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Llegaron a la casa del castaño, y una vez adentro, ninguno supo qué hacer o decir. Hace unas horas, se habían besado por primera vez, y ahora, se sentían avergonzados, como todo unos inexpertos.

—Hm... Ponte cómodo, prepararé algo para cenar.

Jimin asintió, y con inseguridad se sentó en el sofá. Al minuto recordó lo malo que era Jungkook para cocinar, así que se puso de pie y volteó a verlo.

—¿Y si mejor pides algo a domicilio?

—¿Por qué? —Jungkook se detuvo a medio camino.

—Se me antojó una pizza.

Jungkook lo miró por un par de segundos, luego asintió restando importancia, regresó al sofá y tomó asiento mientras sacaba su móvil, Jimin se sentó de nuevo a su lado.

—Bien, pediremos una pizza.

Jimin, al mismo tiempo se sentía feliz, porque no era mentira que quería comer pizza en ese momento. Miró a su alrededor mientras Jungkook estaba inmerso haciendo el pedido, y como siempre, notó un par de portarretratos con fotos del castaño y su esposa el día de su boda. Jungkook se veía mucho más joven de lo que estaba ahora, y aunque estaba sonriendo en aquellas fotos, no se le percibía realmente feliz. Jimin recordó que en aquel tiempo, a Jungkook lo carcomía la culpa de estar obligado a guardar un secreto en donde se aprovechaba del estatus de Somi y su familia, entonces seguramente eso no le permitía ser feliz en uno de los momentos en que se supone, es de los más felices de una persona.

Pensó entonces, que Jungkook ya no estaría más en un matrimonio forzado y roto, que sería libre, porque ya había tomado su decisión, y se sintió feliz, no porque por fin podría estar con él sin sentir culpa, sino porque al fin Jungkook podría ser libre por primera vez, pero una duda preocupante llegó a su cabeza.

—Oye...

—¿Sí?

—Sé que tal vez no quieras hablar de esto en este momento, pero hay algo que me preocupa.

—¿A qué te refieres? —Jungkook terminó de hacer el pedido y guardó su móvil, volteando a ver a Jimin con confusión.

—Cuando te divorcies... ¿Qué pasará contigo? ¿No se supone que te casaste con tu esposa por intereses de tu madre, y ustedes en ese momento estaban en quiebra? Eso quiere decir que todo lo que tienes, prácticamente le pertenece a ella...

Jungkook elevó las cejas. Cierto, aunque llegó a considerar eso hace tiempo, fue un tema que dejó de lado por centrarse en otros puntos, pero era algo inevitable. Absolutamente todo: su trabajo, su casa, su auto, sus lujos, todo lo consiguió a costa de Somi y su familia. ¿Qué pasaría al divorciarse? La casa estaba a nombre de Somi, perdería su trabajo, eso era segurísimo, prácticamente se quedaría en la calle... ¿Su madre? Decepcionada, no lo querría de vuelta, lo único que le quedaría serían su auto y sus ahorros en su cuenta bancaria, que aunque era una buena suma de dinero, alcanzaría solamente para comprar una casa pequeña y sobrevivir con el sobrante en lo que conseguía un empleo.

—Bueno... Me quedaría con muy poco, pero no te preocupes por eso. —Jungkook trató de relajar a Jimin que aún así, lo miraba con preocupación.

—Hablas como si vivir fuera tan fácil.

—Oye, no nos preocupemos por eso ahora. —Pasó un brazo por encima de los hombros de Jimin y lo acercó a él, dándole un beso en la mejilla que puso rojo el rostro del pelinegro. —Estamos juntos ahora y eso es lo único que debería importar.

EN LA AVENIDA MAPO (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora