Capítulo 32: Gornak, el líder de la zona sur

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Durante un par de segundos permaneció un silencio sepulcral en la arena. De nuevo se encontraban solo ellos dos: Kleyn y Gornak, el Forjador y el gigante. Ambos se estudiaban, intercambiaban miradas, se desafiaban sin palabras. Podían sentirlo, los dos anhelaban ese encuentro.

—Querido público, este es un momento histórico en el coliseo de la montaña volcánica —dijo el presentador, rompiendo el silencio en la arena—. De este lado tenemos a la leyenda, miembro de la Alta Comisión de Magia...

—No, de hecho, no lo soy —aclaró Kleyn—. Aún.

El enano carraspeó y se aclaró la garganta.

—Posible futuro miembro de la Alta Comisión de Magia, forjador de las tijeras dimensionales y heredero del título de su predecesora, Hekapoo, ¡Kleyn! —gritó este, provocando que el público gritase con él. En ese punto, Kleyn no pensó que aquellos gritos fueran de ánimo, sino de emoción, independientemente de que se tratase del enemigo—. Y de este lado, aquel que conquistó la montaña volcánica, el que se volvió un forjador excelso y aprendió a crear armas ígneas, y cuya fama y potencial llamaron la atención del gran líder para que este lo convirtiera en el líder de la zona sur. Nuestro gran y queridísimo jefe, ¡Gornak!

—¡Gornak! —gritó el público.

—Querido público, hemos tenido unas batallas impresionantes hoy, pero creo que aquí y ahora presenciaremos la batalla más grande e importante en la historia del coliseo. No lo digas muy alto, o a cierto pelirrojo se le subirá el ego. Por eso, y sin más preámbulos, daremos comienzo a la batalla. Luchadores prepárense. —Gornak tomó su hacha doble y aferró sus manos al mango de esta. Kleyn se crujió el cuello y luego acentuó sus garras, listo para lanzarse. El presentador intentó estirar más el tiempo de espera—. ¡A luchar!

Kleyn lanzó una llamarada directa al rostro de Gornak. Este realizó un tajo en medio de la llamarada y la cortó por la mitad. Las llamas restantes las absorbió el hacha. Kleyn ya se lo había esperado, por eso aprovechó ese momento para aparecer desde un portal en el mismo lado en el cual había acabado el hacha de Gornak. El impulso residual no le dejaría al gigante reponerse de su propio ataque y responder a tiempo. El albino abrió las garras y se preparó para arrancarle el rostro. Sin embargo, Gornak soltó su arma, dio un paso hacia atrás y embistió a Kleyn con su casco. El puño del Forjador impactó contra el metal y salió disparado hacia atrás debido al empuje. Este usó sus llamas para recomponerse en el aire y caer de pie.

Durante esa pequeña interrupción, Gornak tuvo tiempo para recoger su hacha y dejarla descansar en su hombro.

—Pareces ansioso —comentó el gigante—. Dices que me has estado buscando durante mucho tiempo, pero, por tu forma de actuar, tengo la sensación de que no quieres que nuestro encuentro dure demasiado.

—Vaya, no te imaginaba tan hablador.

—No todos los días se tiene la oportunidad de luchar contra el Forjador. Y yo, en especial, tuve un gran interés en conocerte.

Kleyn sonrió y negó con la cabeza, luego miró a su oponente. ¿Hablar en medio de un combate? Cosas más locas habían ocurrido antaño, pero le resultaba interesante, además de que a él también le interesaba saber cómo había conseguido Gornak crear armas ígneas. Pese a ello, no se olvidó de que estaba en una arena, así que comenzó a caminar hacia un lado, listo para reaccionar ante cualquier cosa, y sin perder de vista a su oponente.

—¿Por qué tanto misterio? —preguntó este—. Hablas de mí como si quisieras cobrarte una venganza que llevas planeando hace muchos años. Como si en vez de tu enemigo fuese una amante que te ha roto el corazón y a la que has esperado solo para decirle que has superado la ruptura. Vamos, habla, se nota a leguas que te mueres de ganas por contarme tu historia.

La forja (SVTFOE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora