temblores y tenía una necesidad de inyectarme. Fue bastante duro y difícil sobrellevarlo, pero sabía que ya no podía hacerle esto a las personas que tanto amo, y tampoco a mí mismo. Así que intenté soportarlo como fuese posible.

Los viernes nos reuníamos en grupo con las demás personas rehabilitadas y hablábamos de varias cosas. No soy tanto de hablar de mí con la gente, pero lo estaba intentando. La terapia conductual suele ayudarnos a controlar nuestro temperamento, también a controlar nuestra compulsión por las drogas para no recaer y a apoyarnos entre nosotros, los pacientes.

Aun recuerdo el primer día que llegué. Me hicieron pasar al frente a presentarme. Todas aquellas personas me miraban en silencio.

—Hola, mi nombre es Skyler y tengo 20 años. Soy adictivo a las drogas, en especial a la heroína. Sufrí de una sobredosis donde estuve a punto de morir, pero en cambio, logré sobrevivir a eso. Decidí tomar rehabilitación porque quiero estar mejor, curarme de esta adición que tanto dolor me ha causado, sé que no es demasiado tarde y que todavía puedo hacer lo correcto —dije mientras jalaba el aire y lo soltaba levemente por la boca—. Verán, hay una chica, su nombre es Harper, tiene el cabello rojizo más hermoso que haya visto antes. Bueno, en realidad es la chica más hermosa que allá visto en mi vida —solté una risa divertida—. Yo... quiero estar mejor para ella, para mis padres que tanto apoyo me han brindado y para mí. Quiero salir de esto, y sé que puedo lograrlo teniendo mucha fuerza de voluntad, así que espero que cualquier persona que este en este mismo abismo, pueda encontrar la luz y recuperarse, gracias.

Regresé a la silla mientras todos me aplaudían, esto sería bastante complicado, pensé. Pero no me rendirían, no ahora ni nunca. Quiero que mis padres se sientan orgullosos de mí, que Harper nunca se arrepienta de estar conmigo y de haberme elegido, y yo finalmente salir limpio de este círculo vicioso, de este poso que tanto me había costado salir desde hace años.

El día de hoy cumplía mi primer mes en este lugar. A lo lejos vi sentada a Harper y a mis padres, normalmente las pláticas de grupo podían venir nuestros familiares, me gustaba mucho que ellos vinieran a verme.

Estaba orgulloso de Harper por todo lo que ha logrado, todo este tiempo ella había estado tomando terapia. Me gustaba verla mejor, feliz y segura con su cuerpo, eso demostraba que ambos podíamos salir adelante. También ahora llevo una mejor relación con mis padres, sabía que lo único que ellos querían era verme mejor, sé que fui un mal hijo y que los defraudé, por eso había decidido convertirme en alguien del cual ellos puedan sentirse orgullosos.

Regresé mi mirada hacia esa chica tan hermosa que me observaba.

Harper, aquella chica de cabello rojizo y que me enamoró desde el primer momento que la vi en aquel pasillo donde chocamos accidentalmente. He aprendido tanto con ella a mi lado. Harper me ha enseñado lo bueno que puede ser la vida estando sobrio, como también lo maravilloso y sorprendente que puede ser la vida. La amo con todo mi ser que no podría vivir sin ella. Cada vez que la observo, me doy cuenta de la suerte que tengo.

Aun recuerdo muchas cosas que vivimos juntos, y todos aquellos que nos faltan por recorrer. Debo admitir que mi juventud no está tan perdida gracias a ella o quizás me ha salvado. Sé que hemos pasado por cosas buenas y malas, quizás más malas que buenas, pero aun así, he aprendido a lidiar con el dolor que me ha tocado vivir. Ella me hace una mejor persona y la que me mantiene vivo con tantos sueños por delante.

Cada vez que la veo pienso que la quiero tanto que no podré vivir sin ella si me falta. Pero es que simplemente no puedo dejar de decir lo que siento por esta persona que me ha escogido por encima de todo. A mí, a un desastre de persona. Si viviéramos en otra vida juro que la buscaría otra vez hasta encontrarla. Porque sé que es mi otra mitad y que estoy tan enamorado de ella. Espero algún día hacer una vida con ella, tener hijos y que tengan su hermoso color de cabello. Y espero que un día como hoy, sentarme a su lado y ver aquellas arrugas que comienzan a verse entre su hermoso rostro y saber que nada me falta, porque la tengo a ella y con eso basta.


HARPER

Yo estaba tan rota que no podía reconocerme frente al espejo. Me daba tanto asco ver el reflejo de algo que no me gustaba o no me satisfacía. Me sentía decepcionada de mí y de no poder ser la persona que tanto deseaba.

Era obvio que algo dentro de mi no estaba bien, sino que estaba dañada y me lastimaba cada vez más. En el fondo sabía mis razones, conocía mis limites, pero me rehusaba a escucharme o tan siquiera a intentarlo. Era más fácil ignorarlo y seguir haciéndome daño a mí misma. ¿Que podría pasar? Si continuaba haciéndolo estaría más cerca de mi meta, ¿No es así? Claro que no fue así. Sino que en ese transcurso me iba hundiendo en un poso sin salida. Me atemorizaba jamás poder ser la persona que yo deseaba. Confrontarme a mí misma era una decisión aterradora. Me obsesionaba cada vez más ser perfecta, pero entonces, un día me detuve. Fue cuando decidí ponerle fin a todo esto. A empezar a sanar, a confrontar todo eso que había estado evitando por años. A mirar la realidad y a reconocer mis errores. Aprendí a perdonarme, a escucharme, a amarme.

Llevo varios meses intentando sanar y en ya no huir de mí misma. He dejado de esconderme en mi propia cabeza y a mirar la vida con otros ojos, como también a mirar mi cuerpo como lo más preciado que tengo. Es un camino donde aprenderás que nada es fácil, donde sentirás que ya no puedes y querrás rendirte. Pero debes continuar sin importar lo complicado que sea. Porque si no lo intentas, nunca lo sabrás.

Ahora me veo al espejo y ya sé quién soy.

La juventud perdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora