Dentro de tres amaneceres más. Clarice.

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Esa realidad nunca la vi tan presente. Me gustaba pensar que era capaz de empezar mi vida por fin con Jack, mi ex futuro. Un hombre diez años mayor que yo, teniendo en cuenta que tengo 23. Él es una persona tierna, que de lejos, se le ve en los ojos. Es complaciente, leal, cariñoso y que, durante cualquier conversación, te conviertes en la persona con mayor atención del mundo. Un tipo de hombre que cualquier mujer quiere en su vida. Un tipo de mujer que su objetivo en la vida, es compartir cada rincón de su vida con un hombre. Este no era mi caso, o no era consciente durante la etapa del enamoramiento. 

A decir verdad, a Jack le costó mucho conquistarme a pesar de sus cualidades como persona extraordinarias. Dado que a pesar de lo mucho que me gustaba la intensidad y la temeridad. Algo me decía que su manera de interesarse por mí en tan poco tiempo, era un poco extraño, no confiaba. Aún así, me deshice de esa vocecita en cuestión de meses.

Las veladas con Jack eran tremendamente apasionantes y románticas. Escogía el mejor vino de la carta y yo escogía mi mejor atuendo. Me comía con la mirada sin llegar al postre. Me invitaba a su piso, bailábamos llevando encima media botella de vino añejo y poco tiempo después, follábamos sin parar. La típica aventura de las que yo era adicta, a conquistar. Me gustaba que me deseara, que no pudiera resistirse a dejarme volver a casa.

Pero como en toda montaña rusa, tiene su caída en picado. Esto encaminó nuestra relación a  mantener aquella adrenalina del principio. La quise conservar pero, no funcionó. Jack se aferraba a mi más y más. Tenía planeado una vida conmigo, a mi me aterraba esa idea. No pude quererle más de lo que le quise, llevando esta culpabilidad conmigo a día de hoy. Le destrocé. Destrocé todas sus idealizaciones sobre el amor, sobe las mentiras. Me llevé su corazón lleno de bondad a otros cuerpos dónde quizás intento buscar ahí fuera. Pero no lo encuentro. 

De repente, todo cambió. A pesar de que Jack mantenía su intensidad a flote. Pasaban los meses y mi corazón se iba deteriorando, apagando, encogiéndose... Dejé de sonreír, de vivir, de reír a carcajadas. Los te quiero forzados le daban la espalda cada noche cuando apagábamos las luces. Mientras tanto yo,  viajaba al pasado. Fantaseando con bailar de nuevo, lucir mis vestidos guardados en la cómoda haciéndose polvo. Aferrándome al éxtasis de todo aquello que me impulsaba a cometer el mismo error una y otra vez, sin cesar. Hasta que todas aquellas fantasías que recorrían mi mente por las noches, acabaron cumpliéndose.  Exacto, las hice realidad sin ningún tipo de remordimiento.

Mis fantasías viajaban hasta Cris.


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⏰ Última actualización: May 21 ⏰

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