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—¡Qué son esos gritos!— Exclamó Klaus acercándose a la entrada de su casa, viendo a los dos híbridos que estaban muertos en la entrada. —Astrid, amor, deja de matar a mis híbridos.— La pidió pero más que una petición fue una orden.
—Te lo diré una sola vez Klaus, o solucionas lo que ha provocado tu madre o te juro que mataré a cada engendro que crees.— Le amenazó haciendo una referencia al vampiro que Esther había creado.
—Esta muerta.— Le recordó Klaus esperando que de esa forma se tranquilizara, pero era evidente que eso no iba a suceder.
—Ella, pero no el vampiro caza vampiros versión dos punto cero.— Le recordó mientras mantenía una mirada de seriedad. —Actúa rápido, porque sino me cargaré a todas tus marionetas y luego iré a por Elena.— Le amenazó mientras le miraba de forma desafiante.
—No vas a hacerla nada.— La advirtió sabiendo que era capaz de matarla, nadie la impediría hacerlo.
—¿O que? ¿Vas a impedirlo?— Preguntó Astrid divertida de que Klaus saliera en defensa de su bolsa de sangre para crear híbridos.
—Sabes que lo haré.— La advirtió con seriedad.
—Y sabes que yo me saldré con la mía.— Respondió haciendo que la expresión del híbrido cambiará. —Haz algo, o me encargaré de que sea a ti a quien Alaric le clave la estaca de roble blanco.— Le amenazó haciéndole entender que lo que hubiera pasado tenía relación con sus hermanos, solo se ponía así de violenta cuando les intentaban hacer algo.
—Una cosa es ser protectora, otra esto. Creo que es excesivo.— Comentó Klaus sorprendido.
—Hazlo antes de que me replantee reducir esta casa a cenizas con todos dentro.— Le advirtió para después marcharse a velocidad vampirica y regresar a casa. —Eliana, Leo, ya estoy en casa.— Anunció, pero al no ver a sus hermanos algo la advirtió de que ocurría algo. —¡Leo!— Exclamó al ver que tenia una estaca en todo el corazón, por suerte era una estaca normal. —¿Estas bien?— Preguntó preocupada.
—S-se la ha llevado.— Murmuró con dificultad mientras su hermana le ayudaba a ponerse de pies.
—Quedate aquí, esto no ha terminado.— Le indicó mientras le dejaba recostado sobre la cama.
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—Agachaos.— Ordenó Stefan justamente antes de que Klaus lanzará por la puerta un trozo de valla se madera.
—No me has dado.— Se burló Damon mientras quitaba el trozo de la pared y se le devolvía a Klaus, el cual falló y le devolvió. —Has vuelto a fallar.— Volvió a burlarse el vampiro.
—Veo cuales son tus intereses.— Comentó Astrid apoyándose en la pared.
—No estás mejorando mi día, Astrid.— Advirtió Klaus dándo a entender que estaba comenzando a enfadarse.
