Lorna acaba de sacarle brillo a la plata de la biblioteca. Cargaba escalera arriba con la pesada cesta, llena de candelabros y copas de plata. Debía admitir que sus nuevas tareas eran más duras físicamente, pero no tener a Isobel presente era todo un alivio para su mente.
Fue a entrar en la biblioteca, sin embargo unos murmullos que provenían del interior hicieron que se detuviera frente a la puerta.
—¿Ya se ha celebrado la ceremonia? —era la voz de Ramsay.
—Sí, señor. —Confirmó otra gruesa voz. — Ayer Isobel se desposó con el Laird Campbell. — Lorna contuvo el aliento.
¿Isobel desposada... con el Laird Campbell? Lorna no conseguía comprenderlo en los primeros instantes. Todo eso de la visita a Rhona Glenn no había sido más que una patraña. Una tapadera para ocultar el verdadero propósito de su marcha. Las piezas empezaban a encajar en la mente de Lorna. Claro, no podía anunciar alegremente que se desposaría con el líder del clan enemigo de los McGregor, a los cuales debían lealtad. Por eso insistió tanto Isobel en llevar su ajuar, lo necesitaba para su boda y su vida de casada.
—Perfecto. —respondió Ramsay. — Espero que mi querida hermana me perdone no haber asistido a su enlace. —bromeó y Lorna pudo escuchar un par de risas. — Pero estaba demasiado ocupado preparando Caladh para su marido.
—Los hombres están listos. Esperando sus órdenes mi señor. —continuó uno de los hombres que se encontraba con Ramsay.
—Recordad, ahora Campbell es nuestro Laird, Caladh es tu tierra. —Comenzó Ramsay autoritario. — Cualquiera que se interponga en nuestro camino debe ser castigado. —Lorna tragó saliva. Sintió el miedo recorrer su cuerpo.
—¿Debemos hacer prisioneros a los guerreros McGregor? —cuestionó alguno de ellos.
—Había pensado hacerlo como muestra de lealtad a nuestro nuevo Laird. Pero entregar sus cadáveres sería aún mejor. Ya han dado demasiados problemas, en especial el capitán.
—Entendido.
—Poneos en marcha. —ordenó Ramsay.
—Sí, señor. —contestaron antes de ir hacia la puerta.
Lorna se apartó al escuchar los pesados pasos. Por la impresión y el peso de la cesta no pudo ir muy lejos. Por suerte, la puerta hizo de un improvisado escondrijo para ella. Ambos hombres salieron sin percatarse de su presencia, llevan los colores de los Campbell en su kilt. Lorna aguantó la respiración para no ser descubierta. Sin embargo, cuando la puerta se cerró la mirada de Ramsay cayó sobre Lorna.
—Lorna. —la saludo burlón con una descarada sonrisa en la cara.
—Mi señor. —acertó a decir.
—¿Qué hacías aquí? —elevó una ceja inquisidora.
—Esperaba a que la biblioteca estuviera despejada para colocar la plata. —contestó mostrando la cesta mientras intentaba evocar una sonrisa inocente.
—Oh, ya puedes pasar entonces. —continuó él mientras le abría la puerta invitándola a entrar. Lorna no tenía otra opción.
Se apresuró a entrar, sintiendo que se metía en la boca del lobo. Dejó la cesta sobre una pequeña mesa como si nada, empezando a colocar los objetos de plata en su lugar. Intentaba que sus movimientos no se vieran nerviosos, pero lo que había escuchado la llenaba de temor. Una guerra estaba a punto de estallar. Además, podía sentir la mirada de Ramsay clavada en su espalda, también en otras partes de su cuerpo. La tensión se reflejaba en el silencio sepulcral de la estancia. Lorna se afanaba por terminar pronto su tarea, todos sus sentidos le gritaban que huyera de aquel lugar.
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Criatura Salvaje | Saga Salvaje II
RomanceSegundo libro #sagasalvaje Tras varios años perdida en su propia vida, Lorna ha conseguido la estabilidad que tanto ansiaba. Refugiada en las tierras de Caladh, ha creado una nueva Lorna de la que pocos conocen su verdadera historia, lo único certe...