Capítulo 13: Los cabalgarañas

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La aparición de esos individuos no pareció preocuparle mucho al forjador, tampoco a Ágata. De hecho, se miraron el uno al otro con los ojos un poco entornados, preguntándose sin palabras quienes eran esos tipos. A lo que ambos se respondieron encogiéndose de hombros.

― Jefe, creo que no tienen idea de quienes somos. ―comentó el cabalgarañas de la derecha del líder, llevándose la mano a un lado de la boca para que solo él lo oyera.

El líder tomó su arma de la punta y la usó para golpearle a este en el casco, dándole con el mango, haciendo que este se le atorase en la cabeza y le cubriese los ojos. Al momento, el agredido comenzó a intentar sacárselo tirando de él.

― Idiota, ya sé que no saben quiénes somos.

― Pero, ―decía mientras seguía tirando del casco― yo pensaba que teníamos cierta fama. ―consiguió quitarse el casco después de tirar con mayor fuerza.

― Idiota, ―repitió volviendo a golpearlo de la misma forma que antes, consiguiendo otra vez que el casco se le atorase en la cabeza― ¿quién nos va a conocer si vivimos ocultos en un puto bosque del que milagrosamente conseguimos cosas solo porque las arañas están de nuestra parte y a veces consiguen atrapar el equipaje de alguno de los viajeros que pasan por aquí? Nuestra mayor suerte fue que nos topásemos con Tal'kar y que nos ofreciera dinero a cambio de resguardar el camino. ―se giró hacia el compañero de su izquierda― ¿Y tú, tienes algo que decir? ―preguntó interponiendo la pata de araña entre ellos. A lo que el tipo solo negó con la cabeza― Más te vale. Por cierto, ¿qué están haciendo nuestros enemigos?

― Parece que nos están ignorando, jefe. ―señaló el de la derecha volviendo a conseguir quitarse el casco.

― ¿Qué? ―apretó los dientes y miró hacia abajo.

Los dos individuos que estaban abajo parecían estar discutiendo al igual que ellos. Se rascó la cabeza preguntándose a sí mismo qué podría ser tan importante como para ignorar la presencia de tan terribles enemigos como ellos.

― ¿Tampoco puedo quemar a estas?

― No. ―negó la asesina con firmeza.

― Joder, se suponía que estabas aquí para echarme una mano, no para hacerme la situación más complicada.

― Toca una sola araña y te cortaré todos los dedos de tus manos, y para poder martillar tendrás que usar tus muñones sanguinolentos porque serás incapaz de tomar hasta el más simple de los martillos. ―amenazó con una de sus dagas mientras que con su mano libre seguía sosteniendo a la araña de antes.

― Pero... Si estoy rodeado. ―se quejó abriendo los brazos, enseñando a todas las arañas que había a su alrededor.

Esta vez Ágata no dijo nada, solo lo amenazó meneando su daga.

Con el ceño fruncido, Kleyn se giró hacia todas las arañas que lo estaban rodeando. De haberlo sabido podrías haberte ido sin decírselo a nadie de la Orden, así no habrías tenido problema alguno.

― A decir verdad, aunque dije que iba a ir solo, necesitaba a alguien que conociera el camino para guiarme. ―pero, si le dijiste abiertamente a Ágata que no te siguiera cuando se ofreció voluntaria― Es que no quería parecer que no sabía lo que hacía, por lo que me vino de maravilla que ella se ofreciera a guiarnos. Sino corría el riesgo de perderme otros cinco años hasta encontrar ese claro. ―a veces pienso que eres más patético que yo, y eso que solo soy una voz en tu cabeza. Se aseguró que su pequeña conversación privada no fuese escuchada por nadie.

Aunque Ágata no entendió nada lo que decía, sí que lo escuchó murmurando cosas él solo.

― Oye, ―le gritó desde atrás― espero que no estés diciendo nada de mí, ¿entendiste?

La forja (SVTFOE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora