Desde ese día empezamos a tener una clase de relación extraña, lo más parecido a amigos con derecho a roce o compañeros sexuales, lo único que más implicados. No es que me sienta muy orgulloso de ello, siempre había tenido parejas o líos de una noche, pero cuando era el caso no me gustaba repetirlo con la misma persona, evidentemente, era diferente con Liam, todo era diferente con él. Nos acostábamos de vez en cuando-más de lo que me gustaría admitir y de lo que significaba la palabra-, hablábamos, y en algunas ocasiones salíamos juntos, también estaba el trabajo, que progresaba bien, aunque no era el motivo principal de nuestros encuentros.
Mi padre salió del hospital, pero Bethany no lo dejó regresar al trabajo, decía que debía mantenerse en reposo, aunque él tampoco puso resistencia. Seguía pensando en lo que me dijo mi padre sobre madre, no me lo podía creer, aunque no dejé que me afectara mucho en mi vida cotidiana, quién pensaría que pronto lo podría comprobar yo mismo y sí me afectaría.
Ese día tenía una cita con Liam, íbamos a un restaurante que me dijo que le gustaba mucho, era famoso en la ciudad, pero nunca tuve la tentación ni necesidad de ir.
De repente me sonó el móvil, que decidí ignorar pensando que sería el pesado de mi hermano de nuevo, estaba desempleado y le hacía vergüenza pedirle dinero a mi padre para comprarse una villa en Suiza, y todo porque dejó de trabajar en la empresa de mi padre desde que entré, pensó que no era necesario si me tenían a mí, y a mi padre, obviamente, no le parecía bien, como la mayoría de cosas, así que le bloqueó todas las tarjetas. Mi padre era sensible, sobre todo después de que madre se fuera, siempre cumplía nuestros caprichos por descabellados que resultaron porque pensaban que era única la manera de llenar ese vacío que dejó ella. Así que seguramente le daría dinero, pero Adam siempre ha respetado mucho a padre y lo ha visto como una figura divina, por eso, aunque yo llegué a desarrollar resentimiento hacia él por su comportamiento, Adam no pudo, al fin y al cabo, solamente lo tuvo a él y no llegó a conocer lo que era una figura materna, pero sabía lo que era y lo que se había esforzado padre para que no sufriéramos.
Al llegar al restaurante vi a Liam a lo lejos con un traje de color marrón claro, tenía una pierna sobre la otra y el pelo como de costumbre, medio por abajo, que le caía por delante de la frente rozándole las pestañas y la otra mitad hacia atrás, le favorecía mucho, como a todo, al igual que su pelo desordenado empapado de sudor cuando follábamos durante toda la noche después de un día intenso. Lo repetimos mucho durante los últimos cuatro meses, pero seguía siendo igual de estimulante y excitante que la primera vez.
Al girar la cabeza y cruzar nuestras miradas me regaló una de sus mejores sonrisas, esas que me gustaron tanto, una sonrisa sincera, amable y reconfortante, cuando tenía un mal día solo tenía que verla. Extendió su brazo hacia arriba y lo movió para indicarme que estaba ahí, era tan lindo.
Cuando me estaba dirigiendo a su mesa mi móvil volvió a sonar, lo levanté por curiosidad porque ya me había llamado tres veces y, por mi sorpresa, no era Adam, era un número desconocido, decidí ignorarlo de nuevo pensando que tal vez era una llamada promocional o algo por el estilo, tenia cosas mas importantes que hacer.
-Tan atractivo como siempre, señor Willer.-Le dije en tono de broma como saludo, aunque sabía perfectamente que era el caso.
-Lo mismo le digo a usted, señor Britch.-Me respondió siguiéndome el juego, ya hacía mucho que no nos hablábamos tan formalmente en privado. Nos echamos a reír juntos mientras tomamos asiento.
-¿Cómo ha estado Michael? Hace tiempo que no nos vemos.
-Bien, ¿y tú?
-Por cierto, ¿tu hermana se encuentra mejor?-Le interrumpí antes de que pudiera contestarme, por lo visto últimamente me gustaba mucho hacerlo. Su hermana vivía en otra ciudad pero se encontraron en contacto. Ella tenía cáncer, una semana antes se tuvo que someter a una operación, Liam fue a verla porque sus padres fallecieron y sólo estaban su hermana, su hermano menor y él, así que debería ocuparse de ello. Por eso no pude encontrarme con él recientemente, la verdad es que lo extrañaba bastante.
-Sí, ha mejorado, sin embargo, aún está en el hospital. ¿Por qué preguntas? ¿Acaso te has enamorado de ella, Michael? No me digas que me vas a sustituir.-Dijo imitando un tono ofendido pero bromeando. No le tomó mucha importancia a lo que dijo, así que decidió hacer lo mismo.
Después de un tiempo ese mismo número llamó otra vez, al coger el teléfono y ver que era el mismo número que antes seguí ignorándolo, puse el móvil encima de la mesa. Luego de un rato volvió a sonar.
-Te están llamando.
-Está bien, seguro que no es nada.
Ese día giré el móvil, lo puse en silencio y lo dejé pasar pensando que no era nada, lo que no sabía era que se iba a repetir más veces de las esperadas. Cada día recibía llamadas, que decidí seguir evitando, no sé por qué, pero me daba cierta incertidumbre.
Después de nuestra velada fuimos a un hotel y retomamos lo que habíamos dejado una semana atrás. Como siempre, no pudimos esperarnos como personas normales hasta llegar a la habitación y tuvimos que comernos la boca en el ascensor. Cuando me entere de que hay cámaras me muero.
Dos días después nos volvimos a encontrar, esa vez quedamos en una cafetería al lado de la playa, estaba en otra ciudad pero valía la pena, era hermoso-el paisaje claro-nos encontramos ahí, tomamos un café y luego salimos a dar un paseo por la orilla, a los dos nos encantaba. Además el sol se estaba poniendo, era espectacular.
Parecíamos una pareja, paseando por la playa, mirando el atardecer juntos, estábamos en pleno diciembre, por lo que empezaba a refrescar.
-¿Tienes frío?
-No, estoy bien, gracias. ¿Y tú Liam?
-Estoy bien, aunque tengo las manos heladas.
-Oh, ¿quieres que nos cojamos de las manos?
Al darme cuenta de lo que había dicho me puse rojo como un tomate, mierda, que sólo éramos amigos con derechos. Liam se puso a reír.
-No, no es lo que quería decir, lo siento.-Intenté arreglarlo.
-¿Entonces no quieres?
-Tampoco es eso, ¿no te sentirás incómodo si hacemos tal cosa?
-Por lo que tengo entendido hemos hecho cosas peores, ¿o es que ya no te acuerdas?
-Eres un imbécil.-Aunque dije eso le tomé la mano y la apreté a mí con fuerza.
Seguimos caminando en silencio, contemplando el atardecer.
-Es precioso.-Susurré, mirándolo, pensaba que solamente lo había pensado, así que cuando me di cuenta de que lo había dicho en alto me sentí avergonzado, pero intenté que no se notara.-El paisaje digo, por supuesto.
-Claro, tú también eres muy guapo, Michael.-Me dijo con ternura, parándonos y acariciándome la mejilla, me pilló. Empezamos a acercarnos para besarnos, peo no pudimos porque mi móvil empezó a sonar.
Cogí el teléfono y era ese número de nuevo.
-¿No vas a contestar?
-No es nada, no te preocupes, es el mismo que el de la otra vez.
-¿No es nada? ¿Estás seguro? Tal vez es importante, ¿no sabes quién es?
-La verdad es que no, me ha estado llamado durante estos días pero no he contestado.
-Deberías cogerlo, hay la posibilidad de que sea urgente.
Le hice caso y decidí contestar pese a tener un mal presentimiento y estar evitándolo durante tanto tiempo, pero ya me había llamado varias veces, así que pensé que tal vez sí era importante y ya era hora de contestar, no podía evitarlo de por vida. Durante esos días llegué a pensar que se cansaría y lo dejaría, por eso seguí evitándolo, pero lo peor era que no sabía lo que estaba tratando de evadir con tantas fuerzas y empeño.
Al cogerlo la otra persona se quedó en silencio, por lo que di el primer paso y le hablé.
-Hola, soy Michael Britch, ¿quién es?
-H..
-Hijo...Realmente eres tú.
Era esa voz, la que no he podido olvidar desde que se fue, la misma que me susurraba nanas cada noche antes de dormir cuando era pequeño...mamá. Al oír esa voz y sus palabras me alerté y me separé de Liam abruptamente, dejando una brecha entre nosotros. Liam se dio cuenta de que algo iba mal. No me lo podía creer, esa voz...
-¿Madre?
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Para (Hasta) siempre.
RomanceTodo empezó con una sola noche, quien diría que gracias a esa noche empezaría una gran historia, una historia con un gran pibonazo de por medio, eso miso, con nombre y apellido, Liam Miller. ¿Realmente una decisión puede cambiar tu vida? La verdad e...