Capítulo 2

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Para Alistair fue una grata sorpresa volverla a ver. Su última y escueta conversación, había hecho que su cabeza no parara de pensar en sus palabras, como una espiral infinita que gira sobre su centro. Dijo que no le agradaban los guerreros, podía comprenderlo, tipos rudos con demasiada autoridad, abusando del poder que le otorgan, generaban pensamientos como esos. Seguramente ella o su familia hubiera tenido alguna mala experiencia, y no le extrañaba en absoluto, pues los guerreros de Caladh no se veían muy profesionales, más bien parecían esbirros de su señor.

Sin embargo los guerreros McGregor no tenían nada que ver, podían meter la pata de vez en cuando, pero no abusaban de su poder, y a quien era descubierto haciéndolo se le castigaba. Le demostraría lo que verdaderamente significaba ser un guerrero, servir y proteger a su clan, como capitán estaba obligado por su honor a hacerlo.

Y más ahora que, desde su posición junto a Ramsay en la mesa, observaba lo incomoda que se sentía la muchacha en aquella reunión. Se mantenía serena con la espalda pegada a la pared, refugiada en la oscuridad mientras sostenía entre sus manos la jarra de vino. Pero, cuando algún comensal reclamaba su atención para calmar su sed de embriaguez, se tensaba al instante, acercándose en una silenciosa penitencia. Intentaba hacer su labor desde la mayor lejanía posible, evitando en todo momento el mínimo contacto. Después se retiraba discretamente hasta su refugio donde lanzaba suspiros de alivio casi imperceptibles.

—¿Está disfrutando de la cena capitán? — la melosa voz de Isobel llegó a sus oídos. Alistair sacudió la cabeza y tardó unos segundos en responder, pues apenas había escuchado sus palabras.

—Sí, mucho. —dijo rápidamente. — el Scotch broch está delicioso. —Isobel rió coquetamente.

—¡Pero si apenas ha probado bocado! Si lo desea puedo mandar que le preparen otro plato. —sus ojos evocaban una cena más íntima que la presente.

—Discúlpeme señorita, no será necesario, me temo que el viaje me ha afectado al estómago. —intentó excusarse. Lo cierto que es que estaba hambriento pero se había distraído observando el comportamiento de Lorna.

—Nada que el vino no pueda arreglar. —los interrumpió Ramsay al tiempo que alzaba la mano para indicar que llenara la copa del capitán.

Ella repitió el mismo patrón de comportamiento. No le prestó ninguna atención a Alistair, a pesar de que sus ojos no paraban de buscar una reacción en su rostro.

—Lorna, sírvele una buena copa al capitán y prepara más vino por si fuera necesario. —le ordenó Ramsay con altivez.

—Sí señor. —se limitó a responder mientras vertía el vino, intentando ignorar los orbes celestes que la escrutaban.

A Alistair le sorprendió verla mostrarse tan dócil. Por supuesto estaba ante su señor y ningún sirviente, vasallo o súbdito mostraría rebeldía. Pero, aun así, Alistair nunca hubiera imaginado que era capaz de guardar su coraje y arrojo a la hora de obedecer. Sería un buen guerrero se dijo.

—Tras la cena me gustaría invitarle a un whisky, de cosecha propia, en mi biblioteca privada capitán. —comentó Ramsay mientras él observaba como Lorna dejaba la estancia para buscar más provisiones de vino.

—Será un honor. —contestó. En realidad no tenía ni la más mínima motivación de asistir a ese encuentro, pero sabía que era una gran oportunidad para conocer mejor a Ramsay Crom y sus secretos.

—Querido hermano, seguramente el capitán desee descansar y retirarse pronto a sus aposentos. — comentó Isobel esperando que Alistair le diera la razón.

—Isobel, tal vez las bellas y delicadas flores como tu necesiten descanso para mantener su vitalidad, pero los hombres necesitamos otros alicientes. —curvó el bigote en una sonrisa. — No hagas más propuestas estúpidas. —Isobel le dedicó una mirada asesina a su hermano, como si le hubiera arrebatado su juguete favorito.

Criatura Salvaje | Saga Salvaje IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora