Pasó una semana desde que me establecí oficialmente en la empresa, la verdad es que me fue bastante bien, me imaginé que sería más complicado por lo que se me hizo un trabajo bastante sencillo, lo que más me gustaba era que me llamaran ''vicepresidente'' o hasta a veces ''presidente'', me sentía genial, no era por mi ego, miradlo más bien como cosa de autoestima.
Y el día esperado llegó, la reunión con ese cliente tan esperado, que hasta a mi arrogante padre pareció importarle, padre no era de las personas que rompía un trato tan fácilmente, debió ser una gran empresa si rompió nuestro acuerdo. Después de revisar todo lo relacionado con esa empresa y sus trabajadores, hubo algo que me llamó la atención. ''Liam Miller'' el nombre del presidente de esa empresa, fundó él mismo su propia empresa a los 24 años y triunfó, tenía un mal presentimiento sobre todo eso, pero intenté restarle importancia al asunto.
Aunque por más que lo intentara, no me podía sacar de la cabeza eso, tal vez la socia que dijo que lo tenía todo chupado y no era nadie tenía razón, si no fuera por mi padre, el hecho de que me obligara a estudiar, de trabajar, estaría tirado en la calle, esos pensamientos sí que lograron vencer mi orgullo, y no era motivo del que me alegrara. Él, en cambio, fundó su propia empresa a muy temprana edad y ahora es un gran empresario.
Tanto pensar en lo poco que importaba y lo inútil que sería sin mi apellido y mi familia se comió mi tiempo, ya era la hora de la reunión. Al llegar me quedé petrificado al confirmar mis sospechas, sabía que no me podía fallar una corazonada de ese tipo, de alguna manera o otra ya me lo esperaba, pero no estaba preparado, aunque me lo esperara no me preparé para ello, "ahora sí me volveré loco", fue lo último que susurré antes de que se me acercara el supuesto cliente.
-Buenos días, señor Britch.-Dijo él cortésmente levantándose de su sillón de manera que no pudo verme hasta llegar a mí.
-Buenas, señor Miller.-Dije yo de la misma manera solo que un poco más sorprendido de lo habitual, no estaba acostumbrado a encontrarme a la persona con la que me acosté una vez por error como cliente de la empresa de mi padre. Cabe recalcar que tampoco acostumbro a acostarme con cualquiera estando ebrio.
-Me han hablado muy bien de usted, un placer trabajar con usted.-Dije mientras nos sentábamos abriendo el botón de la americana que llevaba puesta intentando que no se me notara que, en efectiva, me estaba volviendo loco, por eso mismo me sorprendió lo segura y firme que salió mi voz.
-Bien, señor Birch, este es el contrato que nuestra empresa os ofrece. Espero que podamos discutir los términos debidamente en el caso de que no les parezcan adecuados.-Dijo él tranquilamente como si no nos conociéramos, además llevaba esa sonrisa perfecta en los labios, joder, nunca voy a entender porque estaba tan bueno. Y no, no me había olvidado de su hermoso y pronunciado glúteo, me volvía loco, el traje que llevaba en ese entonces era de color negro, cosa que también contrastaba muy bien con sus ojos color jade, sobre todo se le marcaba aún más el culo, y su cabello ligeramente peinado hacia atrás.....¡ERA PRECIOSO!
-Bien, entonces me dice que vinieron hasta Londres para formar una sede, ¿estoy en lo correcto, señor Miller?-Le pregunté ante la duda después de terminar de leer el contrato y pasárselo a mi secretario, la verdad es que me sorprendieron mucho los términos del contrato, estaba muy bien.
-Está en lo correcto, ¿y bien? ¿Qué me dice?-Sonrió Liam. ¿Intentaba seducirme con su sonrisa? Eso era muy malo de su parte, aunque tal vez lo consiguió, solo tal vez.
-Queda aprobado, lo comentaré en la reunión con los socios y le enviaré los detalles, espero que nos veamos temprano, señor Miller, ahora si me permite me iré yendo, que tenga una buena y encantadora tarde-Le dije levantándome rápidamente, la tensión me estaba matando.
-Espere, ¿podemos hablar en privado?-Dijo él, mirando a los dos secretarios para que pillaran la indirecta y se fueran, evidentemente mi secretario como siempre no entendió lo que le quería decir, desde que fue contratado hacía ya una semana y media me di cuenta que le costaba entender las indirectas, eso sí, era muy listo. Mientras tanto, su secretario se fue.
-Puede retirarse, señor Walk, yo me encargo, gracias por su arduo trabajo, por favor, déjeme los documentos en mi despacho, en cuanto termine iré.-Le dije al fin, a lo que el secretario se despidió con una pequeña reverencia y se fue.
-Por fin estamos solos Michael, te he echado mucho de menos, ¿lo sabías?-Dijo Liam, mientras a la vez me abrazaba por detrás. Con un tono un poco sarcástico. ¿QUÉ? ¿QUÉ COÑO ESTABA PASANDO?
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Para (Hasta) siempre.
RomanceTodo empezó con una sola noche, quien diría que gracias a esa noche empezaría una gran historia, una historia con un gran pibonazo de por medio, eso miso, con nombre y apellido, Liam Miller. ¿Realmente una decisión puede cambiar tu vida? La verdad e...