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—Disculpar, ¿interrumpimos la hora del recreo?— Intervino Astrid mientras ella y Klaus se acercaban a Damon y Jeremy, para quedarse a una distancia prudente de ellos.
—¿Qué coño hacéis aquí?— Preguntó Jeremy al ver allí a los dos híbridos, aunque la presencia de Astrid no le molestaba, porque ella no había hecho nada en contra de él, la presencia de Klaus sí lo hacía.
—Por mí parte he venido a disfrutar de los olores y las vistas de la naturaleza, sin embargo no percibo el olor a carne de vampiro podrida, y eso me preocupa.— Intervino Klaus mostrando su molestia al ver que Jeremy no había avanzado absolutamente en nada con respecto al crecimiento de la marca, ya que era evidente de que no había matado a ningún vampiro ni lo había intentando, porque el mayor de los Salvatore continuaba allí.
—¿A cuantos vampiros ha matado ya?— Preguntó está vez Astrid queriendo saber si todavía existía oportunidad alguna de impedir el crecimiento de la marca o es que Jeremy ya había comenzando con el deber para el que, lastimosamente, había nacido. Ya que todas las personas que quería o apreciaba o por lo menos algunas de ellas, eran vampiros a los que en teoría debía de matar.
—Jeremy aún no puede campar a sus anchas, es un pardillo.— Respondió Damon con obviedad, esperando que los dos Originales comprendieran que hasta que el chico no estuviera preparado no podría llevar acabo su deber como cazador de vampiros ni el crecimiento de la propia marca.
—Ya, bueno, eso no es un número.— Intervino en esta ocasión Klaus algo molesto de no ver resultados. —Doce, eso es un número.— Afirmó mientras Astrid le miraba de reojo al recordar a que estaba haciendo referencia. —Sí, es el número de híbridos que fulmine con mi espada; tres son los días que tarde en frenar el impulso de matar a tu hermano que no me advirtió que me dirigía a una trampa mortal; uno, el total de propósitos para los que sirves.— Empezó a enumerar el híbrido, mientras Astrid ponía los ojos en blanco, recordando que Klaus no sólo había estado ocupado meditando o no terminar con la vida del menor de los Salvatore, pero aquel detalle prefería aparcarlo a un lado de su subconsciente, ya que olvidarlo era imposible. —Tu estas aquí para que crezca la marca de Jeremy, así que te lo volveré a preguntar, ¿cuantos vampiros ha matado desde que está aquí?— Dijo esperando una respuesta por el pelinegro, el cual mantuvo su expresión de desagrado con respecto a la presencia de los dos híbridos.
—Cero.— Terminó diciendo Damon con desagrado.
—Es una lástima.— Respondió Astrid sarcásticamente, aliviada de que no hubiera matado a ningún vampiro, porque eso significa que la marca no había crecido y que todavía no había ninguna pista con respecto la ubicación de la cura y, en su defecto, de Silas.
