Apenas habían pasado unas horas y no podía creer que estaría ahí por una semana, porque el tiempo parecía ser eterno.
Ya había escuchado antes que el mar te hacía olvidarlo todo, tus problemas y lo jodida que podía estar tu vida, pero no creía que algo así era posible hasta que lo experimentó por sí mismo.
La sonrisa de Jimin contadas veces fue tan sincera y resplandeciente como lo estaba siendo en esos momentos, mientras jugaba con Jungkook a aventarse contra las olas como si fueran un par de niños pequeños. Cuando por fin les asignaron su habitación entraron y se dieron una ducha rápida, porque la verdad es que morían de hambre y querían ir a uno de los restaurantes del hotel.
Jungkook notaba como Jimin aún no podía superar el océano, desde que eligió sentarse cerca del ventanal hasta que no despegaba la vista de este mientras compartían la mesa, y se sentía un poco celoso. ¿Celoso? ¿Del mar? Claro que sí, porque en ese momento la atención de Jimin era robada por las olas, pero no le importaba, deseaba llevar a Jimin más a menudo a la playa porque a leguas se notaba que eso lo hacía feliz.
Miraba cómo Jimin devoraba su comida que consistía en un plato de mariscos, se preguntaba cuánto tiempo el pelinegro tuvo que conformarse con sopas instantáneas y comida basura que sólo servía para llenar el estómago y dejar de sentir hambre, porque Jimin merecía comer la mejor comida del mundo.
Luego de terminar de comer, el sol comenzaba a ponerse y decidieron salir a caminar por la orilla de la playa.
Ambos sentían plenitud en sus corazones mientras sus pies tocaban la suave arena mojada, sus ropas blancas eran sacudidas por la suave brisa, sus manos estaban entrelazadas, el cielo se ponía naranja y lo único que escuchaban era el suave sonido de las olas romperse.
Llegó un punto en el que Jungkook detuvo sus pasos, haciendo que Jimin hiciera lo mismo, y sin soltar su mano el castaño quedó frente a frente con el pelinegro. Jimin lo miraba confundido, el sol se veía escondido por la mitad a lo lejos sobre el mar, dando aviso a que casi anochecería, en aquella playa sólo estaban ellos dos.
Jungkook observó esos hermosos ojos, no pudo evitar sonreír un poco y con su mano acunó la cara de un confundido Jimin.
—Jimin...
—¿Sí?
—Espero que sepas lo feliz que me haces. ¿Yo te hago feliz?
—Como no tienes idea. —Sonrió.
—Entonces, si ambos nos hacemos felices el uno al otro, si nos gustamos y queremos, ¿Por qué no somos novios?
—No tengo idea. —Jimin rió, haciendo reír también al castaño.
—Exacto, no tiene sentido. —Respondió mientras tomaba ambas manos del pelinegro. —Así que, ¿Te gustaría ser mi novio?
Podía jurar como la mirada de Jimin brillaba como toda una constelación, y lo siguiente que vió fue a Jimin asentir eufóricamente con la cabeza y lanzarse a sus brazos.
—¡Claro que sí, Jungkook!
El castaño dió un par de vueltas con Jimin entre sus brazos, y cuando lo dejó tocar el suelo de nuevo ambos se unieron en un beso de amor.
—Quiero mostrarte algo. —Mencionó Jungkook y tomó a Jimin de la mano, regresando camino al hotel.
El corazón de ambos ahora novios estaba acelerado nada más y nada menos que por la plena felicidad que estaban sintiendo, porque ahora tenían una etiqueta preciosa en su relación, ahora eran algo más formal y sólido, ahora estaban más unidos.
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EN LA AVENIDA MAPO (Kookmin)
FanfictionEnamorarse de Jimin: un chico misterioso y humilde que trabaja en los semáforos no era de creerse, menos siendo Jungkook: un millonario, y un hombre casado. "-Lo conocí en la avenida Mapo. -Debes estar completamente loco, Jeon." ~ Historia originalm...