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"¿Por qué tuvo que ser así?

Siempre que doy lo mejor de mí, parece que nadie lo nota, y al final nada es suficiente.

Cualquiera diría que vivo bien, pero en realidad me siento vacío y sin color.

Más bien, transparente. Nadie me ve, nadie me escucha, nadie me toma en cuenta.

Nadie me pregunta qué es lo que realmente quiero, mis ambiciones, mis metas, o tan si quiera mis gustos.

Antes pensaba que tenía una esposa que era lo más cercana a saber comprenderme, pero hoy me he dado cuenta de que tal vez ya no es así.

No sé qué hacer, no sé qué pensar ni hacia dónde ir.

Me siento perdido."

Limpió una lágrima que apenas bajaba por su mejilla, evitando que manchara la hoja en donde terminó de escribir, justo como una lágrima anterior ya había hecho. Carraspeó un poco su garganta y trató de disipar aquel sentimiento amargo mientras cerraba el cuaderno.

Ahora que había descargado sus sentimientos con la tinta sentía que un peso se iba de su espalda. Pero pese a eso, aún necesitaba ser escuchado, así que suspiró mientras se ponía de pie y apagaba todo en su estudio para salir arrastrando los pies rumbo a su habitación. Ya eran altas horas de la madrugada, y aunque ese día no tenía que levantarse temprano para ir a trabajar, solamente dormiría un par de horas antes de ir rumbo a la casa de su madre, pues quería evitar las preguntas que probablemente Somi le haría.

Ya recargado en el marco de la puerta, observó a la rubia profundamente dormida.

"¿Cómo puedes dormir tan tranquila mientras yo siento que me desmorono?" Pensó. Caminó sin hacer ruido hacia el otro extremo de la cama, y agradecía que Somi en ese momento le estuviera dando la espalda, así ya acostado se volteó hacia el otro lado, durmiendo dándole la espalda a su esposa por primera vez después de mucho tiempo.

Apenas escuchó el tenue canto de los pájaros del exterior, abrió los ojos con pereza, y ya más consciente, se puso suavemente de pie, cambiándose de ropa rápidamente y saliendo de su casa con éxito, pues Somi no despertó en todo ese rato. Manejó hasta que se estacionó frente a aquella casa de mediano tamaño, pero muy elegante, pues los finos gustos de su madre jamás cambiaron pese a cualquier situación. Llamó al timbre, y su madre salió minutos después, atravesando el jardín hacia la reja que daba a la calle.

-Hijo, pensé que vendrías más tarde. ¿Dónde está Somi? -Preguntó mientras buscaba con la mirada por encima del hombro de Jungkook.

-No vino, no sabe que vine, de hecho.

-¿Por qué no? -Ahora lo volteó a ver con la mirada sorprendida.

-Es de ella de lo que quiero hablar. ¿Puedo pasar?

-Oh, claro, adelante.

Jungkook se adentró a la casa, siendo seguido por Jiwon.

Una vez adentro, iba a atravesar las escaleras para dirigirse a la sala, pero chocó con un cuerpo que iba bajando, volteandolo a ver, aturdido.

-Hermanito. -Taehyung le sonrió.

-Taehyung, buenos días.

Fue su única interacción, pues el más alto se dirigió a la cocina, dejando a su hermano y su madre en la sala.

-Mi Taehyungie ya casi se va a trabajar. -Comentó Jiwon con una amplia sonrisa. -¡El desayuno ya está en la mesa, amor!

-¡Gracias, ma!

EN LA AVENIDA MAPO (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora