Parte 26

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Al llegar a la casa de la playa dejé mi móvil abajo para que mi hermano no me molestara y subí a Liam a la habitación de arriba, que aún permanecía en mis brazos. Tenía una cama de matrimonio en el centro, así que tumbé a Liam en ella y le deslicé la mano por debajo de su suéter de Ralph Lauren blanco, en la oficina siempre iba en traje, y si quedábamos después del trabajo también lo llevaba, pero él, al contrario que yo, que siempre lo llevaba, solía ponerse ropa elegante y de marcas reconocidas para salir, como Adam.

-No, de eso nada.-Liam me apartó con las manos y giró, impulsándome hacia abajo, quedándome tendido en la cama y él encima de mí.

-Ya que hoy es mi cumpleaños, déjame hacerlo a mi manera, siempre he tenido curiosidad de cómo sería.-Cogió mi mano y se pudo mis dedos en su boca lamiéndolos seductoramente.

Liam giró de dirección, extendiéndome su trasero hacia mi cara y la suya en mi miembro. Empezó chupándome el miembro desde mi pantalón, pero poco a poco fue quitando capas hasta llegar a él, lo lamió por los lados, luego presionó su lengua contra la punta de mi pene, hasta hacerme estremecer y gruñir de tal manera que inclusive se alertó, pero después sonrió pícaramente como de costumbre. A continuación empezó a meter su boca, jadeé por el pacer y impacto de su caliente lengua que recorría cada parte de mi pene. Al mismo tiempo que le quitaba los pantalones y los calzoncillos, acerqué mi boca a su recto y le recorrí su alrededor con la lengua, al sentir mi toque en él se estremeció y gimió, cosa que fue muy estimulante, puesto que gimió con la boca en mi pene. Era tan lindo, cada centímetro de él, desde sus pies hasta su cabeza. A medida que se iba acostumbrando a mi lengua en su recto la fui introduciendo dentro, cada vez ansiando entrar más profundo. Ese hombre me hacía perder el juicio. Seguí moviendo mi lengua y mis labios, al mismo tiempo que le masturbaba por delante, le puse la mano en su pene y la moví de arriba a abajo, tocando la punta con la yema de mi dedo y apretando con delicadeza. Cada vez que hacía un movimiento Liam gemía más, aunque no dejó la felación que me estaba haciendo ni por un segundo, muy atento por su parte considerando el estímulo que estaba recibiendo. Luego de que nos corriéramos los dos, Liam se giró y puso su cadera sobre la mía, apretándola con fuerza y determinación.

-Espero que no tengas sueño, la noche aún es larga.-Liam se quitó lo que le quedaba de ropa, cogió un lubricante y una tira de condones xl del cajón, qué bien me conocía. Se puso lubricante en la mano, que después puso detrás, poniendo dedo por dedo en su ano, que era del mismo color que sus pezones, un rosa pálido. Gimiendo encima de mí, y yo, sin poder hacer nada, me sentí indefenso, sin poder defenderme ni poder poner resistencia ante tal tentación.

-No me digas que no voy a poder ver este hermoso espectáculo.-Le dije para que se girara y pudiera apreciar su agraciado cuerpo en un mejor plano.

-Joder, eres un pervertido.

-Un pervertido que te quiere hacer suyo ahora mismo.-Confesé frotando mi pene en su culo.-¿Puedo meterlo ahora?

Liam sonrió y se quitó la mano de su ano para después coger mi miembro y presionarlo contra él. Al principio costó un poco que entrara, pero lo cogí de sus nalgas y lo apreté con fuerza, al final entró todo.

-Joder, siento cómo palpita, está demasiado profundo.-Dijo poniendo la cabeza hacia atrás mientras gemía.

Liam quitó mis manos de sus nalgas y empezó a subir y a bajar, verlo de ese modo era excitante, Liam era jodidamente sexy, puso sus manos en mis piernas y seguía bajando y subiendo con intensidad, dejando que su pene rebotara. Al final no pude más y le impulsé hacia atrás para que se tumbara, se cayó a la cama sorprendido, sus piernas estaban alrededor de mi cadera, agarrándome con fuerza y sus ojos llenos de lujuria y sentimiento posados en mí. Comencé a penetrarle con fuerza, a jugar con sus pezones de un lado hacia otro y dejándole marcas de chupetones y mordeduras por todo el cuerpo , y así pasamos toda la noche, y la siguiente a esa. 

Ese día no follamos, ese día hicimos el amor. Por fin podía decir que Liam era mi novio. De hecho me enteré de que era muy posesivo.

Al levantarme lo primero que vi fue el cuerpo de Liam pegado al mío como si se le fuera a escapar en cualquier momento, era el segundo día pero no lograba acostumbrarme, eso y...joder, lo dejé todo lleno de marcas, era como si un borracho se diera cuenta de lo que había hecho estando ebrio, sólo que no lo estaba. Su ano ni siquiera se dilató y ya le puse dentro, seguro que estaba muy adolorido.

-Joder, ¿qué he hecho?

-¿Ya empiezas a arrepentirte de tu decisión?

-No, no es eso. Lo siento, al parecer  me excedí bastante.

-Tienes razón, aunque yo también, así que no te mates con ello y déjalo. -Me contestó Liam, que aún seguía aferrado a mí, dándome un beso en el cuello.

Desayunamos y fuimos a dar un pequeño paseo antes de irnos. No podía descuidar mis obligaciones, debía trabajar, y hablando de responsabilidades, me olvidé completamente de Adam, que estuvo llamándome durante los últimos dos días. Dimos una vuelta por la playa como la última vez, luego cogimos un palo y con él escribimos en la arena húmeda por el agua que pasaba, pusimos nuestros nombres y los envolvimos en un corazón. Sonreímos por la ridiculez que acabábamos de hacer y seguimos nuestro camino.

Volvimos a la casa, recogimos nuestras cosas y nos fuimos. 

-¿Cuál es tu canción favorita?

-Es un poco triste considerando la ocasión, pero es "Another love" de Tom Odell.

-Pues sí que es triste.-La busqué en el buscador y la puse, era muy bonita, pero iba de una ruptura y otra relación, eso me puso triste, aunque era nuestro primer día saliendo, pensar que tal vez algún día llegáramos a cortar, me deprimía, tan pesimista como siempre.

Mientras íbamos a casa intenté devolverle las llamadas a Adam, que al parecer llamó hasta muy tarde, pero no contestó, me preocupó, pero no le di demasiada importancia, pronto lo vería.

Llegué al trabajo y me despedí de él, que también se fue a trabajar, ese día estaba de muy buen humor, hasta que llegué a casa, parecía que era el lugar que siempre acababa con mi estado de ánimo. Todo estaba bien al principio, entré como de costumbre, le di la chaqueta a la asistente, que en ese caso no era Ada, me dirigí al comedor para saludar y, ahí estaba el problema, entre Bethany y padre había un niño, que dada la ocasión supongo que es Jack, y en el otro sofá estaba madre, con un pijama de color verde y una de las pantuflas de madre (Bethany).

-Madre, tenemos que hablar de algo urgente, ¿podrías salir un momento por favor?-Las dos se giraron hacia mí con intención de averiguar a quién le estaba pidiendo.

Para (Hasta) siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora