Malos Hábitos [Bet On It] ✧ KookV

Capítulo 06

*Historia creada/escrita por Chispasrojas [Beatriz Ruiz Sánchez]. Si quieres apoyar a la autora, puedes encontrar contenido exclusivo y los capítulos anticipados en Patreon.com/chispasrojas.

Capítulo 6. Jarabe de palos

El viernes noche pintaba muy bien. Los chicos llegaron a un local nocturno bastante abarrotado, la música sonaba con fuerza, rebotando contra las paredes y retumbando en el estómago de Jungkook. Las paredes eran de ladrillos, las luces de neón brillaban sobre una extensa barra metálica, con decoración ochentera y algunas mesas de billar a un lado.

La zona de sentarse quedaba un poco apartada del jaleo, tras unas cortinas de flecos, había varias mesas y sofás al estilo retro. Jimin y Jungkook bebieron, bailaron un poco y se comportaron alocadamente, divirtiéndose. Luego, encontraron la mesa donde se sentaban los otros, compartiendo una breve charla con unos conocidos que pasaban por allí. Jungkook recordó algunas anécdotas antiguas de cuando Jimin y él eran pequeños, y poco después, Hazel les contó la última novedad que había en el club de baloncesto.

En el plazo de una hora, tanto él como Erik tomaron hasta hartarse, y tras varios piques sanos entre ellos, terminaron bailando en la pequeña y fluorescente pista que parpadeaba al ritmo de la música, con un montón de gente sacudiéndose. En la mesa, alguien tocó la mano de Jungkook. Dobló la cabeza y encontró a Sia, la mejor amiga de Ginna, que había estado coqueteando semanas atrás con Erik, se deslizaba justo a su lado, en el asiento de cuero.

—¿Qué tal? —le preguntó sonriente, por encima de la música.

Jungkook intentó expresarse con algo, pero al final se fijó en los dedos que ella deslizaba por su muñeca, bajo la manga de chaqueta de cuero. Como miró de soslayo a Jimin y vio a este hablando con otra, se levantó para descubrir qué era lo que Sia quería en un rincón un poco más apartado. Y bueno, no fueron allí precisamente para hablar.

Ella le besó y él le empujó hacia la pared con su cuerpo, con un poco más de ánimo. ¿No había hecho cosas así, montones de veces? El alcohol en sangre ponía de su parte, por supuesto, pero el brillo de labios sabía a frambuesa y de repente se le hizo pegajoso, escurridizo, casi baboso, diría, en su lengua. Nada como lo suave, tórrido y exasperante que le había parecido la única vez que probó la dulce boca de Taehyung.

Él abrió los ojos en cuanto le asaltó el pensamiento, sintiéndose fugazmente abofeteado. Afortunadamente, nadie le había golpeado (todavía) en la mandíbula, pero su repentina tensión no le decía lo mismo. Sia y él se miraron, ella relamiéndose, como si hubiera algo de malo en la cara del compañero. Jungkook no estaba del todo seguro, pero su rostro debía ser de otro mundo, puesto que, de repente, la chica se fue hacia la mesa para tomar su monedero de cuentas plateadas y se largó del local tras avisar a su amiga. Menudo patinazo.

Todavía preguntándose que había hecho mal (en serio, él solo la había dejado de besar, ni siquiera le había dado tiempo a abrir la maldita boca después de que le metiera la lengua hasta la campanilla), pasó por el cuarto de baño, se echó agua fría en la cara pasándose una mano por el cabello y regresó al rincón donde estaba su mesa, pensando en comer frutos secos. Se sentó junto a Jimin, quien acababa de quedarse a solas y mantenía la misma sonrisita tonta y feliz demostrándole que él no se había enterado de nada.

—¿Te estabas liando con Sia? —preguntó entre la fuerte música.

—Creo que la que se ha liado ha sido ella solita —rebatió Jungkook, sin que Jimin alcanzara a pillar su sarcástica referencia.

Jungkook tomó aperitivos hasta sentirse lleno, incluyendo una pequeña bandeja de minibocaditos donde venían pinchos de tortilla y salchichas. En unos minutos, Erik se aproximó a la mesa con una botella en la mano, proponiéndoles jugar a «verdad o reto». Hazel se presentó en la mesa con dos supuestas amigas, y todos parecían haberlo hablado previamente, por lo que al resto no les quedó otra que estar de acuerdo. Ese tipo de juegos de mierda ya lo habían hecho en otras ocasiones, especialmente, cuando frecuentaban lugares nuevos con gente desconocida o que estaba muy cañón. O las dos.