Sostengo en mis manos aquél silencio conmovedor.
Sostengo la claridad de sus ojos pidiéndome a gritos que sus labios bese.
Besarle sutilmente sin prisa, sin pausa.
Admiro la capacidad de erizar mi piel casi sin tocarme.
Las cosquillas recorriendo mi cuerpo hasta el final de mi nuca.
Sus labios trazan una línea imaginaria el camino hacia la silueta del contorno de mi cuello.
Un camino hacia la lujuria,
Hacia la pasión de rodear mi cuerpo con el suyo.
Haciéndonos uno,
Haciéndonos completamente libres.
Dejándome llevar,
Como el violista acariciando con su arco las cuerdas creando la música,
Creando la armonía.
La placidez de cerrar los ojos y comprender que aún así sigo sintiendo la calma,
Sintiendo lo impactante que resulta seguir escuchando aquella melodía que resuena y resuena sin cesar.
Transformando el pavor en lucidez.
Una lucidez agradable,
Conmovedora.
Una excitación de cada parte de mi cuerpo.
Manifestando una sonrisa tras sonrisa en mi rostro,
Tras una mueca desenmascarando el cariño.
Sin percatarme,
El deseo crece y crece queriendo así entrelazarme junto a él,
Junto a su persona,
Con su pensar.
Con el silencio cuando cae la noche con él acostado junto a mí,
Junto a mi silencio,
Junto a lo que soy.
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Reflejos del alma
RandomSumérgete en la esencia de las emociones humanas en su forma más pura. A través de estas páginas, exploraremos las sensaciones que colorean nuestra existencia. Desde la euforia del primer amor hasta la melancolía de las despedidas. Cada relato es un...
