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—Astrid necesito tu ayuda.— Dijo Eliana entrando en la habitación de su hermana, haciendo que esta alzará la cabeza del cuaderno para mirarla.
—¿Qué pasa?— Preguntó confundida la rubia al no entender a qué venían aquellas prisas por parte de su hermana pequeña.
—No tendrás algún vestido de los años veinte, ¿no?— Inquirió haciendo reír a su hermana mayor por aquella pregunta, la cual era evidente su respuesta.
—¿El baile va a ser con temática de los años veinte?— Preguntó la mayor de las hermanas mientras se levantaba de su cama.
—Sí, Rebekah ha conseguido salirse con la suya, aunque tenía razón, ¿los setenta? No los viví pero parecieron horribles.— Comentó mientras se cruzaba de brazos haciendo que Astrid riera por su comentario, ya que tenía razón, ella les vivió y fueron horribles.
—No lo parecieron, lo fueron. A partir de los cincuenta la moda de las últimas décadas del siglo fue... horrible. Con un saco de patatas ibas más guapa.— Se burló mientras salía de su habitación y se dirigía a la pequeña habitación que usaban como trastero, aunque originalmente fuera una dispensa.
—¿Entonces me dejaras algún vestido?— Preguntó de nuevo Eliana esperando que la respuesta de su hermana fuera positiva, ya que lo que ella quería era, principalmente, llevar un vestido que alguien llevó en esos años, no los vestido como disfraz que se vendían.
—¿No es en ese baile donde la banda en la que estás tocará?— Preguntó Astrid mientras ponía una mueca de duda a la par que se daba la vuelta cruzándose de brazos para poder mirar a su hermana, la cual la miró sorprendida al no saber como ella podía haberse enterado
—¿Cómo sabes tu...?— Empezó a preguntar desconcertada mientras se daba cuenta de que podía haberla escuchado o que su hermano podría haberselo dicho, uno de los inconvenientes de contarle secretos a Leonidas era que este, la mayoría se las veces, se les decía a Astrid.
—Lo que me indigna es que se lo hayas dicho a Leo y no a mi.— Se quejó Astrid mientras se cruzaba de brazos fingiendo estar molesta, pero entendía que su hermana la ocultara secretos.
—Iba a hacerlo... el día de después.— Respondió Eliana haciendo sonreír a su hermana por su comentario, pero Astrid no tenía la oportunidad todos los días de verla cantar.
—No te vas a librar de que vaya, además, ¿baile de los veinte? Me apunto de cabeza.— Garantizó Astrid divertida, ya que una de las cosas que mejor se la daba y que más la gustaba era hacer enfadar a sus hermanos.
—Pero son para los estudiantes.— Alegó Eliana con obviedad al no entender como es que Astrid iba a poder asistir.
—Y tú tienes una encantadora hermana mayor que se va a ofrecer como voluntaria para vigilar a una panda de niños hormonales.— Respondió la híbrida mientras mantenía una sonrisa en su rostro en señal de que iba a ir la gustará como si no.
