Era un nuevo día de trabajo, otro día dentro de la tediosa rutina de tener que soportar al idiota de Springer. Solo que hoy se le sumaba un nuevo factor a la ecuación, que la chica que estaba en el cubículo al lado mío, la misma del ascensor cabe aclarar, no paraba de mirarme y era incómodo y tenebroso al mismo tiempo.
Bostecé mirando la hora en mi teléfono. Quedaba media hora para que mi turno finalizara y se supone que esta noche volverían los Jones de su fin de semana familiar.
Me estiré en mi lugar y volví a organizar las carpetas que Springer me dio. Por más que me diera toneladas de trabajo, no me echaría para atrás, es más, me favorecían bastante por más que él no se diera cuenta de ello.
Los papeles que estaba organizando ahora hablaban acerca de algo de una nueva sede, lo sé porque conozco estos tipos de documentos.
Así que Amalia pensaba comprar una nueva sede, y no sólo eso, con la compra vendría también el hecho de tener que hacerle una buena presentación al lugar, así como varias cosas más.
Cosas de las que, si era inteligente, podría mover los hilos para encargarme sin que Springer se enterara y así, quedar bien con Amalia.
Ya estaba maquinando mi plan en mi mente cuando escuché unos golpecitos en mi escritorio como si estuvieran tocando a la puerta. Levanté la vista y ahí estaba Springer, con su típica mirada de rata ponzoñosa, pero ahora con una diferencia, se lo veía extrañamente feliz.
—Yamagi, ¿terminó lo que le pedí? —comenzó lo suficientemente alto para que varios lo escucharan.
Porque también le gustaba hacer eso, hablar alto para dejar en evidencia mis faltas con los otros. Es obvio que este trabajo no se termina en un par de horas y sabe de antemano que a estas alturas ni voy por la mitad.
—No, pude avanzar bastante, pero mañana lo terminaré —expliqué.
—¡¿Cómo que mañana?! No, no, no, Yamagi —exclamó ofendido—. Necesito este informe para mañana a primera hora.
—¿Por qué no me lo entregó antes para que lo terminara a tiempo? —Antes de que pudiera procesarlo mi lengua actuó.
—Porque soy una persona muy ocupada que no puede ver y acompañarla para que haga las cosas a tiempo, Yamagi —reprochó airoso.
Elevé una ceja con cinismo y, para mi desgracia, o la suya no sabemos, mi lengua estaba demasiado filosa hoy.
—¿Y si la quiere a tiempo por qué no lo hace usted entonces?
Springer me observó con la boca abierta, como si le acabara de pegar una buena bofetada. Que ganas no me faltan, pero no, no lo hice literal.
—Porque tengo una cita romántica esta noche —explicó con todos los humos encima.
—Si es su madre no cuenta —le corté.
Podría preocuparme porque las palabras salían libres sin remordimiento, pero estaba cansada, odiosa y no tenía ganas de soportar su cháchara.
La chica del cubículo del lado soltó un jadeo y se tapó la boca al instante ocultando que había escupido de su café. Springer decidió no hacer caso a mis provocaciones y se acomodó el traje.
—Mas le vale terminar ese informe o sino tendré que decirle a Amalia de su comportamiento y poco empeño profesional —determinó y, mientras se marchaba, agregó en alto—. ¡Quédese toda la noche de ser necesario!
—Carajo —Me quejé por lo bajo.
Pasé una mano por mi rostro para quitarme la cara de sueño y saqué otra de las carpetas para empezar a organizarla.
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No me llamo Mulan [Princesas Modernas #2]
Teen FictionAlgo que siempre quiso Kira Yamagi es ser la nueva presidenta de la cadena hotelera de su padre. Siendo prácticamente hija unica y de caracter fuerte todas las posibilidades estan a su favor, hasta que sus padres le ponen condiciones para ello. Ell...