-Mierda, no sé ni porque le dije eso-Dije lamentando lo que le contesté a mi padre, no debía importarme, ya estaba acostumbrado, pero...oírlo decir esas cosas me enfadaba mucho.-Además, ¿Por qué me desilusioné al saber que no era Liam? Sólo lo había visto una vez-Pensé.
Me estaba volviendo loco, sólo recordar cómo gemía mientras le estimulaba por delante y por detrás mientras le penetraba, me hacía ponerme duro de nuevo, no me había pasado eso ni con Alex. Realmente me afectaba que fuera tan sexy, sobre todo mientras gritaba mi nombre.
Y sin darme cuenta ya llegó el jueves, a primera hora estaba en el despacho del jefe de departamento esperando a que llegara, era la primera vez que llegaba tan temprano a parte del día de la entrevista y el primer día, ya sabéis, la primera impresión y todas esas mierdas, no era lo mío eso de despertarse temprano, una de mis pasiones era dormir. Mientras esperaba a que llegara estaba pensando en cómo decírselo y entregarle la carta de renuncia, evidentemente él no sabía que era el heredero de una de las empresas de arquitectura más grandes del país ,usé un apellido falso y, como no me presenté en sociedad y pocas personas conocían mi cara no costó mucho engañarlos. Sin embargo, antes de que pudiera pensar en una forma de decirle, entró por la puerta, él se me quedó mirando, sorprendido, lo que me puso más nervioso, pero no aparté mis ojos, tengo un orgullo que no vencen ni los nervios- aunque estaba orgulloso de ello, era una de mis fortalezas-, la gente decía que era algo malo pero yo no lo creía, o al menos hasta ese momento no me sucedió nada malo por ello.
-Es la primera vez que llegas tan temprano Michael, ¿qué sucede?-Dijo aún sorprendido pero caminando hacia su escritorio mientras se quitaba el abrigo y lo dejaba en su silla.
-Toma-Le dije rápidamente levantándome del sofá que había al fondo, al lado izquierdo de su oficina, mientras que, al otro lado, yacía la planta que había ahí desde que entré a la empresa. Le ofrecí mi carta de renuncia. Después de eso me fui corriendo, suerte que conseguí salir antes de que pudiera asimilar lo que le di, llegaba tarde pero era una persona responsable y trabajadora, supongo que le dio pena el hecho de que me fuera, como no.
Me puse torpemente en mi escritorio, abrí mi computadora, aunque no pude ni poner la contraseña de seguridad porque, cuatro segundos después me paré abruptamente al oír un portazo seguido de gritos llamándome.
-Michael, esto es inaceptable, no puedo aceptar esto.-Gritó mi jefe después de llegar a mi escritorio y me lanzaba la carta de renuncia al mismo tiempo.
- Jefe, por favor, hablemos de esto en su despacho.-Le contesté sabiendo que le tendría que contar la verdad y, honestamente, no me apetecía que lo supiera todo el departamento, éramos como ocho, no muchos pero igual no quería que lo supieran, como menos gente lo supiera mejor.
-No, ya me estás explicando qué es esto.-Gritó aún más fuerte hasta que todo el departamento se giró hacia nosotros.-¿Enserio crees que me voy a creer que fue porque encontraste una empresa mejor? ¿Qué mierda de excusa es esa?
-Señor, es la verdad-Dije ya empezando a cansarme de esa situación.-...Tengo que hablar con usted en privado.-Le dije finalmente después de pensar rápidamente en la mejor opción.
-Está bien-Concluyó mirando a su alrededor de manera sorprendida. Luego me guio a su despacho.-¿Y bien?¿En qué coño estás pensando?-Dijo al entrar.
¿Conoces Architect Britch?-Empecé a relatar al fin, sentándome, él asintió confuso pensando en lo que podría ser.-Pues...en realidad mi apellido es Britch.-dije mirando su expresión confusa y sorpresiva, pensando que, de alguna manera pudiera entender lo que quería decirle con esas palabras.
Después de un largo silencio, se dio cuenta de lo le estaba intentando decir. Poca gente tenía nuestro apellido. Luego le di más detalles a los que él respondió con cara sorpresiva todo el rato, por su cara me di cuenta de que nunca se imaginó tal cosa, era de esperarse.
Al fin terminé y me fui de su oficina, al salir todas las personas se me quedaron mirando con cara de -¿qué es lo que acaba de pasar?-, incluso Alex, aunque disimuladamente, hasta ese gesto de ser pillado le quedaba bien, bueno era hora de dejarle ir, a él y a mis sentimientos.
Dios, nunca pensé que sería tan complicado y agotador dejar un trabajo. Y sin darme cuenta el día se terminó.
Después de eso todo terminó y llegó el día de decir adiós a esa amargada oficina que ya me tenía harto no lo siguiente, aunque de alguna manera me encariñé un poco con ella.
-¿Así que ya es hora de que te vayas? Sabes, nunca llegué a decírtelo, pero...realmente eres una gran persona, sé que lo harás genial, siempre tendrás esta polvorienta oficina para volver en el caso de que tu padre te eche de ese lugar, he oído que es bastante amargado, eso explica cómo eres.-Dijo guiñándome un ojo pero con una sonrisa triste en sus labios.
-Gracias jefe, siempre le tendré en el corazón-Le contesté sarcásticamente pero a la vez triste, siempre nos tratábamos mal pero en verdad era una gran persona.
-Adiós imbécil-Dijo finalmente mientras se iba camino a su despacho después de darme una paliza con la carpeta que siempre llevaba consigo, eso se convirtió en una rutina cada vez que hablábamos, que normalmente era para insultarnos, creo que si no hubiera sido por Jack, uno de los oficinistas de ahí ya lo habríamos hecho.
Llegó el día de la reunión, estaba bastante nervioso, pero como os he dicho, mi orgullo va antes de todo, no le dejé saber eso ni a una mosca, bueno, tal vez a mi corazón sí, el pobre es el único que sufre aquí.
-Hola a todos, gracias por asistir a la reunión del día de hoy, os he llamado para presentaros a vuestro futuro presidente y ahora vicepresidente, Michael Britch, mi hijo-La verdad es que nadie parecía sorprendido, se lo esperaban, al igual que una embarazada espera a su hijo o hija, sí, bonito ejemplo, el único que se me ocurre.
-Durante estos días que estaré ausente, él se encargará del trabajo como presidente, y, aprovechando esta maravillosa oportunidad, Michael se establecerá en la empresa de manera definitiva, si necesitáis cualquier cosa no dudéis en comentarle, él estará en contacto conmigo, ahora sí, se da por finalizada la reunión, ¿alguna duda?-Dijo él con su voz amargada de siempre.
-¿No?-Dijo él sin dejar tiempo a que la gente dijera alguna cosa, en unos instantes ya nos estábamos dirigiendo a la puerta de la sala, ese hombre cada vez estaba más y más loco.
Al salir de ahí, oí a los socios discutir qué les parecía, evidentemente mi padre les ignoró.
''No creo que sea apto para el cargo, él nació con una cuchara de oro en la boca, no podemos aceptar a una persona así para que nos represente, seguro que no tuvo que hacer nada en la vida, desde pequeño lo tuvo todo.''
Fue lo último que oí provenir de esa amplia pero llena sala de reuniones antes de que mi padre cerrara esas enormes puertas.
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Para (Hasta) siempre.
RomanceTodo empezó con una sola noche, quien diría que gracias a esa noche empezaría una gran historia, una historia con un gran pibonazo de por medio, eso miso, con nombre y apellido, Liam Miller. ¿Realmente una decisión puede cambiar tu vida? La verdad e...