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—Hola, Finn.— Sonrió Astrid poniendo al lado de vampiro, mientras Klaus se ponía en el otro lado.
—Hola, Astrid.— La saludo de mala gana, mientras miraba de reojo a Klaus, a la par que seguía caminando. —No tengo nada que deciros.— Añadió sabiendo perfectamente que hacían ambos ahí, no había que ser muy inteligente para darse cuenta de ello.
—No hemos venido a charlar, solo te lo preguntaré una vez, ¿dónde está madre?— Quiso saber Klaus sabiendo que a quien le interesaba era Esther, a fin de cuentas era ella la que podía hacer el hechizo para matarlos.
—Buscando otra forma de acabar con nosotros.— Respondió con tranquilidad sabiendo que eso no iba a agradar, en absoluto, a los dos híbridos. —Y cuando lo haga, volvere a ofrecerme en sacrificio.— Añadió con obviedad.
—Me alegra haberte encontrado, necesitamos tu ayuda.— Respondió Astrid sabiendo que iban a conseguir su ayuda, porque había dos formas en las que cooperaria, y una de ellas no iba a ser de agrado para él.
—No pienso ayudaros, solo quiero veros muertos.— Alegó el mayor de los Mikaelson con resentimiento, un resentimiento que tenía no sólo hacía los dos híbridos, sino también hacia todos sus hermanos, porque ninguno de ellos le había intentado ayudar, ninguno había interferido por él, pero le daba igual. Conseguiría lo que tanto quería su madre, verlos muertos a todos.
—La cosa es que no puedes vernos muertos, porque si yo muero tu también, así que deseo no concedido.— Explicó Klaus esperando que de alguna forma, Finn pudiera aferrarse al deseo de querer vivir, cosa que no parecía ser así.
—Vete a molestar a otros con tus ironías, Niklaus.— Le indicó Finn con una expresión de pocos amigos, aunque en realidad siempre había tenido esa expresión.
—¿Por qué? Nunca molesto a mi hermano mayor.— Respondió Klaus sabiendo que lo que mejor se le daba era hacer enfadar a los demás, en especial a Finn y a cualquiera que le molestara.
—Necesito que vuelvas con nosotros a Mystic Falls, tenemos una bruja que puede deshacer el hechizo de Esther que nos une a todos.— Intervino en esta ocasión Astrid, pero aquello no era una petición aunque estuviera camuflada como una, iba a conseguir la sangre y el consentimiento de Finn aunque tuviera que sacárselo a la fuerza.
—No deseo que nos desvinculen.— Respondió el vampiro mientras cruzaba la calle siendo seguido por los dos híbridos.
—Otra vez con los deseos, te repito que vendrás con nosotros o te volveré a encerrar en el ataúd en el que te pudriste novecientos años.— Le amenazó Klaus mientras le detenía, haciendo que Finn viera que su hermano pequeño no había cambiado en absoluto.
—Lo que le pase a uno nos pasa a todos.— Les recordó Finn haciendo que los dos híbridos intercambiarán una mirada al saber lo que estaba queriendo decir. —Puede que a vosotros no os haga efecto la daga, pero perderás a tu preciada Rebekah, y tu a tus queridos hermanos.— Añadió haciendo que la expresión de Astrid se endurecia, ya que con daga o sin ella corría el riesgo de perderlos.
