Capítulo 14

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 Os puedo asegurar que me siento demasiado rara al estar en la casa no sólo de mi profesor sino del hombre de que me estoy enamorando ¿raro verdad?

- Angel, ven te indicaré la habitación – asentí y el tomó mis pertenencias hasta la habitación de invitados – si necesitas algo mi habitación se encuentra al lado.

- Gracias por todo Adam – el negó y se acercó para abrazarme.

- No debes agradecerme nada, descansa – dijo dejándome un casto beso en la frente.

Mierda no lograba conciliar el sueño, estar en la misma casa que Adam Williams no me ayudaba, suspiré de nuevo y al notar que era una misión imposible opté por bajar a la cocina y beber agua. Me senté en la encimera mientras bebía agua, una voz varonil me sobresaltó.

- ¿No puedes dormir? – dijo Adam a mis espaldas, giré la cabeza y me lo encontré sin camiseta, dios mío ¿quién ha esculpido a este hombre? Si lo saben es necesario que me lo digan para rezarle todos los días - ¿Señorita Bécquer? – En ese momento me atragante con el agua que estaba bebiendo, ¿era consciente de lo que me provocaba?

- Williams – sólo pude articular su apellido, el dio la vuelta y se colocó enfrente de mí – no podía dormir – le dije provocándole una sonrisa.

- Angel, me estás tentando – dijo colocándose entre mis piernas.

- ¿Ah si? – le pregunté dejando el vaso que seguía teniendo entre mis manos – No estoy haciendo nada Adam Williams – dije con una sonrisa.

- Para empezar, con el simple hecho de que estés en mi departamento, ya eres una tentación ¿continuo?- asentí y me mordí el labio- para seguir caminar por mi departamento con una camiseta, en la que juraría que se te ve el trasero, sigue sin ayudar y por último – dijo quedándose a centímetros de mis labios- que te muerdas el labio, está poniéndome duro, así que deja de hacerlo porque si continuas haciéndolo, no responderé.

Nos quedamos varios segundos en silencio sólo mirándonos a los ojos, hasta que me atreví a interrumpir el silencio que se había creado.

- ¿Y si no dejo de hacer qué harás? – pregunté llevando la mirada a sus labios y fijándome en como los humedecía, sin esperar respuesta, estampo sus labios con los míos, nuestras lenguas bailaban, el beso se fue convirtiendo en más salvaje, continuamos hasta que nos vimos obligados a separarnos para recuperar el aliento.

- Bécquer , ahora mismo quiero hacerte mía. – Dijo abriéndose paso para llegar a mi cuello y besarlo.

- ¿Y qué se lo impide Williams? – le dije agitada, porque es lo que provocaba en mi reacciones tan primarias ante el contacto de sus labios, o el tacto de su piel con la mía, fijó su vista en mí, dejando ver sus dilatados ojos, me cogió como un saco de papas y me azotó, jadee ante ese gesto, no lo esperaba.





Atentos al siguiente capitulo es subido de tono ¡ Una ducha de agua fría!

EL CAPULLO DE MI PROFESORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora