-Vaya Michael, nunca llegué a pensar en la posibilidad de lo que acabáis de discutir, no obstante, ahora que lo mencionas, es bastante obvio que te gustan los chicos, pero, ¿no esperos decírmelo nunca? Eso me ofende. Somos familia, soy tu hermano, pensaba que confiabas en mí, aunque al parecer no. Pero, hermano, te voy a dar otra oportunidad, te lo preguntaré de nuevo, ¿quieres decirme algo?
-Joder, me has asustado, ¿acaso no sabes que es de mala educación escuchar a escondidas? Además, ya lo tiene oído todo, no te hagas el dramático.-Le dije, poniéndome la mano en la nuca y pasando por su lado camino a mi habitación. Parecía que en esos días la gente tenía la mala costumbre de espiar a la gente. Quería verme lo más indiferente posible.
-Michael, lo que me duele más es que no me lo hayas contado, últimamente sólo haces que ocultarme cosas, ¿acaso no me consideras alguien en quien puedes confiar?
-Joder, ¿y qué querías que hiciera? ¿Decírtelo y que te enteraras de que tu hermano es una mierda de persona?
-Eh, ¿era por eso? ¿No querías decepcionarme?-Nunca me lo había planteado de esa manera, pero al momento en el que lo oí supe que tal vez era eso, no quería decepcionar a las personas, por eso me negué a revelar la verdad.-Me vas a volver loco, ¿no te das cuenta que eso nos separa más en vez de unirnos? Los secretos son malos Michael, al menos yo no te voy a juzgar por tus decisiones, así que, por favor, no más secretos, puedes contarme lo que quieras. Voy a estar de tu lado.
-Joder, sí que te he criado bien, eres todo un hombre.-Intenté romper el ambiente, que era tenso de narices.-Gracias, ahora ya lo sabes, así que vete a dormir, es tarde.
-¿Algo más que me quieras contar antes de que nos enfademos de nuevo?
-Ya lo ha escuchado todo, no me seas cotilla.-Respondí señalando el comedor donde nos sentamos madre y yo.
-Claro, así que Liam Willer, ¿eh? Debe ser bueno en la cama.
-Métete en tus asuntos.
Después de que la mayoría de ellos supieran que me gustaban los chicos y ver que me apoyaban me sentía muy relajado, nunca llegué a pensar que se lo tomarían tan bien. Sin embargo, quedó alguien, el más difícil de todos, padre. Aunque no tenía la intención de decirle, pero, claro, a Bethany ya Adam tampoco.
Continué mi vida como si no pasara nada, durante un tiempo no vi a mi madre, mientras tanto, me estaba centrando más en el trabajo y al pendiente de que volviera un hombre esculpido por los mismos dioses del olimpo, Liam.
Ese día estaba en la oficina como de costumbre cuando decidió llamarlo, no pudimos contactar en un tiempo por culpa del trabajo, así que no le conté lo de Adam y Bethany.
-Joder, no me jodas, tienes suerte de que se lo tomaran bien. Al menos ahora te ha quitado un peso de encima.
-Y que lo digas, siento que hasta duermo mejor.
-Como siempre tan exagerado.
-¿Cuándo vuelves?-Le pregunté sin molestarme en responderle a lo que acababa de decir, no valía la pena discutir con alguien que estaba tan lejos.
-¿Por qué? ¿Me ha echado de menos?
-Tal vez un poco.
-¿A mí oa mi cuerpo?
-Oye, ¿tan malo te crees que soy? Evidentemente las dos cosas.
Liam se puso a reír, echaba de menos su calidez y su sonrisa pura y perfecta.
-Bueno, tranquilo, voy a estar ahí en unos días. Espérame.
-Claro, si no lo hace nadie no tengo más remedio que esperarte yo.
Liam volvió en unos días como prometió y lo fui a buscar al aeropuerto.
-¿Estás muy cansado?-Le pregunté mientras subíamos a mi coche.
-Mmm, depende de para qué me lo preguntes.-Dijo con una sonrisa traviesa, como las que siempre ponía al pensar en algo indecente.
-Para ir a cenar, no te emociones.
-Qué decepcionante.-Susurró malhumorado sin intención de que lo oyera.
-Tal vez, pero es lo que hay. Las aguantas.
-Sí, señor.
Llegamos al restaurante, que era uno de los favoritos de Liam y el camarero nos guio hasta la mesa que reservé en la terraza, con vistas al río y lámparas tenues que suavizaban el ambiente.
-No pensé que eras de los románticos, Michael.
-Deja de burlarte de mí y cállate.
Nos sentamos y nos pusimos al día de todo lo que nos pasó mientras estábamos separados. Se sorprendió mucho al descubrir que Bethany y yo nos hicimos muy cercanos, hasta llegué a considerarla una amiga. Él me explicó que su hermana seguía siendo igual de molesta, pero, aunque siempre se insulta, salta a la vista que se quieren mucho, tienen una relación muy bonita y envidiable.
-¿Piensas contarle que eres gay a tu padre?
-No, pero nunca se sabe, tuve la intención de decirle a madre ya Adam desde un principio, sin embargo, ahora lo saben.
Él ladeó la cabeza hacia mi derecha, apoyó su cabeza sobre su mano doblada y sonrió.
-¿What?
-No es nada, solamente espero que seas muy adorable. Hace cosa de dos meses maldecías a Bethany, y ahora hasta la llamas madre. Es como si hubiera vivido todo el proceso. Me pregunto si los padres se sienten de esta manera al ver a sus hijos crecer.
-Te dije que te dejaras de burlar de mí, no soy adorable. En cuanto a lo de Bethany, tienes razón, todo ha ido muy rápido.-Sonreí y miré cómo los espaguetis a la boloñesa de mi plato se vieron reacios a quedarse quietos en el tenedor.
-Oye Michael, quiero pedirte un favor.
-Sí, sólo dime, haré lo que sea.
-Verás, sé que aún falta mucho, pero dentro de tres semanas es mi cumpleaños, me gustaría que fuéramos a un lugar que es muy importante para mí.
-Espera, ¿tu cumpleaños? ¿Se puede saber porqué yo no estaba informado de eso? Dios mío, claro, por mí está bien, pero, ¿tus hermanos no se enfadarán? Seguramente quieran pasar ese día juntos, sólo se cumple años una vez al año.
-No te preocupes por eso, aún quedan muchos años, por uno no se van a morir.
-¿Qué quieres que te regale? ¿Hay algo en particular que quieras?
-A ti.-Susurró Liam con unos ojos brillantes y hermosos. Nos estuvimos viendo durante un tiempo, sin embargo, el efecto que causaban en mí sus ojos seguían siendo el mismo, era como si me ensimismara en una selva, llena de verde, llena de vida. No te deja salir, te mantiene preso bajo sus efectos, y cuando aparta la mirada, aunque sea un momento, te liberas, eres libre. Apartó la mirada un instante, pero sus ojos se volvieron a posar en mí, él sonrió de nuevo.-Era broma, no te molestes en comprarme nada, ya tengo todo lo que necesito.
-Ahora que lo pienso, sí hay una cosa que quiero, que no tengo y que no puedo conseguir sin tu ayuda, es una cosa que anhelo con todo mi corazón, indescriptible, genial. Pero te lo voy a decir el mismo día.
-Espera, Liam, esa descripción, no querrás un vibrador, ¿verdad?
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Para (Hasta) siempre.
Lãng mạnTodo empezó con una sola noche, quien diría que gracias a esa noche empezaría una gran historia, una historia con un gran pibonazo de por medio, eso miso, con nombre y apellido, Liam Miller. ¿Realmente una decisión puede cambiar tu vida? La verdad e...